Trece.

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— ¿Qué estás diciendo, Yeh Shuhua? —pronunció con el ceño fruncido la mujer—. Estás loca.

— ¿Qué pasa si me gusta una chica? —insistió la menor persiguiendo a su madre.

— Estás loca —repitió—. Es algo terrible. Es de lo peor. Ni siquiera debía pienses en cosas así. ¿Quién te está metiendo esas ideas en la cabeza? ¿Ese tal Jisung tiene algo que ver?

Su madre lucía histérica. Shuhua estaba algo preocupada porque fuera a tener un ataque.

— No, mamá —comenzó a hablar la menor mirando fijamente a su madre—. Él no tiene nada que ver. Nadie me metió ninguna idea.

Shuhua se quedó en silencio unos segundos meditando su comentario.

— Solamente quería saber qué de malo tenía que me gustara una chica. Porque comienzo a sentirme así.

  
(...)

 

— Le dije a mi madre que me gustaba una chica y dijo que era una tontería, que estaba confundida, que debía de dejar de pensar en esas cosas extrañas —pronunció Shuhua sentándose frente a Yuqi—. Salió mejor de lo que esperaba, pero realmente quería otro resultado.

— ¿Qué querías escuchar?

— Que me dijera que si seguía diciendo cosas así me olvidara de que existían para irme de la casa.

Yuqi frunció el ceño y segundos después rió un poco.

— Tu padre diría eso.

— ¿Cress que deba decirle?

— ¿Qué? No.

— Pero...

— Shuhua, no —pronunció Yuqi dejando en la mesa frente a ella la caja que antes contenía jugo de frutas—. ¿Por qué quieres que algo así suceda?

— Creí que lo sabrías.

— ¿Realmente los odias tanto? —murmuró apoyando su rostro en sus manos—. Sé que son horribles, pero, honestamente no sé cuál sería tu plan si te vas de ahí. No puedes trabajar como para mantener los gastos de una casa, ni mucho menos dejar la escuela. Quizá debas esperar hasta que seas un poco mayor, al menos.

— Yuqi, no lo entiendes —pronunció la menor revolviendo su cabello.

— No, realmente no lo hago. No tengo idea de qué se siente vivir con tus padres ni mucho menos, pero realmente creo que no vas a llegar a ningún lado saliendo de tu casa a esta edad. Tienes sueños precipitados, Shuhua.

— Solamente quiero ser feliz, Yuqi. ¿Está mal a caso?

 
(...)

 

— Yeh Shuhua —la voz rasposa de Taeyong la sacó de su ensimismamiento, el coreano estaba apoyado bajo la sombra de un árbol cerca de la puerta de salida del instituto.

— Uhm, ¿Taeyong? ¿Qué sucede?

— Escuché que faltaste a clase ayer —murmuró poniéndose erguido para mirar a la menor—. ¿Por qué?

— Discutí con mi madre —comenzó a hablar la pelinegra jugando con un mechón de su cabello—. Y entonces huí hasta casa de Soojin y pasé la noche ahí. Olvidé que tenía clases.

— También olvidaste esto —murmuró el mayor tendiéndole una pequeña bolsa de papel que contenía algo de ropa de la pelinegra.

Shuhua por un momento había creído que Taeyong, al igual que Miyeon, la regañaría no solo por faltar a clases, sino que también por haberse escapado de su casa.

𖥔 My First And Last ── soohua. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora