4. Hugo: Indecisión

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Nick no me generaba rechazo como al resto de mis amigos, sino curiosidad, me parecía una persona muy extraña. Parecía que disfrutaba con la soledad y no hacía nada por intentar caerle bien a la gente. Se aislaba en su mundo y pasaba de todo. A veces intentaba hablar con él pero no entendía nada de lo que me decía, no hablaba cosas convencionales y aburridas. Aún así muy en el fondo era capaz de admitir que me despertaba la curiosidad todo lo que decía. Después del incidente de la habitación con Eva dejó de dirigirme la palabra por completo. Por lo que decidí ignorarle también. Parecía que lo que quería hacer desde que pisó este internado era automarginarse e ir de pobre víctima. Pues eso era lo que iba a tener.

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Un grito me despertó en mitad de la noche, era Nick, estaba teniendo terrores nocturnos. Me levanté rápidamente de la cama y me quedé mirándolo, estaba sudando y tenía los ojos y la boca apretados. Sin saber por qué, me agaché a su lado, le cogí de la mano y empecé a susurrar que estuviera tranquilo. Dejó de gritar y se relajó, yo seguí agarrando su mano y haciéndole caricias con el pulgar cuando empezó a abrir los ojos. Di un salto hacia atrás avergonzado.

—¿Me estabas agarrando de la mano? — dijo con la voz ronca mientras se desperezaba

—Si, solo...yo... quería ayudar... yo — intenté responderle demasiado nervioso para que me salieran las palabras

Se levantó de la cama aparentemente confundido

—¿Por qué querrías ayudarme?— No le respondí, solo me fui acercando lentamente hacía él.

Me acerqué tanto que podía sentir su aliento cálido en mis mejillas, levanté una mano y rocé la yema de mis dedos contra sus labios, él me miraba confundido, pero no me apartó, tras acariciar sus labios posé mi mano en su nuca y acerqué sus labios a los míos. Un montón de sensaciones estallaron en mi boca, empezó siendo un beso suave y tímido, pero poco a poco iba abriéndome paso entre sus labios y se iba convirtiendo en un beso más salvaje y apasionado. Con una mano le agarraba la nuca mientras con la otra le agarraba por la espalda, él en cambio sostenía mi rostro con sus manos y me acariciaba las mejillas con las yemas de sus dedos. Cuando nos separamos nuestras frentes seguían pegadas y nos mirábamos a los ojos y a los labios respectivamente con deseo, ninguno dijo nada, no queríamos que aquel momento terminara.

Bajé mis brazos y los metí por debajo de su pijama, quería sentir su piel, la misma que se estremecía bajo mi tacto. Empecé a darle besos suaves por el cuello, Nick ahogó un grito y gimió pidiendo más. Cuando sentí el deseo de llegar mucho más lejos me aparté bruscamente de él. Me miró con desconcierto y aparente vergüenza.

—No soy maricón — fue lo único que fui capaz de decirle.

No sabía que me estaba pasando, nunca me había sentido atraído por otro hombre y estaba confundido. Él me miraba avergonzado, las lágrimas acudían a su rostro aunque él las intentaba apartar sin mucho éxito. En lo más hondo de mi ser quería acercarme a él, secarle las lágrimas y volver a besarlo, sentir de nuevo sus labios fundiéndose con los míos, pero mi cabeza estaba contradiciendo a mi corazón y opté por hacer caso a mi cabeza que me decía que no podía ser y que era un error.

A la mañana siguiente Nick no estaba en el cuarto. Fue un alivio no tener que enfrentarme a un silencio tenso. Mi cabeza iba a estallar de un momento a otro y mis sentimientos eran demasiado confusos. Bajé a desayunar a última hora con la esperanza de no encontrarme con nadie, me estaba costando horrores ocultar mi estado de ánimo y no quería a nadie haciendo preguntas. Mientras desayunaba mi cabeza daba vueltas a lo sucedido la noche anterior. Cada vez que pensaba en ese beso un escalofrío me subía de los pies a la cabeza. 

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⏰ Última actualización: Apr 19, 2020 ⏰

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