Déjate Amar

Capitulo10.-Tú eres mí problema

Candy miraba fijamente el reloj que estaba sobre la chimenea, cada segundo le parecía eterno, Annie y Archie estaban por llegar pero a Albert le había parecido muy gracioso no estar presente para recibirlos, ella desde muy temprano estaba esperándolo, se esmero demasiado en su arreglo pero cuando George llego y le entrego una simple nota, no pudo evitar sentirse decepcionada ¿Qué era aquello tan urgente que tenía que hacer?

Se puso de pie soltando el aire con resignación, camino de un lado al otro de la habitación, el motor de un auto hizo que cada centímetro de su piel se erizara, su corazón latía fuerte en su pecho, corrió hacia la ventana esperando ver llegar al motivo de su desespero, pero con desilusión observo como Annie y Archie descendían del auto, ahora si estaba totalmente molesta ¿Qué clase de anfitrión no esperaba a sus invitados?

Albert decidió de último momento que tenía que tomar una copa para relajarse, el mar de confusiones albergadas en su mente lo tenían muy tenso, sabía que Archie entendería su punto de vista cuando se lo comento, hasta se mostro comprensivo y le dijo que no se preocupara que ellos esperarían su regreso, después de todo no eran visitantes a la mansión, ellos eran familia, una sonrisa de satisfacción se dibujo en su rostro, le alegraba haber aclarado las cosas con Archie

Se disponía a beber su último trago y salir de ahí, era verdad que aquel tiempo a solas lo relajo, le hizo ver las cosas de un punto de vista diferente, como siempre llego a la conclusión que lo mejor era no comportarse como un adolescente, doblegar su orgullo y recuperar la amistad de su rubia amiga, ya no le preocupaba el saber que era lo que ella seguía sintiendo por Terry, respetaría su silencio, su privacidad en cuanto a sus sentimientos hacia ella, esos estaban definitivamente muy bien protegidos, nunca sufriría por amor, si Candy le ofrecía una amistad eso estaba perfecto para él, lo único que deseaba es que ella fuera feliz.

El tiempo se le había ido pensando, el momento de marcharse llego sin que se diera cuenta, hablar consigo mismo era gratificante, aún tenía un par de conversaciones pendientes, una con Candy debía de disculparse por ocultarle siempre todo como si ella no fuera lo suficientemente fuerte, otra la que más trabajo costaría con Kate, no quería herirla, pero tampoco creía justo arrastrarla a una relación llena de dudas y sentimientos encontrados, la quería de eso no tenia duda, pero se había acostumbrado a ser libre, a que nadie cuestionara sus actos, tal vez ir poco a poco, ser amigos y nada mas

Annie veía con desespero que de nada servía estarle describiendo a Candy el hermosos juego de sabanas que estuvo bordando esa tarde, la chica parecía como si estuviera en otro mundo, pero al abrirse la puerta principal ella cambio completamente de actitud, bastaba con saber que él llegaba a casa para cambiar por completo su estado de animo

Cuando entro saludo con una amplia sonrisa, lo cual dejo pensando a Candy que de cualquier lugar que el regresara lo puso de buen humor, se preguntaba si aquello tendría que ver con su querida amiga Kate, el solo hecho de pensarlo le producía un severo dolor en el estomago, pero lo disimulo muy bien y se dispuso a disfrutar de la cena, la cual transcurrió entre triviales conversaciones, al finalizar los hombres se retiraron a la biblioteca mientras Annie y Candy esperaban en el recibidor

-Bien Annie lo has visto con tus propios ojos¡Albert me odia!-hizo un puchero

-No seas boba Candy…debemos hablar de algo importante

-¿Sabes que después de que te fuiste llego Kate al hospital?-dijo rápidamente

-¿Pero qué era lo que quería?-pregunto con interés

-No lo sé, en realidad no quería conversar con ella, pero al esquivarla solo me enrede mas en una situación que no quiero enfrentar-se encogió de hombros