Capítulo 2

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—¿Hanahaki?

—Es una enfermedad poco común. —Hablaba el doctor. —Pero no es el primer caso en aparecer en mi consulta.


Luego del ataque de tos de Bon, ambos amigos le ayudaron a sentarse en una banca, fuera de la muchedumbre (que a propósito, no hicieron nada más que verlo ahogarse).


Al pasar el rato estabilizó su respiración, pero no su corazón al saber lo que había salido de su garganta.

Dos pétalos de alguna flor color negro, manchados un tanto con sangre y saliva, y unos cuantos pedacitos de hojas, que era lo que probablemente hacía sentir ese ardor en su garganta.


Claro que eso jamás se lo confesó a sus amigos.


—¿Seguro que te encuentras bien? Porque ese ataque parecía grave...

—No te preocupes, Foxy. Ya ha pasado.

—Por favor, maestro, ¡cuida de tu salud
!


Bon se sorprendió al escuchar su tono de voz. Nunca había oído a Bonnie sonar tan desesperado, y le dolía en el alma que fuera por su culpa.

Su cara, si bien ya se mostraba más calmada, todavía tenía rastros de haber estado llorando. De verdad que les había provocado un susto a sus amigos (y a él mismo).


Tal y como lo había hecho con él, agarró su mano y la apretó con la fuerza que le quedaba.

—Gracias por preocuparte tanto, Bonnie. Y tú también, Foxy. —Los miró a ambos y les ofreció la mejor sonrisa que podía dar.



Los dos lo miraron consternados, pero luego se tranquilizaron al ver su amable gesto.


—Está bien. Tú ganas esta vez. De todos modos, tienes que ir a chequearte al médico.

—Si quieres podemos ir ahora. —Se precipitó a decir el de cabellos morados.

—No creo que pueda ir ahora, pero lo haré pronto.



Al ver el cielo, se dio cuenta de lo tarde que era. Y al parecer, sus compañeros también.

—Creo que ya es hora de que vaya a casa.



Lentamente se paró de la banca, e intentó fingir que eso no lo había cansado para nada.


Al recordar que además de su cuerpo tenía que llevar su guitarra y amplificador, no pudo evitar mostrar su fatiga.

—No creerás que te irás a casa solo. Te ayudaremos con tus cosas. —Le advirtió Foxy.



De verdad quería declinar su oferta, pero en estos momentos, era la mejor opción que tenía.


Y así se fueron los tres camino a casa de Bon. No hablaron mucho aparte de los deberes de la escuela y la próxima tocata. En ningún momento Bonnie alejó su vista de Bon (y este no hacía más que sonrojarse).


Pero cada vez que lo miraba, el ardor en su garganta se hacía más severo.


Ahora, unos días más tarde en la consulta, Bon no podía creer lo que estaba escuchando.


—Entonces, si estoy comprendiendo bien... Tengo... Tengo...


El doctor dio un suspiro.


—Tienes flores creciendo en tu interior. Una flor de Pensamiento, para ser exactos.

—¿Pero cómo es que puede crecer una flor ahí...?

—En realidad la pregunta debería ser, cómo es que sobreviviste tanto tiempo con ella dentro.


El joven lo miró sorprendido. Se tocó el pecho de manera refleja. Si se concentraba, de verdad podía sentir algo en sus pulmones.


—¿Tanto tiempo? Jamás me había pasado esto. Claro, de vez en cuando he tenido dolores de garganta. Pero que salgan flores de mi cuerpo es algo que... Bueno... Nunca llegué a pensar que me ocurriría una cosa así... —No pudo evitar mirar hacia los pétalos que había escupido hace unos días.

—Eso es porque los pensamientos son flores bastante delicadas, y no causan mucho daño en un comienzo. Por eso que son una de las más peligrosas, porque cuando las descubres, ya no hay vuelta atrás.


Bon se asustó al escuchar lo de vuelta atrás. Vamos... Son una flores solamente, ¿no? Y... y dijo que era una enfermedad, aunque poco común, que ya había tratado antes.


Pero el tono de seriedad que el doctor sembraba en el ambiente lo hacía preocupar más de la cuenta.


—Bon...— Se dirigió a él con su nombre. —Has estado con la enfermedad por cerca de dos años.


De un momento a otro, su respiración cesó.


Dos años era demasiado. Hace dos años él...

Había conocido a Bonnie.

El doctor lo miró y se sentó junto a él, otorgándole una sonrisa de compasión. Pero su expresión no lo estaba calmando, sino que lo preocupaba aún más.


—La enfermedad de Hanahaki ocurre por una razón solamente, y esa es la de amor no correspondido.

Bon no pudo evitar sorprenderse al escuchar eso.


—Creo que esto es algo que deberíamos conversar con tus padres... ¿Seguro de que no pueden-?

—No. —Respondió cortante. —Ehm... No por ahora...


Su padre ni siquiera sabía que había ido al doctor, y menos tenía que saber ahora, que le estaba pasando esta tontería.


—Mira, esta enfermedad tiene dos posibles curas.

Bon se acomodó mejor en la camilla, preparándose para lo que venía.


—Una es que la persona a quien amas te corresponda los sentimientos que tú tienes hacia ella, y te lo diga...


No pudo evitar soltar una risilla sarcástica.
—Ha... Un tanto imposible, diría yo.

—La otra es que saquemos las flores con una operación.


El paciente lo miró expectante. ¿De dónde sacaría dinero para una operación? Apenas había para subsistir en la casa. Y ahora él lo había arruinado con esta estúpida enferme-


—Pero perderías todas las memorias con esa persona, incluso podrías llegar a perder la capacidad de amar por completo...

...¿Qué?


—No puede ser...- Susurró el joven.

—Y si no haces algo pronto, las flores ahogarán tu garganta, destruirán tus órganos vitales cercanos y-


Moriré.

La Danza de los Pensamientos (BxB Hanahaki AU)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora