Tres

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Ann

― Plan para conseguir que Kyle acceda a sentarse en mi diván. Día 1.

― Oye, oye...¿por qué estás hablándole a una barra de labios? ―preguntó Dafne mirándola como si estuviera loca.

― No es una barra de labios, es una grabadora que imita a una barra de labios para que mis futuros pacientes no se sientan intimidados al hablar conmigo―dijo pero Dafne se la quitó de las manos, le quitó la tapa y le pintó la muñeca de rojo carmesí.

― ¡Mierda! ―exclamó frustrada arrebatándole la barra de labios a Dafne―. Esto quiere decir que mi madre se ha llevado la grabadora.

― Pues se va a llevar una decepción cuando quiera pintarse los labios―indicó Dafne quitándole otra vez la barra para dibujar un corazón en el cristal del coche más cercano.

― No dibujes corazones―dijo tomando la barra de labios para ponerse ella a escribir en el cristal trasero del coche―. Sí vas a malgastar mi barra, que sea en algo productivo.

― "Págame o muere" ―leyó Dafne en voz alta para luego mirarla―. Oye, oye... por cosas como esta, eres mi mejor amiga.

Dafne tomó la barra de carmín y durante la siguiente media hora, estuvieron escribiendo mensajes aterradores, chistes y haciendo dibujos en los coches aparcados alrededor del parque Lorca. Una vez que terminaron se sentaron en el suelo, bueno, más bien ella se sentaba mientras Dafne se tumbaba y miraba al cielo.

Tapó la barra de labios y buscó con la mirada una papelera, pero al estar demasiado lejos, se la guardó en el bolsillo del pantalón.

― ¿Sabes? Tengo la sensación de que nos olvidamos de algo―murmuró algo pensativa.

― Sí... yo también creo que hay algo que deberíamos estar haciendo―habló Dafne sin levantarse del suelo, pero cruzando los brazos sobre el pecho.

― Corred, corred―. Al escuchar como les gritaban, miró a lo lejos y vio a los gemelos haciéndoles unas señales un poco extrañas, ella frunció el ceño y Dafne se levantó justo para ver como el señor Castillo aparecía con una mirada que no traía nada bueno.

― Oh, mierda―dijo Dafne poniéndose en pie de un salto para huir, pero su padre ya la había visto.

― ¡Quieta ahí! ―exclamó Óscar Castillo, pero por si eso no fuera poco de la nada apareció Damián que se tiró sobre Dafne y la hizo caer al suelo.

What the hell? ―gritó escandalizada antes de empezar a buscar algo con lo que poder ayudar a Dafne.

― Oye, oye... quítate en encima pelirrojo postizo―gritó Dafne mientras forcejeaba con Damián en el suelo.

Ella por su parte buscó algo con lo que golpear a Damián pero sólo encontró lo que parecía una pata de un banco, se encogió de hombros. Si no había nada mejor....

Cogió la pata del banco y se dispuso a golpear a Damián en la cabeza pero Kyle la detuvo, por lo que lo miró sin entender de dónde había salido. Primero Damián, ahora Kyle... ¿es que se estaba dando un curso de ninja del que ella no se había enterado o qué?

― ¿Y tú de dónde sales? ―preguntó confusa.

― De mi casa―indicó Kyle―. Estaba esperando a que estuvieras distraída pero visto el panorama, era mejor intervenir.

¿Por qué estaba esperando a que estuviese distraída?

¡Ah! Eso era lo que se le olvidaba antes. ¡Estaba esperando a que Kyle saliese para sugerirle de forma amable que se sentase en su diván!

La química entre tú y yo (TQST Libro #1.5)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora