5 ; just a sleepy guy

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DÉCIMO TERCER ACTO

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DÉCIMO TERCER ACTO.

Llamó al timbre un par de veces mientras esperaba recargado en el marco de la puerta, ya ni siquiera podía mantenerse de pie por él mismo.
No lo mal interpreten, por absorduro que sonara, a Jae beom le gustaba su trabajo, ¡En verdad lo hacía! Pero necesitaba una pausa, una en la que por fin pudiera relajarse durante cinco minutos sin que se tuviera que preocupar por atender a alguien que esperaba por él.
Matthew abrió la puerta, ya ni siquiera traía puesta una camiseta. Cuando Jay lo vió, sonrió de oreja a oreja, casi sintiéndose culpable por lo que iba a pedir... Casi.
-Matthew... -dijo despacio después de haber entrado al departamento y cerrar la puerta. Se dejó ir en su pecho.
-¿Estás bien? -preguntó, se notaba preocupado al ver el estado abatido de su acompañante.
-Espero que están vez en verdad sólo quieras hablar -respondió entre risas desanimadas mientras cerraba los ojos. Matthew sostuvo al menor tras sentir que sus fuerzas se desvanecían.
-¡Wow! -dijo alarmado mientras arrugaba su semblante y dirigía a Jay hasta su cama, sentándolo ahí para poder mirarlo de arriba a abajo.
-He tenido unos días taaaan ocupados -se tiró en la cama mientras extendía sus manos, clavando su mirar en el techo. Luego se hizo un silencio en el que no se escuchaba más que el vacío -¿Crees que podamos... Sólo dormir? -dijo con cuidado después de unos segundos de pensarlo-. Siento que hayas pagado por mí como para que yo ve...
-Recuéstate -le interrumpió.
Jae beom se sentía tan aliviado, una parte de él sabía perfectamente que Matthew no lo obligaría a tener sexo, pero ciertamente era mucho más reconfortate confírmalo que sólo expectarlo.
Contrario a lo que Matthew había parecido ordenar, Jay se levantó y se puso justo frente a él para besarlo tranquila pero profundamente, siendo correspondido por el boxeador.
-Gracias -le susurró al oido-. ¡Estoy tan cansado! -exclamó mientras se estiraba y se apartaba de Matthew para volverse a dejar ir en la cómoda cama del mayor. Matthew rió enternecido nuevamente a causa de Jay Park.

 Matthew rió enternecido nuevamente a causa de Jay Park

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DÉCIMO CUARTO ACTO.

Lavaba sus dientes detenidamente mientras se miraba al espejo. Enjuagó su boca y secó sus labios con delicadeza, suspiró mientras comprobaba su rostro.
Era una situación tan extraña, jamás se hubiese imaginado que algo así le pudiese estar ocurriendo.
Cuando regresó a su habitación, se topó con un Jay Park completamente dormido, ni siquiera se había arropado, simplemente estaba sobre la cama hundido en el sueño. Matthew se sorprendió, verdaderamente estaba destrozado. Lo miró por quién sabe cuánto tiempo mientras su rostro se deformaba en preocupación, de repente no quería que absolutamente nadie tocara a Jay, ni siquiera él quería hacerlo, simplemente quería que todo el mundo lo dejara en paz y él pudiese descansar.
Arrugó su nariz mientras se acercaba a su guardarropa, de éste sacó un chándal y nuevamente se dirigió hasta donde Jay estaba.
Acarició con suavidad su rostro, pero el chico ni se inmutó, intentó nuevamente mientras susurraba su nombre, aún sin obtener respuesta, fue entonces que lo comenzó a sacudir con suavidad, provocándole una cierta incomodidad que al final lo obligó a despertarse.
-Pónte ésto, estarás más cómodo. Puede que te quede un poco grande, pero es ajustable -le dijo despacito mientras le tendía la prenda, Jay negó torpemente.
-No te preocupes, he dormido con cosas peores puestas -dijo y se volvió a recostar, Matthew rió nervioso, pero no permitiría que Jay durmiese con una ropa tan incómoda, ¡Ni siquiera se había quitado la chaqueta!
Matthew bufó tras darse cuenta de que el menor en verdad no se cambiaría, así que se sentó a un lado de él y estiró de su brazo hasta que éste quedó sentado en la cama. Con torpeza buscó quitar esa chaqueta de mezclilla.
-¡Hey! -dijo sin abrir los ojos y con voz ronca.
-Vamos, no es la primera ve que te quito la ropa -espetó en un tono burlón de voz para proceder a deshacerse de esos incómodos jeans slim.
-Dijiste que... -por algún motivo, Jay Park creía que Matthew había decidido de repente tener sexo con él.
En su voz se denotaba una desilusión pura, incluso había abierto sus ojos para mirarlo directamente al rostro con una mirada rota y decepcionada, cosa que le rompió el corazón a Matthew. Dejó su lado burlón y con rapidez buscó el chándal.
-¡Hey! No voy a hacerte nada... Sólo quiero que duermas cómodo -dijo lo último en un suspiro mientras le mostraba la prenda que él entonces tomó entre sus manos.
Pudo escuchar un pesado suspiró venir por parte del chico, quién no dijo nada mientras se ponía el chándal y lo ajustaba a su cintura.
Luego, Matthew le pidió que se arropara, ya que si no lo hacía, podía amanecer con un resfriado y ninguno de los dos quería aquello.
Al final, Jae beom se volvió a quedar dormido en cuestión de minutos mientras Matthew le acariciaba el cabello con delicadeza. Él se subió a su cama y cada uno durmió en su lado correspondiente.

