Lo siento...

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Subí mi vista al cielo. Estaba tan opaco.

Suspire asustada y voltee a ver a mi padre, quien no se encuentra muy convencido de asistir. Pero decidió acerlo.

-No me gustan estas cosas- dije

-A mí tampoco- me contestó mi padre

Hace dos días que mi instituto está de luto, por así decirlo. Un chico, tomo la decisión de suicidarse. Hay muchas especulaciones sobre eso; dicen que lo hizo por sus problemas familiares. Otros dicen que fue por su terrible enfermedad; la diabetes.

Yo me pongo a pensar y llego a la conclusión de que la diabetes no es tan terrible como para tomar la decisión de no existir. A no ser, que para él fuese mucho.

Llegamos al instituto. Donde de mala gana están velando el cuerpo. Mi madre ayudó a la familia perjudicada con la partida en todo momento. Mi padre dice que eran amigos.

Yo no tuve la oportunidad de conocer al chico. De seguro era introvertido y quizás hasta metalero. Pero, aun así siento pena por sus hermanos y padres. Creo que aún no asumen que él ya no está.

Tome asiento junto a mi profesora de artes musicales, la cual estaba algo afectada con la noticia.

-¿Usted lo conocía? - pregunte.

-Era un muy buen alumno, tocaba hermoso la guitarra, el piano y la batería- me explico.

Asenti torpemente y solo observe el acto de despedida que comenzó a dar el director.

A gente lloraba, la madre del chico cuyo nombre no recuerdo, gritaba por su niño y un hombre la abrazaba de manera tierna. Aquello me rompió el corazón y me retiré del instituto.

Camine por los alrededores esperando ver a mi padre salir; pero nada.

Tome asiento en el pasto bajo un árbol y mire observada mente lo que ocurría.

Pude apreciar como un chico salia del lugar. Camino hacia una camioneta azul y subió a esta. No arranco, se mantuvo acostado en el asiento del conductor y vi como secaba lágrimas de su rostro.

Nuevamente el corazón se me partió.
-Mierda- pensé ...¿POR QUÉ DIOS TUVO QUE CREARME CON TAN BUEN CORAZÓN? ¿POR QUÉ?

Me puse de pie y camine hasta la camioneta. Golpee tímidamente el vidrio y el chico subió su vista y comprobé su mal estado de ánimo.

-Disculpa- susurre -¿te encuentras bien?

Peroo que pregunta más torpe, era obvio que el chico no se encontraba bien.

-Si, bien- mintió.

-Oh vamos, te he visto desde aquel árbol secar tus lágrimas y tu rostro me dice lo contrario, ¿tú eres familiar de él?- nuevamente creo que la cague, era obvio que era un familiar.

-Yo era su hermano, ¿no lo conociste?- consulto perplejo.

-Oh ya veo. Y no, no tuve la oportunidad de conocerlo- dije semisonriendo.

-Increíble, eres la primera persona que me dice que no lo conoció- dijo riendo.

Me sentí aliviada. Por lo menos logre sacarle una risa.

-¿Era muy popular verdad?- pregunte.

-Sí, pero no tanto como yo- sonrió y abrió la puerta de su auto.

-Claro- dije envuelta por su ego.

-Aun no puedo creer que no lo hayas conocido- dijo alarmado.

-Lo siento-me disculpe.

-Me llamo Jesús y ¿tú eres?- dijo riendo.

-Me llamo ___ y es un gusto. ¿Como se llamaba tu hermano?- pregunte.

-Su nombre era Daniel, Daniel Oviedo- dijo y bajo su vista al hacerlo.

Me arrepentí de haberle preguntado el nombre del hermano, pero aun así no me sonaba. Negué con la cabeza y lleve una de mis manos a su hombro.

-No sabes cómo lo siento Jesús- susurre con mi voz aguda.

-No te preocupes con el tiempo me acostumbrare- dijo forzadamente.

Mire hacia otro lado, de alguna u otra forma me arrepentía de haber venido a hablar con Jesús, y no sabia porque.

Aprecie como la gente comenzó a salir del instituto. Y una sonrisa surgió de mi rostro cuando vi salir a mi padre y a mi madre juntos.

-Nos vemos luego Jesús- dije, y me retire corriendo hacia mis padres.

Les seguí los pasos; caminaba bajo sus sombras. Mi madre parloteaba lo horrible que sería perder un hijo. Y mi padre aparentaba escucharla. De repente sentí las ansias de conocer al tal Daniel, era algo insoportable. No paraba de sentir el deseo de conocerlo, de saber quién mierda era. Di media vuelta, camine hacia el instituto. Me introduje entre las personas que salían con lágrimas en sus ojos y corrí por el pasillo hasta llegar a su ataúd. Pare a unos centímetros de distancia y solo sentía el latir de mi corazón, tragué saliva y me acerque. Asome mi rostro por el vidrio que dejaba ver el rostro del chico y lleve mis manos a la cara asustada. Esto estaba mal.

Mi ángel guardián♥{Daniel Oviedo}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora