Capítulo 6

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Despertó de golpe, saltando de su silla y dejando volar el cuaderno que llevaba en su mano. Tenía su pelo por cualquier parte, y un pequeño hilo de saliva le corría por su mejilla derecha. No había tenido una buena siesta hace semanas.


Tranquilizó su respiración antes de recoger lo que se había caído, pero su corazón latía demasiado fuerte. Siquiera se acordaba de lo que había soñado, pero fue algo que lo dejó helado, podía sentir el frío recorrer su espalda.


Al final, no alcanzó a terminar ni la primera página de los ejercicios de álgebra cuando decidió descansar sus ojos por unos minutos (¡Unos minutos solamente, Bon! No vaya a ser que te duermas). No estaba en sus planes descansar por tanto tiempo. Ahora podía sentir el sol de la tarde en su espalda.

Revisó la hora en su celular. 16:09.


¿Almorzaba? Ya era tarde, podría esperar a comer hasta la cena y-

El sonido de su estómago inundó su habitación.

Mejor... Mejor se apresuraba en vestirse y para ir a comprar algo en el local de la esquina.


No tenía muchas ganas de bañarse, ni de lavarse los dientes, ni de peinarse; de nada, sinceramente. Así que se colocó una camiseta un poco más decente que su pijama, se puso las zapatillas de siempre, se lavó su cara y bajó las escaleras.


Advirtió a su padre sirviéndose agua.


—Voy a salir... —Gritó a la nada.

—Okey... —Escuchó decir una voz cansada desde el otro lado de la casa.

Por lo menos sonaba mejor que la otra vez que no volvió del bar.


Sacó las llaves de donde las colgaba y se fue deambulando hacia el local de comida rápida.


La caminata le sirvió para quitarse las ganas de dormir que le quedaban. La alta temperatura del sol y los vientos de primavera hacían la combinación perfecta para decidir tomar la ruta más larga, sin mucha gente.


Lo bueno (y malo) de vivir en una zona apartada de la escuela es que habían pocas probabilidades de encontrarse con conocidos, pero a lo lejos podía divisar dos cabezas de cabellera rosada y café respectivamente.

De seguro andaban conversando sobre Meg.


Deuz fue, aunque jamás lo vaya a admitir, el que más quedó herido por la separación. Bon sabía que siempre la había querido, muchas veces lo vio sufriendo afuera de la casa de la chica pensando en si ir a hablarle o no.

No tenía muchos detalles de la ruptura, pero tenía el presentimiento que Mangle se estaba cansando un poco de todo, y de su forma de ser. Además, ella nunca comentó mucho sobre el asunto, o si lo hacía, hablaba con Joy. Ella sí que era de ayuda con los problemas amorosos, de alguna manera sus palabras siempre lo hacían sentir mejor.


Joy... Quizás debería decirle lo que estaba pasando con Bonnie y Mangle. ¿Acaso ella sabrá? ¿Cómo es que Mangle aún no sabía que Bon tenía sentimientos por el chico? Y él que pensaba que estaba siendo demasiado obvio... No es que no supiera de las miles de miradas que le daban sus compañeros cuando ambos chicos se hablaban, o las risitas que escuchaba a lo lejos cuando estaba demasiado avergonzado como para responderle a Bonnie. Probablemente se veía patético en esas situaciones. Bueno, si por lo menos servía de entretención juvenil...

La Danza de los Pensamientos (BxB Hanahaki AU)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora