𖥔 My First And Last ── soohua.

Seis.

La música fuerte penetraba sus oídos. Era molesto. La primera hora había sido divertida, la segunda comenzó a aburrirse, y la tercera era... Una tortura.

Shuhua pensó en lo mucho que odiaba las fiestas en ese instante.

Pero entonces, cuando comenzó a cuestionarse si debería o no quedarse, una suave y delgada mano apareció en su cintura, sujetándose de manera casi posesiva en ella.

La pelinegra volteó de inmediato, encontrándose sorpresivamente con Soojin

Oh, santa mierda. Sí que lucía bien en ese vestido rojo.

— Yeh Shuhua —apenas pudo escuchar su voz, pero pudo leer sus labios y entender perfectamente lo que decía. Su voz sonaba agitada, su respiración le seguía el ritmo—. Luces aburrida. ¿Todo bien?

"Ahora lo está" pensó de inmediato mientras miraba disimuladamente los labios de la contraria.

— Sí, mejor que nunca.

— No deberías mentirme —murmuró, su rostro acercándose de manera provocativa al contrario—. Debes decir siempre la verdad a tus unnies, lo sabes, ¿no es cierto?

— Uh, está bien

— Increíble —no logró escuchar nada de su voz, pero pudo leer sus labios.

De pronto, se encontró a sí misma a centímetros de distancia en lugar completamente vacío. La música se escuchaba realmente lejana. Como si estuvieran en un mundo alterno, sólo Soojin y ella.

La mayor de pronto comenzó a delinear el mentón de la pelinegra con parsimonia. La pelirroja miraba fijamente su trayectoria, como si fuese algo grato y satisfactorio.

— Yeh Shuhua —pudo escuchar su voz claramente—. ¿Qué sucedería si te beso ahora mismo?—la pelinegra miró a la contraria atónita sin creer lo que acababa de escuchar—. Oh, mierda —gimió por lo bajo, acercándose aún más. Su aliento se mezclaba con el de la contraria y sus ojos no podían hacer nada más que mirar fijamente los labios de la mayor. Y su corazón...

Su corazón palpitaba con tanta fuerza que creía que se escaparía de su pecho.

— Perdóname por esto —dijo con suavidad Soojin. Shuhua no entendió a qué se refería.

Hasta ese instante.

Los labios de la pelirroja golpearon los de la menor con tanta urgencia que parecía ser un acto de vida o muerte.

Y entonces, se encontró a sí misma tirada en una cama cubierta por solamente sábanas blancas mientras Soojin estaba sobre ella, reteniendo sus brazos y besándola de la manera más salvaje que podía haber pensado que viviría.

La pelirroja comenzó a bajar entre besos húmedos por su mentón hasta llegar a su cuello, dejando marcas en el mismo. Ambas jadeaban por la situación. Shuhua casi podía decir que el aire no estaba circulando correctamente en esa habitación.

Pero entonces, la pelirroja sobre ella se detuvo de pronto, cuando la puerta de la habitación se abrió sin previo aviso. Shuhua analizó el lugar de inmediato; encontrándose en nada más y nada menos que la blanca y amplia habitación de Cho Miyeon.

Y como si se tratara de una mala broma, la rubia entró por la puerta, lanzándose sobre Soojin y comenzando a besarla de la misma manera en que la pelirroja lo había hecho con ella segundos atrás.

Shuhua estaba sentada en la esquina de la cama, mirando con asombro y molestia a sus dos amigas besarse salvajemente en sus narices casi fingiendo que ella no se encontraba ahí.