TRIGÉSIMO SEGUNDO ACTO
Jae beom se encontraba nuevamente en casa de Matthew. Su rutina había cambiado desde que regresó a trabajar, es decir, sus horarios habían cambiado, ahora era casi como si viviera de noche puesto que sólo laboraba en horario nocturno, pero, durante el día, pasaba ciertas horas con Matthew, entre semana y sobre todo los sábados. A Jae beom le gustaban los sabados de béisbol y alitas, aunque no las comieran todas las semanas debido a la dieta de Matthew, era divertido estar ahí con él, como siempre. Sí, le gustaba el tener algo "de siempre".
Sonrió mientras veía al boxeador llegar con la comida, no deseaba otra cosa más que probar esos trozos de pollo en salsa, pero lo que recibió a cambio, fue un suave beso en su frente, acción que lo hizo sonreír aún más.
Matthew no se detuvo, estiró un poco el cuello de la camisa del chico consiguiendo así que éste se levanta del sofá y se pusiera frente a él, dirigiéndose instantáneamente a besar los labios ajenos de forma desesperada y divertida, ansiosos y sonrientes por besarse cada vez de forma más y más profunda. Cuando se separaron, Matthew lo miró fijamente con dulzura, su rostro sereno a centímetros del ajeno mientras sonreía sólo un poco. Acarició su rostro con uno de sus dedos, con cuidado y suavidad, Jay sonrió y buscó volver a besarlo siendo correspondido en el acto.
Matthew estaba tan feliz de haber conocido a Jae beom.
El susodicho mordió su labio inferior risueño, de la nada había comenzado a reír ligeramente mientras se separaban de Matthew y se dejaba ir en el sofá, estirando su mano hasta tomar una de las alitas y llevarla a su boca, Matthew lo miraba extrañado pero sin poder aguantarse la risa de igual manera.
-¿De qué te ríes? -comentó incrédulo mientras se sentaba en el posabrazos del sofá, observando cómo Jay sintonizaba el canal donde transmitirían el juego. Negó sin dejar de reír.
-Recordé algo -respondió mirando esta vez hacia Matthew, mismo que con la mirada le pedía que continuara, entonces, Jay se acomodó mejor en el sofá y habló-. Gray dice que parecemos novios -exclamó para después reír con más ganas.
Pero a Matthew no pareció hacerle mucha gracia, tras percatarse de ello, Jae beom dejó de reír y miró preocupado hacia el contrario.
-¿No lo somos? -preguntó Matthew de forma inocente. Su carita de decepción que llegaba a ser tan tierna lo había hecho sentirse, incluso, hasta culpable.
-¿Lo somos? -pronunció de igual forma, perplejo ante aquello.
Miró cómo la cabeza de Matthew asentía lentamente a la vez que él levantaba los hombros, como si dijera "a mi parecer, sí". Jay bufó y dejó salir nuevas carcajadas, se abalanzó sobre Matthew abrazándolo abruptamente mientras continuaba riendo, aquello también le había robado una sonrisilla a Matthew, a quién le era imposible ponerse de mal humor cerca del chico.
-Lo somos -afirmó-. ¡Lo somos!