Catorce

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Kyle

Suspiró consternado e hizo oídos sordos a los gritos de Sonia. Bastante tenía con la tormenta que tenía por pensamientos como para prestarte atención a Sonia y sus quejas sobre cómo le había vuelto a fastidiar la noche con Dan.

Se sentó en la acera y metió la cabeza entre las rodillas.

Le dolía un poco la cabeza. El problema era que no sabía si era por culpa del golpe que se dio al caer al suelo por la explosión o como consecuencia de andar pensando en Ann. Al volver a pensar en la rubia, se sintió enrojecer de nuevo y no pudo evitar jalar su capucha hacia abajo a pesar de que ya estaba totalmente oculto.

Por eso había estado huyendo de ella.

No porque la odiase, más bien todo lo contrario. Estaba empezando a gustarle demasiado y no sabía qué hacer. Era totalmente consciente de ella y eso lo ponía tan nervioso que no sabía cómo debía actuar delante suya.

¡Ag!

La había besado.

¿Desde cuándo era tan atrevido? ¡Estaba tan avergonzado que podría morir!

― ¿Estás bien? ―le preguntó Dan.

¡No! Claro que no estaba bien.

Se había besado con Ann y no se arrepentía.

¡Matt iba a matarlo!

En cuanto su amigo lo viese, lo sabría y lo mataría lenta y dolorosamente por haber mancillado a su hermana; y él se quedaría sin ver nunca más el tierno y adorable rostro de Ann.

― ¿Kyle? ¿Hola?

¿Y ahora qué tenía que hacer?

¿Debería huir de ambos hermanos y esconderse hasta que dejase de pensar lo linda que era Ann y lo mucho que le había gustado besarla?

No.

Si se marchaba o la esquivaba ella se deprimiría o pensaría que la odiaba. Había visto su cara de tristeza mientras le preguntaba si la había estado esquivando durante toda esa semana porque la odiaba. No quería volver a hacer que ella pusiera esa cara. Quería que estuviera feliz como cuando estuvo haciendo pompas de jabón. Esa era la Ann que quería ver siempre.

Además, llegados a este punto, sus sentimientos iban a ganarle la partida a la razón.

― Anda, esta vez estáis vestidos.

Al escuchar la voz de Matt, un escalofrío le recorrió desde la punta de los pies hasta la cabeza.

― También vemos películas y hacemos cosas de parejas normales, ¿sabes? ―respondió Dan.

¡Era demasiado pronto! ¡No estaba preparado para enfrentarlo!

Se suponía que eran amigos y él había.... ¡tenía que huir de ahí!

― ¡Eh, Kyle! ¿Tienes algo para la fiebre? ―preguntó Matt agachándose para ponerse a su altura, por lo que se echó hacia atrás intentando poner la máxima distancia entre ambos.

― Empiezo a pensar que deberíamos llevarlo al médico, está rarísimo ―indicó Sonia, Matt le colocó la mano en el hombro y él tragó saliva con preocupación. ¡Era hombre muerto, ayuda! ―; lo mismo lo que le explotó le llegó al cerebro.

― Oye, oye... ¿cómo es que estáis vestidos? ―preguntó Dafne y Matt levantó la mirada hacia ella.

¡Ay no!

Con Dafne siempre venía Ann.

¡En serio, tenía que huir de ahí! No se veía capaz de enfrentarse a Ann sin sufrir una combustión espontánea y mucho menos de hacerlo con Matt ahí. ¡Él lo mataría antes de poder morir de vergüenza!

La química entre tú y yo (TQST Libro #1.5)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora