Era una de aquellas noches frescas en Seúl. Las luces de la ciudad eran bastante cegadoras y con sus muchos colores y variadas intensidades, era imposible ver las estrellas.
ChanYeol por lo general no sentía demasiado frío o calor. Su temperatura corporal era diferente a la de los humanos, por lo que en condiciones normales, la fría noche otoñal en que se encontraban no le hubiese afectado en absoluto. Pero ahora se sentía débil por la cantidad de días que llevaba sin poder alimentarse con normalidad, porque nada le sabía bien. Su único "alimento" eran las flores de belladona que había comenzado a consumir, pero al ser un vampiro sangre pura, estas no le aportaban nada. Las ingería únicamente porque eran lo más cercano a otro sabor, a un que anhelaba.
Iba vestido con unos pantalones negros ajustados. Un suéter a rayas negras con blanco. Y una chaqueta azul marina de mezclilla con el cuello peludo. Llevaba las manos en sus bolsillos a causa del frío que sentía en aquellos momentos.
Observó fijo a una joven mujer rubia que caminaba en su dirección. Ella llevaba una bufanda escocesa negra y roja y un abrigo color claro. Era bonita. La chica iba revisando su teléfono celular, por lo que no notó la mirada intensa sobre sí. ChanYeol llevó la vista hacia otra mujer que se acercaba a su posición. Tenía el cabello negro y recogido en una coleta alta. Vestía una blusa sumamente escotada y un abrigo. También era atractiva. La chica iba revisando su teléfono.
ChanYeol pasó entre ambas mujeres y bajo la vista apenado. Dejó salir un suspiro y detuvo su caminar por las calles de la ciudad. Hizo un pequeño puchero mientras sacaba una de sus manos de los bolsillos y, con ella, su propio teléfono.
—No sé cuál es...—. Puso el teléfono frente a sí y lo observo detenidamente. —su número de teléfono—. Sus pensamientos lo dirigieron hacia su pequeño compañero de salón. Últimamente era lo único constante en sus pensamientos. «Quiero verle» pensó mientras guardaba el aparato nuevamente y comenzaba a caminar sin rumbo fijo otra vez, con la expresión triste y dolida.
«Es la primera vez que hablo sobre mi familia a un humano...» recordó el momento en que llevó por primera vez a su casa al pelinegro. En cómo caminaron por la entrada. En su actitud sorprendida al llegar. En su mirada afligida cuando le habló sobre su hermana y él. Sintió de manera vivida el calor en su mano al recordar cómo el pequeño había tomado su mano en un acto repentino y en cómo él no fue capaz de soltarla, porque le gustó.
«Queriendo que pronunciases mi nombre mientras lo hacíamos». Pensó en la primera vez que le pidió al bajito que lo llamaba por su nombre mientras lo hacían en una de las salas del instituto. En que el solo hecho de haber oído la voz del menos lo había hecho correrse. Era la primera vez que deseaba que alguien pronunciara su nombre es aquellos momentos de intimidad y conexión. Pensó en lo mucho que le gustaba la voz de KyungSoo, tan grave, cálida y extremadamente sensual. Quería escuchar la voz del pelinegro a toda hora del día, porque le gustaba.
«O estar molesto cuando te veo llorar».... Pensó en todas las veces que vio llorar al pequeño, principalmente por su culpa. Le dolió el pecho recordarlo. No quería hacerlo llorar... él sólo no sabía como responder, no quería sentir nada por nadie, menos por un humano... no quería volverse dependiente de alguien que pudiera dejarlo por otro mas "normal", menos monstruoso y mas humano, después.
«KyungSoo, el día que dijiste que era la última vez», iba caminando decaído. Sus labios curvados hacia abajo y los ojos tristes. Extrañando y sintiéndose culpable. «...lo de 'comer' era tan solo una excusa». Sus pensamientos lo llevaron al último día que pudo estar con aquel hermoso humano, cuando este fue por el canario a su casa. «Para ser honesto, sólo quería quedarme contigo más tiempo. Pero no fui capaz de decir eso en voz alta». Vio los ojos llorosos del pequeño, llenos de dolor por sus crueles y crudas palabras y sintió culpa. Se sintió como un ser repugnante y maligno.
Recordó a la madre y la pequeña niña alejarse mientras lo dejaban confundido y sorprendido, las palabras del directorio mientras esperaba a su madre y las palabras de su abuelo antes de entrar al auto para sentarse a su lado. Todos sus temores se hicieron extremadamente reales. «Tengo miedo» pensó y de un momento a otro, todo comenzó a aclararse en su mente.
Se detuvo frente a un semáforo. Los autos pasaban a toda velocidad. La gente caminaba a su alrededor indiferente a lo que él pudiera sentir. Muchos lo esquivaban molestos por estar estorbando frente al paso peatonal sin moverse pese a tener luz verde. Pero a él no le importó. No le importó lo que pensaran sobre él o las maldiciones que recibía en aquel momento. El simplemente continúo de pie. Con la vista fija en las luces y los colores de la ciudad. Con las manos en los bolsillos. Con el corazón completamente roto. Llamando y necesitando con todas sus fuerza a aquella persona por quien se había vuelto un caos y por quién había perdido el control. Aquel por quien se sentía débil, confundido y por qué no, mas humano.
«KyungSoo, tengo miedo de que me llames 'monstruo' algún día».
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Sabor A Belladona / CHANSOO // Adaptación
FanfictionUn mundo en donde los vampiros y los humanos conviven de manera normal. Los vampiros son en su mayoría, deseados y respetados por los humanos. En una clase normal, de último año de preparatoria un estudiante se da cuenta que para los vampiros, la lí...