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- Louis, despierta - una voz suave e impaciente hablaba cerca al oído del príncipe, unas manos se posaron en sus hombros y lo sacudieron levemente.

- Vamos, arriba - abrió un ojo, estaba somnoliento, acostado de lado con ambas manos bajo su almohada, el aroma a flores de jazmín había desaparecido y había sido reemplazado por el de pan recién horneado y té de limón.

- ¿Ravenna? - balbuceó mientras cerraba su ojo, enterrando su rostro en la almohada con pereza.

- Levántate, es tarde - respondió ella mientras abría el gran armario de madera.

Louis se sentó entre quejidos, quitándose las sábanas de encima, dejando su torso al desnudo.El calor y angustia no lo habían dejado dormir durante toda la noche, la imagen de su hermano siendo enterrado no había servido de mucha ayuda.

- ¿Dónde está Liam? - preguntó al estar un poco más lúcido y notar que era Ravenna quien preparaba su ropa del día, logró ver una bandeja con el desayuno sobre su escritorio, no le dio importancia.

Ravenna era la doncella de su hermana menor, Olivia. Por la edad de la pequeña, al ser la menor de la familia, era prácticamente su niñera; aunque Ravenna no lo veía de esa forma. Su historia no era para nada sencilla ni mucho menos feliz, de hecho, si no hubiera sido por Laurie probablemente no seguiría viva.

El hermano mayor de Louis la había salvado, y a ella le dolía el no haber podido devolverle el favor, ni una sola vez.

- Ravenna - insistió Louis cuando ella no respondió, lo había oído, pero no estaba lista para la reacción que recibiría de él luego de informarle en dónde se encontraba su escudero.

- ¿Dónde dejaste tus zapatos? - peguntó intentando evadir otro comentario, en vano.

- ¿Dónde esta Liam? - a este punto Louis ya había caminado hasta colocarse tras ella, sorprendiéndola cuando se dio media vuelta y se topó con él. Ravenna suspiró agobiada.

- Asumo que tu padre no te lo dijo y debo ser paloma mensajera en contra de mi voluntad, otra vez - masculló, no era la persona con más tacto para dar noticias incómodas, además, la confrontación no era su fuerte, a gran diferencia de Louis.

- ¿Decirme que?

- Hay un torneo hoy - contestó con simpleza, Louis alzó las cejas, en señal a que continuara.

- Liam va a competir - apretó sus labios en una línea, expectante a la reacción del príncipe.

- ¿Que dices?

- Va a competir en el torneo de hoy, ha estado calentando desde temprano y ya tiene toda su armadura lista, su caballo también.

Louis frunció el entrecejo, miró al suelo, luego a Ravenna.

- Liam no puede competir, es mi escudero, no es un soldado cualquiera - espetó.

-Son órdenes de tu padre, Liam aceptó competir sin problema alguno - contestó mientras observaba a Louis con mayor detalle, intentaba descifrar su futura reacción, notó las bolsas violáceas marcadas bajo sus ojos azules, su cabello totalmente despeinado y sus labios resecos; fue cuando el menor tensó la mandíbula y se dio media vuelta que lo agarró rápidamente por el antebrazo antes que sea capaz de seguir avanzando.

- Louis, no es momento, no hay nada que puedas hacer por ahora - el príncipe se acercó a ella, estiró sin darse cuenta su otro brazo, Ravenna rodeó con su otra mano el antebrazo de este, sosteniéndolo.

- Mi padre lo está haciendo a propósito, le desobedecí en una tontería ante anoche y ahora quiere probar que alguien más es mejor guardia que Liam para que yo deje de sobre estimarlo -habló Louis de forma amarga desviando la mirada de Ravenna, ella movía ligeramente su rostro, buscando al menor con la mirada.

Call me to Heaven * Larry Stylinson *Donde viven las historias. Descúbrelo ahora