17. Flores

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"Tu sangre es como las flores de belladona maduras"

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Llevó su larga mano hasta su boca para introducir una flor más. Sabía a veneno con un dulce toque a miel. se encontraba recostado con ropa cómoda y holgada en uno de los sillones de la sala de estar de su mansión. Estaba rodeado de pequeñas flores azules esparcidas por el sofá, que iba ingiriendo lentamente, intentando llenar el vacío que sentía. 

TaeYeon salió de la cocina y pasó por la sala rumbo a su habitación. Vestía un tierno pijama de ositos, algo muy característico de ella.  Su cabello se encontraba sujetado en un despeinado mono alto. El tazón blanco de café que llevaba en sus manos impregnó el lugar con su olor.

—¿Eh? ¿Estás comiendo flores, oppa?—. preguntó sorprendida cuando lo vio. —A pesar de que me tratas como una idiota cuando como flores, están deliciosas ¿verdad?—. Comenzó a hablar mientras cruzaba la sala. —No existe ningún vampiro que odie las flores.

ChanYeol pensó que su pequeña hermana era demasiado habladora en esos momentos y no respondió a ninguna de sus preguntas. TaeYeon se dio vuelta a ver con más detalle a su hermano.

—Hey, ¡¿no son esas belladonas?! ¡¡No se pueden comer porque son venenosas!!—. Le gritó asustada.

—Eres muy ruidosa TaeYeon. ¿Cómo va a funcionar el veneno en un vampiro de sangre pura?—. Preguntó desinteresado, metiéndose otra pequeña flor azul a la boca.

—Si el veneno no funciona en ti, ¿Por qué te molestas en comer una flor venenosa? No te comas el resto—. Le dijo mientras apoyaba sus brazos sobre el respaldo del sillón donde se encontraba recostado el alto.

—Con estas son suficientes—. respondió despreocupado.

—¿Están buenas al menos?—. preguntó con inocente curiosidad. ChanYeol guardó silencio por unos momentos, meditando sus palabras antes de responder.

—Saben a veneno—. Respondió tranquilo comiendo otra flor.

—Te dije que no las comieras—. Respondió asustada.

ChanYeol sintió como el sabor de las flores se impregnaba en su boca. Sintió como el veneno en su cuerpo iba convirtiéndose lentamente en un tenue calor en su interior. En una sensación parecida y conocida.

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—¡KyungSoo!—. La aguda voz de su madre se hizo escuchar en la pequeña casa. Al sentirla, el aludido salió de su habitación y bajo las escaleras con calma.

—¿Qué pasa mamá?—. preguntó mientras llegaba a encontrar a su madre, que se encontraba al pie de la escalera, esperándolo.

—Noritama no se terminó las verduras de nuevo—. comentó preocupada.

—¡¿De verdad?!—. se acercó a su madre. Ella lo miraba con sus ojos marrones de manera preocupada.

La madre de KyungSoo era pequeña de estatura y menuda de cuerpo. KyungSoo sacó de ella los grandes ojos marrones, el cabello negro azabache y los labios acorazonados. Ella tenía un aspecto bastante joven y era sumamente bonita, por lo que muchas veces la gente que no los conocía pensaba que eran hermanos. KyungSoo muchas veces también lo crea así.  Desde la muerte del señor Do, solo se tenían a ellos. Tenían un apego y una cercanía bastante grande. Su madre era una persona alegre y cálida. Dispuesta a cumplir todos los caprichos de su pequeño hijo, porque sí, KyungSoo sería siempre su pequeño. Por eso había aceptado feliz la idea de tener a Noritama como mascota. Solo para ver feliz a su hijo.

—Parece ser que si no es espinaca fresca y libre de pesticidas, no quiere comer. Prefiere la comida fresca—. comentó su madre rodando los ojos y un gesto de burla ante la actitud tan delicada del canario.

—Es todo un gourmet...—. suspiró el chico.

KyungSoo se acercó a la pequeña jaula donde vivía ahora el canario. Se encontraba en el pequeño patio interior de la casa. Junto a varias plantas en macetas. El pelinegro se agacho para quedar a la altura del ave.

—Tú... ahora eres el hijo de un pobre, por lo tanto eres un pobre también. Ya no puedes ser tan delicado—. Le dijo reprochándolo. El canario solo lo observó curioso.

—Ya no pía tanto y no se ve tan alegre ¿Verdad?—. dijo su madre, apoyada en marco de la puerta y con los brazos cruzados. —¿Tendrá nostalgia? Algo así como que no está acostumbrado al entorno en el que duerme ahora y no le gusta ser nuestras mascota... echa de menos a su anterior dueño, ¿no es así?

KyungSoo optó por no responderle a su madre sobre eso. Se quedó en silencio y observando al canario con un puchero en el rostro y el ceño fruncido en señal de enojo.

—Hubieras sido devorado si continuabas viviendo donde solías quedarte—. Le dijo mientras trocaba la jaula. —Incluso si es así, ¿todavía quieres verlo?

El ave no cantó ni pareció sentirse aludido por las palabras. KyungSoo se limitó a observarlo con tristeza, pensando en una respuesta para su propia pregunta.

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El capítulo de hoy es mas corto, para darle descanso a sus corazones. Hemos entrado a la recta final de esta historia. Acá hay detalles importantes para más adelante.

Perdón la demora en actualizar. Pero entré a trabajar el sábado y ha sido de locos. ¿Siguen en cuarentena? Acá si, de hecho donde vivo y dónde trabajo están en cuarentena obligatoria (mi ciudad tiene cuarentena obligatoria parcial, así que hay lugares sin cuarentena aún) debo tener un papel para moverme por la ciudad y constantemente policías y militares nos detienen para hacer controles.

¡Gracias por su apoyo! La historia ha llegado a +2k ❤️

Sabor A Belladona / CHANSOO // AdaptaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora