「 ꜱᴇᴠᴇɴ | 𝓜𝓸𝓷𝓼𝓽𝓮𝓻 」

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Yui tuvo que hablar durante un buen rato con Ayato y, según ella, recurrir a "métodos algo drásticos" para que finalmente accediera a traer algo de ropa para Etsuko e incluso un poco más para ella, ya que por lo que cuenta, no le han brindado más ropa desde hace casi medio año. Y sumando al hecho de que muchas veces se arruina debido al trabajo del jardín, la sangre al ser mordida, o a la cocina, pues a la chica sí que le escasea la ropa.

Es una ropa algo sencilla pero, por lo menos es de su estilo. Si de por sí el simple hecho de que hayan aceptado el haberle traído ropa fue algo bastante difícil de lograr, la castaña no quiere ni imaginarse qué dirán los señores vampiros si se llega a quejar del tipo de ropa que le hayan traído.

Etsuko va al piso de abajo. Pasa al lado de una puerta semiabierta, de la cual salen dos voces masculinas, y puede sentir esa inquietud de nuevo; exactamente la misma que la noche anterior cuando atacaron a Yui. Por mero impulso, se asoma en la puerta, y cae en cuenta de qué habitación se trata; la la sala de estar, donde se encuentran dos chicos sentados en un sofá hablando; uno de ellos tiene el cabello blancuzco con puntas rosadas y unos intensos ojos rojos. El otro, por el contrario, tiene el cabello oscuro y unos ojos color magenta, los cuales se logran ver a través de los vidrios de unos lentes pequeños y rectangulares.

Ambos notan la presencia de la joven, por lo cual voltean al umbral de la puerta. La castaña se queda callada, sin saber qué decir, más no tiene tanto miedo como uno pensaría.

—¿No te han dicho acaso que es malo escuchar las conversaciones ajenas? —pregunta retóricamente el chico del cabello oscuro.

—Pues perdóname por tener oídos y escuchar las voces que claramente pueden ser escuchadas casi hasta el piso de arriba, provenientes de una habitación con la puerta abierta, por cierto.

—¿Acaso es esta la mortal que Laito trajo? —cuestiona el otro vampiro.

—Así es. Una mortal a la cual evidentemente no le enseñaron ni una pizca acerca de lo que son los modales —Etsuko rueda los ojos. Ese chico le recuerda a una tía; la típica tía conservadora y religiosa que cree siempre tener la razón.

—Vaya. Curiosamente me recuerda a alguien —antes de que la ojiazul pudiera decir algo, alguien aparece justo detrás de ella. Etsuko no se sorprende, pues ya lo presentía.

—Ishikawa, ¿podrías ayudarme a hacer la cena, por favor? —Yui se encuentra justo frente a ella, con un mandil azul pastel puesto y otro en las manos para ella.

La castaña asiente, dejando a los dos varones a solas de nuevo.

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—¿Ellos quiénes eran? —pregunta mientras pica los tomates.

—El de los lentes es Reiji. Y el de cabello rosado es Subaru.

—¿Me dijiste que Reiji tiende a ser más serio y maduro que los demás, no?

—Pues... suele ser así. Pero él también... es un vampiro, Ishikawa. Así que no te confíes demasiado —el semblante de la rubia se oscurece un pcoo—. Prende el horno por favor.

—Sí. Oye, ¿qué tan seguido hacen, bueno... se alimentan? —pregunta más que aterrada, bastante interesada la ojiazul.

—Pues antes solía ser el pan de cada día, literalmente —Etsuko se asombra—. Sin embargo, últimamente han dejado de hacerlo algo recurrente, y me pregunto por qué.

—Y... ¿duele? —la ojirrosa bajó la mirada, seria. No logra articular palabra durante algunos segundos.

—No lo sé.

—¿A qué te refieres con eso? Eso me deja igual o peor, incluso. Tú dijiste que responderías con gusto a todas mis dudas.

—Es que... no puedo saberlo. No puedo saber cuál sea tu umbral de dolor, Ishikawa. ¿Desde cuándo para ti algo estimulante comienza a ser doloroso? Prefiero mejor no contestar esa pregunta. Y créeme, es lo mejor.

Minutos después, ambas logran meter la pizza en el horno y se sientan algo agotadas en el suelo a unos cuantos metros junto al aparato.

—Tengo entendido que los vampiros únicamente necesitan sangre para sobrevivir, ¿no? —Yui asiente—. ¿Entonces cuál es su necesidad de comer? Espera... es más, ¿como por qué tenemos que cocinar todo nosotras, qué hay de ellos?

—Ellos a veces también cocinan. Y en respuesta a tu pregunta, pues... no estoy segura, la verdad. Pero la comida es deliciosa, ¿no te parece?

—¡Eso lo tengo clarísimo! Lo que no me cuadra es... ¡¿por qué tenemos que ser sus esclavas?!

☪❦❣ Lea Kudomi ☪❦❣

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❛𝗜'𝗠 𝗬𝗢𝗨𝗥 𝗗𝗢𝗟𝗟❜ ━━━ ❪ 𝖽𝗂𝖺𝖻𝗈𝗅𝗂𝗄 𝗅𝗈𝗏𝖾𝗋𝗌 ❫Donde viven las historias. Descúbrelo ahora