Call me to Heaven * Larry Stylinson *

*5*

- ¿Por qué estás haciendo esto padre? - las palabras brotaron de los labios de Louis sin siquiera haber contestado el reproche por parte del rey debido a su apariencia y tardanza.

-Aquí no Louis - espetó. El asiento al lado izquierdo del rey, en el que se debía encontrar su madre, estaba vacío, Dalia estaba sentada al costado de este, su mirada perdida con desgano entre la multitud frente a ella. Llevaba puesto un vestido negro con mangas largas de gasa acampanada, con los hombros al descubierto. Su cabello estaba recogido en un moño alto formado por varias trenzas, unos cuantos rizos caían de manera delicada a ambos lados de su rostro.

-Van a matar a Liam y lo sabes - Poco le importaba a Louis estar dándole la espalda a la multitud, el lugar del torneo era una especie de coliseo, mas no era circular, era rectangular, con un campo al medio, una pista de carrera de caballos. La mejor vista del lugar era lógicamente para la familia real, quienes estaban colocados en lo alto haciendo posible que sean admirados por toda la gente. 

-El se inscribió al torneo - los ojos del rey estaban posados firmemente en su hijo. Louis se parecía mucho a su padre aunque no lo quisiera admitir, tenía los pómulos altos y definidos, ojos azules que cambiaban de tonalidad con la luz frente a la que se encontrara, nariz pequeña y abotonada, los labios finos y de un rosa pálido, el cabello castaño y lacio.

Laurie, por otro lado, se había parecido más a su madre, tenía el cabello oscuro, ondeado y abundante, los ojos grandes y azules al igual que los de él, pero los de su hermano habían sido más claros, más transparentes, labios carnosos y nariz alargada.

-Porque tú le ordenaste que lo hiciera - la socarronería en el tono del menor era evidente, los guardias colocados atrás de su padre y su hermana ni se molestaban en prestarle atención, ya estaban acostumbrados a las quejas y desacuerdos del príncipe respecto a ciertas actitudes de su progenitor.

Y es que muchas veces Louis no lo entendía, como una mujer tan deslumbrante y dulce como su madre podría haber aceptado casarse con alguien tan manipulador y frío como él.

-De todas formas lo hizo, ahora siéntate, no lo pienso repetir.

-Él no sabia que su competencia seria un maldito soldado de la maldita guardia blanca - la voz aguda de Louis se intensificó a la vez que miraba a su padre de forma tosca.

-Cuida tu lenguaje, no estoy de humor para tus comentarios insolentes.

Louis estaba totalmente dispuesto a armar un escándalo ahí mismo, pero algo captó su atención.

-Mi asiento no está,este es el de Laurie - protestó, Dalia suspiró con fuerza y su padre desvió la mirada hacia los caballeros que preparaban sus armas para la competencia. En la pista de arena roja de abajo los caballos relinchaban, eran decorados y preparados por los sirvientes. Las personas se encontraban ya en sus asientos a la espera de la señal del rey para que se empezara a derramar sangre.

-Eres el heredero al trono ahora, te corresponde a ti - explicó con simpleza. Louis pensó como la corona de oro puro en la cabeza de su padre nunca se vería bien en él, algo contrario a lo que pensaba de su hermano con la joya puesta. Claro que solo era producto de su imaginación, Laurie no había tenido oportunidad de probársela jamás.

-No, este asiento no me pertenece, Laurie fue enterrado ayer y ya estás reemplazando todo como si se tratara de uno más de tus sucios soldados -hizo una pausa para canalizar su rabia antes de ponerse a gritar y captar más miradas innecesarias - ¿Crees que no noté como has mandado a despojar todas las cosas de su alcoba? ¿Siquiera le consultaste a mi madre?

El rey se colocó de pie, con su rostro a pocos centímetros del de su hijo.

-No voy a permitir esta actitud inmadura. Muchos miembros de la corona están observando y estoy seguro que enemigos nuestros también - hizo una pausa, acercándose aún más al rostro de Louis con aires de superioridad - Eres el nuevo heredero y debe quedar claro. Siéntate, ahora.