Capítulo 14

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La noche ya se había apoderado de la ciudad. No había ya gente a su alrededor cuando encontró el lugar del parque que buscaba, solo veía la silueta de una persona a unos metros de él con una chaqueta que se le hacía familiar.


—¡Bon! ¡Bon, ¿eres tú?!

Pero cuando alcanzó a ver su cara, lo sorprendió el rostro de Joy, mirándolo fijamente a los ojos.


Parecía como si hubiese estado llorando horas, y llevaba algo en sus manos que lo dejó perplejo. Eran los mismos pétalos negros que había encontrado en la banca de la plaza hace unos días atrás. Inevitablemente sintió algo de culpa, pero no sabía por qué.


Le daba la sensación de que la chica no estaba muy complacida por su llegada.

Desaceleró el paso, un temor inexplicable en su pecho se acrecentaba a medida que se acercaba a la rubia.


Quedó a unos metros de ella, y la observó en silencio; intentaba descifrar su mirada.


Por otra parte, las palabras de Joy quedaban atrapadas en su lengua. Tenía un millar de cosas que decirle, y su mente no podía decidir por dónde empezar. El nudo en su garganta apenas la dejaba respirar, y sus nudillos estaban tornándose blancos.

Lo único que mantenía sus pies en la tierra era la chaqueta de Bon sobre sus hombros.


Las cosas habían estado yendo demasiado bien, ¿no es así? Demasiado bien para que fueran verdad, para que fueran a durar.


Pero tal vez el problema siempre estuvo ahí. La oscuridad que ahora carcomía el pecho de su amigo no se había creado ayer, estuvo desde la primera vez que conoció a Bonnie.

Y ahora este la veía con una cara de estúpido. ¿De verdad se estaba haciendo el preocupado por Bon? ¡¿Dónde se encontraba todas esas veces que el moreno no podía parar de sollozar?! ¡¿Cuando llegaba destrozado luego de las prácticas con su maestro porque, una vez más, sus sentimientos estaban siendo dejados de lado?!


Se estaba divirtiendo jugando al inocente. Si no sabía que Bon estaba enamorado de su persona, no habría consecuencias. Se podía salir con la suya en cualquier ocasión, y el menor lo permitiría una y otra vez.


No quería ver a su amigo así. No quería perder un amigo otra vez, su corazón no sobreviviría a tanto.

Bon no merecía pasar por esto.

Pero por sobre todo...


—Tú culpa...

—¿Ah? —Bonnie no había alcanzado a oír el susurro de la joven. ¿Qué es lo que-?

—Todo esto es tú culpa.


Eso sí lo escuchó. Y aunque no sabía de lo que estaba hablando, llevaba consigo el terrible presentimiento de que tenía razón. La culpa lo venía acompañando desde el momento que vio aquellos pétalos negros posados en el parque unos días atrás, y el verlos nuevamente provocó algo en su pecho que no lograba distinguir.


¿Cómo podría responder a sus palabras? No tenía idea, su mente se encontraba en blanco, pero con un solo sentimiento invadiéndole sus pensamientos. Así que prolongó su silencio, esperando otra respuesta de su compañera.

La Danza de los Pensamientos (BxB Hanahaki AU)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora