Parte 1

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—Niall no insistas. Sabes que no me gusta ir a fiestas y mucho menos si sé que Louis va a ir.

Era sabido por todos en la industria musical y prácticamente en el mundo que los cantantes solistas Louis Tomlinson y Harry Styles se detestaban. Y, ¿cómo no iba a ser así? Fue casi instintivo aborrecer a ese obstinado omega cuando el primer día que fueron presentados lo único que hizo fue quejarse de su presencia y denigrar prácticamente todo su primer álbum, todo su esfuerzo y dedicación viéndose menospreciados por un principiante de apenas veinte años.

Lo peor es que escenas como aquella se repitieron en varios de sus encuentros profesionales, en los cuales por razones obvias terminaban discutiendo en vez de trabajando. Todo ello empujó a sus mánagers a un ajuste en sus horas de grabación en el estudio, y a sus vidas laborales en sí, que impidiera con éxito cualquier tipo de encuentro. Así fue como en seis meses Harry no había tenido que vivir otra de las desagradables peleas verbales con aquel niño. Sin embargo y con poco decoro, su buen amigo y compañero, insistía en lo importante que era su presencia en su fiesta de cumpleaños y el hecho de que apenas trataría con Louis en una mansión tan grande como lo era la suya.

—No puedes perderte mi cumpleaños. Habrá tarta y además vendrá esa omega que tanto te gusta. Mierda, ¿cómo se llamaba...? ¡Camille!, eso, Camille viene.

Harry protestó.

—Que la mirase un minuto en aquella cena porque llevaba nata en los labios no quiere decir que me guste —soltó con enojo fingido.

—Lo que tú digas, pero tienes que venir. Una hora —negoció—. De verdad te prometo que no verás a Louis.

—Una hora y no llevaré regalo —ante la mirada de disgusto añadió—: ¿Qué?, ¿no te basta con mi presencia?

—Sí, sí —aceptó concordando un acuerdo que debía beneficiar a ambas partes.

Y así debía ser, pero cinco horas más tarde, esa misma noche, se arrepintió de haberse fiado de la palabra de Niall.

Cogía aire y lo soltaba con indudable fastidio pretendiendo controlar cada latido en presencia del obstinado omega que había osado aparecer a menos de tres metros de su vista, sonriendo como si realmente no notase el fastidio del alfa ante la inmediata cercanía. Arrastró la copa hasta su boca y bebió del Whisky allí, ignorando el hecho de cómo inconscientemente examinaba los apasionados ademanes de Louis. Nadie que observase al joven omega a simple vista podría jamás creer que aquellos labios de infinitas sonrisas hubieran ofendido con abuso el orgullo de otro ser, o que aquel rostro de mirada celestial podría haberse oscurecido en algún momento por el odio a su rival. Nadie excepto Harry.

Viendo vaciada su copa y decidido a no soportar sin más alcohol en su organismo se movió con pesadez hacia la barra de bebidas en la que el camarero contratado atendió con entusiasmo su orden. Apenas pudo devolverle un gesto de agradecimiento cuando se apartó.

Arrugó su nariz y frunció el ceño. El olor del alcohol no era suficiente para ocultar la mezcla de feromonas en la que se estaba convirtiendo aquella fiesta. Necesitaba respirar aire menos contaminado y de paso buscar al desgraciado de su amigo que había desaparecido por las escaleras veinte minutos atrás. Él iba a escuchar sus quejas. Así que con su tequila en la mano se dirigió al piso de arriba procurando no desestabilizarse en el proceso. No fue hasta que llegó al último escalón que se percató de un indecoroso detalle.

—Vaya parece que Harry Styles por fin ha decidido salir de su escondite y aparecer en público para el cumpleaños de su mejor amigo, qué conmovedor. —Se podía apreciar el avanzado estado de embriaguez a través de esas palabras.

Su mandíbula se tensó al igual que todos y cada uno de los músculos de su cuerpo ante la aguda voz.

—¿No estabas hablando con unos alfas abajo?

What if I say that I love youDonde viven las historias. Descúbrelo ahora