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~ MICHELLE ~

Sonrio ante sus bonitas palabras, mis piernas quieren temblar como un flan sin parar.

Sigo acariciando su mejilla suavemente mientras muerdo mi labio inconscientemente con un nerviosismo bastante notable.

-Daniel -sonrío- tú si que me traes loca -susurro-

Daniel sonríe, maldita sonrisa, maldita sea el día en el que decidí que esa sonrisa era la que quería volver a ver cada uno de mis días.

-Llámalo destino o como tú quieras -comenta Daniel- pero le doy gracias por volver a cruzarme en tu camino

-Que tonto eres -rio- ñoñas

-Oye bruja -ríe Daniel abriendo la puerta del coche- No me llames así

-El macho guay es un ñoñas -repito riendo-

Daniel baja del coche mientras ríe y agarra mi cintura para atraerme hacia el.

-Seré un ñoñas porque estoy loco por ti Michelle -sonríe mirándome a los ojos-

Acaricio su pelo bien peinado mientras sonrío, como extrañaba todo esto, como lo echaba de menos a él.

Poco a poco nuestros cuerpos se van juntando, nuestros labios se acercan lentamente, sin prisas pero sin pausas, sin dejar de mirarnos a los ojos en ningún momento, cada uno son una sonrisa, nuestra mejor y sincera sonrisa.

Y al fin, nuestros labios se juntan en un lento y apasionado beso, un beso que llevábamos años esperando y al fin ha llegado, sus labios, no recordaba el dulce sabor de sus besos, sus manos agarrando con firmeza mi cadera para que no logre despegarme de su cuerpo, una de mis manos sujetando su nuca y la otra apoyada en su mejilla.

Nuestros labios encajando a la perfección, como dos piezas de puzzle, sencillamente mágico.

Lentamente separamos nuestros labios, intentando recuperar el aire perdido, sin despegarnos el uno con el otro, sin dejar de sonreír, volviendo a mirarnos a los ojos.

~ DANIEL ~

Sigo sin soltar su cintura, me niego a dejarla marchar y menos después de besarla, me quedaría con ella así toda la noche, me da igual, mientras sea con ella lo demás me da igual.

-No sabes lo que te llego a querer Daniel Oviedo -confiesa Michelle-

Sonrío ilusionado, esas palabras me acaban de dar una dosis de adrenalina y felicidad que no os lo podéis imaginar, no puedo evitar volver a besar esos labios, esos malditos e irresistibles labios que siempre me han vuelto loco.

-Yo si que te quiero Michelle -susurro encima de sus labios-

———

Otro día más de trabajo, pero esta vez distinto, hoy estoy feliz, con energía, con ganas de que pase el día para poder volver a ver a Michelle.

Lo que pasó anoche no deja de rondar por mi cabeza, esos besos, esas caricias y sonrisas que nos íbamos regalando mutuamente, ese amor que flotaba por el aire como cuando éramos unos adolescentes sin rumbo y sin saber que hacer con su vida.

Y aquí estamos, maduros, con nuestros estudios, con nuestras metas, pero juntos, al fin, sin tonterías, siendo dos adultos que se aman y quieren compartir su vida.

~ MICHELLE ~

Después de una larga mañana en la universidad, decidimos comer algo en la cafetería, para aprovechar la tarde y pasarla en la biblioteca, estudiando, o por lo menos intentándolo.

No dejo de pensar en Daniel, en la fantástica noche que pasemos juntos, sin necesidad de Sexo, solo dos personas que se quieren y disfrutan de su compañía.

Estoy enamorada de Daniel, lo sé, y no me arrepiento de nada.

Mi teléfono vibra, es Daniel preguntándome sobre qué hora seré libre y podremos vernos un rato.

Le comento que estoy estudiando en la biblioteca de la universidad, que no sé a qué hora saldré de este pozo sin fondo, aunque me muero de ganas de verlo.

Dani decide dejarme estudiar, el antiguo Dani hubiese aparecido aquí y me hubiese llevado a otro lugar, pero no, el nuevo Daniel, responsable y compasivo, sabe que se acerca una estresante y dura temporada de exámenes, y quiere que todo me vaya genial, no quiere ser una distracción, así que en cuanto tenga libre ya nos veremos. Sin prisas ni presiones.

Y luego me preguntan porque lo quiero tanto?

SIMPLEMENTE YO | 2a TEMPORADA Donde viven las historias. Descúbrelo ahora