 Él se subió a su cama y cada uno durmió en su lado correspondiente

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DÉCIMO QUINTO ACTO.

El teléfono de Jay Park comenzó a sonar en medio de la noche, despertando a Matthew, el dueño en cambio, estaba dormido tan profundamente que ni siquiera un terremoto sería capaz de despertarlo.
Matthew se removió hasta que logró ver en dónde es que este aparato se encontraba: en el suelo, justo del lado en el que Jay dormía.
"Gray" se leía en la pantalla. Dudó sobre si era buena idea o no responder, pero la llamada demandaba una respuesta, así que se levantó de la cama y se dirigió hasta la cocina.
-¡Jay! ¡¿Estás bien?! -fue lo primero que escuchó en una voz alterada y preocupada.
-Jay está durmiendo, él está bien -dijo con calma y una voz ronca por el sueño, pero aquello no significaba nada para el castaño, quién solamente se alarmó más.
Colgó dejando a Matthew confundido. Él simplemente alzó los hombros y dejó el teléfono de Jay a un lado, en la encimera. Se estiró un poco y respiró profundamente. A la distancia podía distinguir la silueta de Jay Park recostado en su cama durmiendo tan plácidamente. Se preguntaba cómo alguien podía ser tan sexy y de repente convertirse en alguien tan adorable como él hacía.
Matthew entonces se giró, tomó un vaso y lo llenó de agua, posteriormente bebió ésta con calma cuando unos duros golpes se comenzaron a oír en su puerta, casi haciéndolo ahogarse debido a la sorpresa que éstos le causaron. Arrugó su semblante y se apresuró a atender antes de que despertaran a Jay.
Tras la puerta estaba un hombre más bajito que él, delgado y el cual se notaba molesto, llevaba las manos hechas puños y se podía decir fácilmente que de sus ojos ardían en fuego. Pero todo aquello se desvaneció cuando su mente logró figurar a quién tenía en frente, en un short y con el cabello revuelto.
-¿BM? ¡¿Eres BM?! -dijo sorprendido sin retener su fanatismo-. ¡No puede ser! ¡La rata no mentía! -exclamó emocionado mientras cubría su boca.
Matthew le sonrió mientras le indicaba que bajara el volúmen de su voz, Gray asintió mientras cerraba la boca y fingía ponerse un cierre.
-Disculpa, pero estoy aquí por Jay, ya debemos irnos -susurró está vez notando cómo matthew se molestaba ligeramente con la petición, apretó los labios y se hizo a un lado, dejando ver a la distancia la cama en dónde Jay dormía a sus anchas.
-El verdaderamente está cómodo... No me gustaría molestarlo -espetó mientras observaba a Gray verdaderamente admirado. El susodicho se quejó mientras sobaba su nuca e intentaba tomar una decisión.
-Está bien... -hizo una pausa. Era Matthew, un boxeador profesional con una reputación en juego, estaba seguro de que no haría nada malo, nada que arriesgara su carrera, así que supuso que podía confiar en él... -. Dile que me llame en cuanto despierte -sentenció.
-Claro -dijo está vez con una sonrisa, feliz por haberse salido con la suya.
Gray ladeó la cabeza, echó un último vistazo hacia Jay Park y, sin decir nada, se marchó dejando a Matthew ahí, parado en la puerta.

𝐼𝑁𝑆𝐸𝑅𝑇 𝐶𝑂𝐼𝑁 | BJayDonde viven las historias. Descúbrelo ahora