El ataque, que ya había ocurrido hacía unas semanas, logró dejarnos alterados y confundidos.El desconcierto se originó por el ataque en sí. Jamás nos habíamos visto envueltos en una situación similar, y por si eso no fuera poco, los niveles habían cambiado. Lo negativo dominaba ahora. Y las almas que habían hecho mal durante su paso por el mundo, ahora hacían su camino hacia el Inframundo. Dónde, se suponía, no había absolutamente nadie.
Desde ese día me había dedicado a investigar al lado de Eder y Darcy, dioses con los que me había criado y confiaba plenamente. El primero era el dios más inteligente en el Olimpo, controlador del conocimiento. Darcy, diosa del tiempo. Además personalmente sentía la responsabilidad de investigar qué había sucedido y por qué. Como líder intelectual del Olimpo, mi prioridad y deber tenía que ser velar por estas situaciones, poniéndoles siempre que fuera posible una explicación y solución.
Terminé de ordenar los reportes de los mundos por fecha, la carpeta sobre el día del ataque estaba intacta sobre mi escritorio. A Stefan le había dado una copia, pero claro, el prefería pasar su tiempo en cama ajena o siendo un salvaje.
Si la decisión hubiera sido mía, claro que habría elegido a alguien diferente, con mejores capacidades para liderar junto a mí. Seguía sin comprender la elección de Creo, Stefan nunca había demostrado cualidad alguna para liderar al Olimpo, no demostraba ningún tipo de interés en las tareas cotidianas del liderazgo. Se vivía diciendo que su deber comenzaría cuando hubiera una guerra. Pero no habría ninguna. Solo eran pretextos para justificar se holgazanería.
Los líderes intelectuales, tenían la potestad y obligación de organizar labores y tareas en el Olimpo. Velaban por dirigir y dar una dirección a todas las responsabilidades de los dioses. Manipular los reportes, entablar reuniones y discutir en ellas sobre organización era mi responsabilidad. En caso de una situación de guerra, mi posición probablemente podía cambiar, mi tarea sería dirigir la estrategia de defensa, algo nada sencillo, por supuesto. Por ese motivo era que debía de supervisar a cada dios y miembro del equipo, tomar en cuenta los recursos y poderes a nuestro alcance para dirigirlos hacia el mejor destino.
Por el otro lado el líder físico debía manejar la disciplina y acciones de cada dios que habitaba. Además de llevar a cabo las decisiones del líder intelectual. Tenía la potestad de revocar y cambiar las órdenes, siempre y cuando el supervisor estuviera de acuerdo. En una guerra el líder físico era mucho más importante, debido a que él organizaba la estrategia de ataque y los entrenamientos, con los dioses estando a su cargo. Stefan actualmente mantenía una secuencia de tres horas de entrenamiento a todos los dioses, pero esto para mi era ridículo. Una pérdida de tiempo, ni siquiera teníamos una sola amenaza y el malgastaba energía entrenando a los dioses inútilmente.
Los supervisores, eran un tipo de mediador. Si las decisiones chocaban, tendrían que intervenir. Además de supervisar las decisiones tomadas. En el Olimpo nuestro supervisor era Darcy, a pesar de haber elegido otro mundo como su hogar se le había otorgado un puesto en el Olimpo. En nuestra generación las cosas se dirigían de manera diferente a como se había hecho en la pasada, de un mejor y positivo modo, en mi opinión.
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El Inframundo y sus Demonios
FantasyEl Olimpo siempre mantuvo una jerarquía que controlaba y sostenía el equilibrio de los universos, dominado por una grandeza y demonios resultaba imposible que este orden flaqueara, pero la decisión y avaricia de un demonio con un poder interminable...