Capítulo 4: El Torneo de las Artes Marciales

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Bulma

Repasé el número de las Capsulas en la caja por milésima vez y me volteé para encarar a Puar. Negué con la cabeza. El ardiente sol quemaba mi piel y el seco aire del desierto se colaba por mis pulmones. Observé a mi obsoleta motocicleta estancada en medio de una gran duna de arena y me quejé ¿Cómo diablos había olvidado traer la capsula de combustible? ¡Ahora moriríamos en este desolado desierto!

Puar se convirtió en una sombrilla y me senté bajo ella durante un largo rato. Saqué el radar del dragón de mi bolso y presioné su único botón sin mucho interés. Naturalmente, no detectó la ubicación de ninguna de las esferas del dragón. Kamisama las había usado para revivir a todos los que habían sido asesinados por Freezer durante nuestro viaje a Namek y tendríamos que esperar un año para que las esferas dejaran de ser de piedra. Hice una mueca, si tan sólo sirvieran podría ir a buscarlas y solucionar este embrollo de una buena vez...

De pronto, pude ver como una caravana de vehículos se acercaban a la distancia y miré a Puar perpleja. Nos escondimos detrás de la moto mientras veíamos a un pequeño batallón de ejercito avanzar frente a nosotros rápidamente. La humareda que se levantó tras ellos nos hizo toser a Puar y a mí.

- ¡Hey, tengan cuidado! - Grité mientras lanzaba puños al aire y sentía arena colándose a través de toda mi ropa. Puar me reprochó con los brazos cruzados. - Es decir... ¡Ayuda, vengan pronto! ¡Nuestra moto se descompuso!

Un pequeño camión se desvió hacia nuestra dirección y, al llegar, dos hombres se bajaron con grandes armas en sus manos. De no ser por el logo que traían en el costado derecho de su pecho, hubiera pensado que hacían parte de la armada. Pero había visto ese símbolo algunos años antes cuando viajaba con Goku en búsqueda de las esferas del dragón. Ellos eran parte de la Patrulla Roja. Pero, según los registros, esa organización había desparecido hace tiempo...

- Oh, pero si es sólo una linda muchacha. - Dijo uno de ellos con un pequeño palillo entre sus dientes y gafas de sol oscuras. - ¿Te perdiste?

- ¿No tendrá de casualidad un poco de combustible que me pueda regalar, oficial? - Dije inocentemente. El hombre rio levemente mientras miraba con complicidad a su compañero. - Puede que tengamos algo... pero no esperaras que te lo demos gratis.

- ¿A qué se refiere? - Balbuceé mientras daba un paso hacia atrás.

- Sí. - Empezó el otro detrás de su espeso bigote negro mientras se acercaba a mí lentamente. - No se puede recibir sin dar nada a cambio...

- ¿Qué dicen oficiales? No estarán pensando en hacer nada malo. - Rieron al unísono. - Yo... - Observé al pequeño gato volar detrás de los hombres y asentí con la cabeza. - ¡Ahora Puar! - Grité con fuerza. Y ellos se volvieron consternados al ver el cambio en mi aptitud.

De repente, Puar se convirtió en un terrible y peludo monstruo azul de puntiagudos cuernos y los dos soldados palidecieron. Aproveché la oportunidad y le quité a uno de ellos su arma. Era más pesada de lo que pensaba. Presioné el obturador como pude y los hombres salieron a correr. Cuando estaban a una buena distancia me deshice del arma, me monté en el camión que habían abandonado y encendí los motores. Puar retomó su forma habitual y juntos partimos a toda velocidad en el vehículo. Los hombres al percatarse del engaño corrieron de vuelta en nuestra dirección, pero ya estábamos demasiado lejos como para ser alcanzados.

- ¡Y eso es para que aprendan a respetar a una señorita! - Exclamé victoriosa.

Avanzamos a gran velocidad a través del desierto hasta estar seguros de que nadie nos seguía. Y, en cuestión de horas, logramos llegar a la ciudad en la que se desarrollaría el Torneo este año. Aparqué el carro en una bahía cercana y, tras bajar, estiré mis músculos debido al largo trayecto. Tomé mi pequeña mochila y caminé junto a Puar, al lugar donde se realizaría la competición. Había miles de personas aglomeradas a un par de cuadras y me dispuse a atravesar consternada el gran arco rojo donde presumía estaba la entrada.

El Orgullo del Príncipe Saiyajin (CANCELADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora