sobre sus rodillas

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La primera nalgada que Ian recibía sonó más fuerte de lo que la sintió, la segunda se sintió más fuerte, la tercera más fuerte que la segunda y así fueron sintiéndose más fuerte a medida que iban callendo sobre su trasero, cuando la nalgada cuarenta se hizo presente Ian pensó que sería todo su castigo, se sintió desepcionado que hubiera acabado tan pronto, su trasero dolía pero pensó que sería peor.
Sus pensamientos fueron interrumpidos por las manos de su "mamá" la cual estaba desabotonando el pantalón y bajando el cierro para poder bajarlo hasta las rodillas del "niño", fue en ese momento que Ian entendió que ahora las nalgadas serían sobre su ropa interior y que no había terminado su castigo.
Muy bien cariño, vamos a continuar con tu castigo.-le dijo la mujer con voz suave pero autoritaria.- deberás contar cada nalgada que te, entendiste.
Ian solo atino a asistir con la cabeza
Paf paf paf paf paf paf paf
Te hice una pregunta y debes responderme, esas nalgadas fue no responderme como corresponde, te dije que deberás contar cada nalgada, entendido. Si mamá.-dijo el niño con la voz entrecorta
Bien vamos a empezar, necesito que me repitas tú palabra de seguridad cariño.
Es Pikachu mamá.- le respondió no quería que volviera a darle nalgadas por no responderle.
Ok.- la mujer levanto su mano y dejo caerla fuertemente sobre el trasero del " niño".
Ahora que no tenía la " protección" de su pantalón la nalgada se sintió mucho más fuerte.
Uno.- dijo el "niño"
Paf paf paf paf paf paf paf paf
Cuarenta.- dijo el " niño" con la voz quebradiza, apenas estaba aguantando las lágrimas que querían salir de sus ojos, su respiración estaba acelerada, su frente perlada de sudor y su trasero le ardía.
La mujer puso su mano en su trasero y lo acaricio un poco para reconfortarlo, estaba orgullosa, era la primera vez que estaba con este joven y se había comportado excelente, se nota que es de esos jóvenes obedientes, que jamás han hecho algo indebido, podría jurar que el joven ni siquiera fumaba y si bebía no sería más de una cerveza al mes.
Ansiosa por ver cómo estaba quedando su trabajo, deslizó sus dedos por la ropa interior y la bajo, dejando las nalgas del " niño" expuesta, el joven tenía una trasero precioso, sus glúteos ahora rojos por las nalgadas eras redondos y bien parados, su piel era blanca y suave.
Bien cariño ahora la parte final de tu castigo, igual que las otras veces serán 40 nalgadas, pero está vez después de cada nalgada deberás decir, gracias mamá, entendido.- levanto su mano lista para impactar en caso de que no volviera a contestarle
Si mamá .- dijo esta vez
Perfecto, vamos a continuar, palabra de seguridad.
Pikachu mamá.- le dijo el " niño" y la mujer se sintió derretir de ternura al escuchar esa palabra otra vez, solo un niño escoge una palabra de seguridad de una serie infantil, y sin perder tiempo por fin su mano impactó sobre las nalgas desnudas de ese adorable "bebe"
Paf
Ay, gracias mamá
Paf
Ah, gracias mamá
Ian no sabía por qué no podía evitar emitir un quejido o de qué su boca se escaparan los ay y ah.
Ahora que su trasero estaba expuesto a esa hermosa mujer con mano de hierro, no sabía si recistiria sin llorar, se había estado aguantando desde que empezó a nalguearlo sobre su ropa interior pero estaba seguro que ahora no aguantaría más, las lágrimas se acumulaban en sus ojos a gran velocidad, y estaba seguro que en cualquier momento saldrían de ahí.
Paf
Gracias mamá
Paf
Gracias mamá
Paf
Gracias mamá
A la nalgada 30 no aguanto más y se puso a llorar
Samantha al verlo llorar pensó en detenerse, pero las reglas eran claras, ellos podías gritar, quejarse, llorar si querían pero miestras no dijeran su palabra de seguridad ella continuaría con el " castigo" que ellos mismo se impusieron.
Pero ver a un niño tan lindo llorar fue algo que realmente la conmovió, generalmente sus clientes son viejos verdes y pervertidos, era la primera vez que tenía a un niño sobre sus piernas, la primera vez que realmente sentía que estaba castigado a un malcriado, la primera vez que el papel de mamá le venía tan bien.
Continuo dándole de nalgadas y con cada una el niño le daba las gracias, ya no estaba aguantando las lágrimas ahora las dejaba ver claramente, era una imagen preciosa su frente sudada sus mejillas rojas y mojadas su boca húmeda y haciendo una nueva cada vez que su mano se impactada en su trasero.
Definitivamente este niño merece un castigo por ser tan bueno, y ella gustosa volvería a ponerlos sobre sus rodillas todas las veces que sean necesarias.

niño bueno, se merece un castigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora