La tarde comenzaba a caer en aquel bosque donde la lluvia que azotaba horas atrás los grandes árboles había escampado, los hermanos se encontraban fuera de la pequeña cabaña tratando de entender o lograr conectar algún punto por donde empezar.
Abyssus que era conocido por sus hermanos mayores y toda la gente de su reino con un joven diablo muy sabio trataba de calmar con alguna explicación coherente los nervios crispados de su hermano, aunque a ser verdad hasta el se sorprendía de ver al imponente Diablo de la soberbia con la mirada perdida en el vacío y la respiración cortada.
Con un ágil movimiento de sus manos el menor de los diablos invocó un libro de su biblioteca privada en el infierno de la pereza,
Era un gran grimorio que contenía datos de todas las razas en todos los tiempos.Dentro de ese libro existía información que los antepasados de Abyssus se había encargado celosamente de documentar, era un libro grande y de aspecto viejo y en demasía frágil, en el encuadernado se podían observar letras pero por más que Adriel trato de leer no logro descifrar ni un solo párrafo, al final se rindió pues sabía que su esfuerzo sería en vano, su hermano era el único capaz de leer aquellos textos.
A unos cuantos metros de donde los diablos trataban de encontrar solución al problema que los acontecía se encontraba Miguel, sentado sobre el pasto que se mecía suavemente al compás del viento que parecía entender el pesar que cargaba dentro de él.
Sabía que por su parte no podría hacer nada por ayudar a la señorita Annelise, no estaba en su naturaleza desobedecer órdenes divinas, pero por otro lado sabía que entre mas tiempo Halía estaba despierta las memorias que aun se conservaban frescas en la esencia del alma de la joven princesa moririan lentamente.
Los arcángeles que eran destinados a la protección de los demás seres divinos tenían estrictamente prohibido entablar relaciones con cualquier criatura, muy a pesar de lo que se creía la diosa y Los Angeles del horaculo podian llegar a ser muy crueles.
Miguel comprendía que si se iba del lugar y dejaba en manos de los príncipes del infierno el castigo sería mayúsculo pero, estar ahí le generaba tal conflicto emocional que sentía que moria en vida cada día qué pasa al lado de aquella joven.Todo el mundo estaba absorbido en sus asuntos que nadie se percató que Halía había salido de la cabaña y se dirigía al arcángel, cuando logró sentarse a su lado Miguel salió de sus pensamientos un poco agitado, la presencia de aquella chica definitivamente imponía respeto pero en ese momento solo lograba percibir su calidez.
-Este mundo es hermoso ¿no lo crees?, es una lástima que esté condenado a morir-. Afirmó la chica mirando a los árboles que se encontraban más allá de un pequeño riachuelo.
-¿Morir? ¿De...De que hablas?-. Pregunto Atónito el arcángel.
Halía llevó mano derecha a la espalda del arcángel y con un suave toque inundó el cuerpo de el con un rayo de luz lo que hizo que las enormes alas del joven brotaran de su espalda, acto que robo una sonrisa de ella.
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"La maldición de la hija del sol" *Terminada*
FantasyEn un tiempo donde todas las razas conviven en cierto equilibrio y armonía, la única regla será quebrantada cuando un príncipe del infierno se enamore de una princesa maldita, condenada antes de nacer. *Terminada*