Deseos de cosas imposibles.

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Miguel se llevo a Una Annelise dormida a un lugar apartado del bosque de Adara, donde el por órdenes estrictas de Charitty estaría vigilando el  sueño de la hija del sol.

Los planes de Charitty no incluían buscar regresar el alma de la joven princesa a su cuerpo nuevamente pues sabía que su vida  divina estaba por terminar, entonces y solo en esa circunstancia la joven debía despertar e iniciar la purificación para tomar el lugar que le correspondía.

Miguel siendo un fiel servidor de la su diosa no se apartaba de la pequeña cabaña donde la joven mujer yacía presa de un profundo sueño pero de algún tiempo acá, sentía que no se encontraba solo en aquellos confines del bosque.

Miguel no dejaba de admirar la belleza de la princesa dormida,  hasta que casi inconscientemente se vio perdidamente enamorado de la idea que tenía de ella, pasaba los días fantaseando con que ella despertara y así huir lejos del
Confinamiento al que estaban atados.

Una tarde mientras las primeras lluvias caían en el bosque llenándolo nuevamente de vida tras una dura temporada de sequía se vio obligado a entrar a lo que el sentía un hogar, y finalmente la tentación fue más fuerte que su voluntad.

Acercándose lentamente al lecho de sueño de Annelise sentía como el corazón le pesaba más que una roca, las mejillas rosadas de la joven y los labios rojos le robaban la calma y la respiración.

Acercándose lentamente a la joven robo un tierno beso de los labios dormidos de ella, sintió como esa criatura dormida le robaba la vida entera sin siquiera ella tener la menor idea de la existencia del  guardia celestial.

-Aléjate de ella, si vuelves a tocarla nuevamente te mataré-. Dijo Adriel que se hizo presente, reflejando en sus ojos toda la furia por el atrevimiento del guardián.

-Y ¿tu quien rayos te crees?-. dijo miguel desafiante.

-Soy Adriel 3 príncipe del infierno portador del pecado de la soberbia-. Dijo el sin bajar la guardia.

-Asi que tú eres la bestia de la soberbia-.

-Asi que has oído hablar de mi-. Sonrió maliciosamente Adriel.

-Claro, como no conocer a los vástagos de Kha, ¿qué haces aquí? ¿Acaso tu prometida no te llena?-. -Dijo el arcángel mientras tomaba una posición defensiva delante del cuerpo inerte de Annelise.

-Vaya... si que son estupidos estos guardianes-. Dijo una segunda voz detrás del guardián, tomándolo por sorpresa.

Abyssus había entrado a la cabaña sin que el guardián notara su presencia, cosa que puso nervioso al joven Arcángel que nunca se había enfrentado a un príncipe del infierno y ahora se encontraba en clara desventaja.

-¿Que es lo que quieren aquí bestias?-. Pregunto Miguel tratando de ocultar su nerviosismo.

-Nada que puedas darnos tu-. dijo Abyssus inclinándose a la pequeña cama donde se encontraba Annelise.

Miguel nervioso tocaba su espada, sabia que estaba en una cruel desventaja pero no podía fallar a su encomienda como guardián y al mismo tiempo a sus sentimientos por esa joven dormida.

-¿Y... bien?-. Dijo un Adriel nervioso desde la puerta.

El  diablo menor colocó tres dedos sobre la frente de Annelise y cerrando los ojos por un momento comenzó a extraer luz de la de la misma.

Los pequeños destellos se movían de un lado hacia otro en desesperacion cerca de la cara de la joven princesa, Abyssus abrió los ojos y con un movimiento de sus manos los agrupó para después meterlos en un pequeño contenedor de cristal.

"La maldición de la hija del sol" *Terminada*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora