20. Sabor a Belladona

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A KyungSoo le correspondía otro día de trabajo como asistente en la enfermería. Se dirigió como siempre que debía estar ahí, a la hora del almuerzo. Comenzó a ordenar las notas que la enfermera dejó sobre el escritorio cuando unas pequeñas flores azules en el piso llamaron su atención.

La primera camilla, más cercana al escritorio tenia la cortina cerrada. Se acercó a recoger las flores y movió las cortinas para ver quien estaba ahí y si necesitaba ayuda.

Sorprendido, se encontró el cuerpo totalmente inmóvil del vampiro, rodeado también por algunas flores. Tenía los ojos cerrados y el rostro lúgubre, acompañado de un leve gesto de malestar.

—¡¿ChanYeol?!—. gritó asustado.

El vampiro abrió los ojos con lentitud, con una expresión decaída en el rostro.

—Eres muy ruidoso—. Se quejó mientras se sentaba en la camilla. KyungSoo lo observó preocupado.

—P-pensé que habías muerto. Tu cara está tan pálida.

—Siempre he sido pálido, KyungSoo—. Respondió sin mucha energía.

—¿Y estas flores?—. preguntó nervioso tomando una de las pequeñas belladonas azules de la camilla.

—Me las estaba comiendo.

—¿Comiendo flores? ¿No has estado alimentándote?

—Estos día la comida sabe horribles—. respondió dejando salir un suspiro al final.

—Lo sabía. Te ves mal. ¿No estás bien?

—¿Estás preocupado por mí?—. Se cruzó de piernas en la camilla. Apoyó uno de sus codos en su pierna y dejo descansar su cara sobre una de sus manos.

—Por supuesto que lo estoy—. Se apresuró a decir.

—A pesar de eso, me dejaste—. dijo dolido. KyungSoo lo miro sin saber que responder. —Y evitas mirarme cuando nos encontramos—. dijo con tristeza.

—Eso... es—. Comenzó a tartamudear incómodo. ChanYeol lo observó detenidamente.

—Sólo bromeaba KyungSoo—. Mintió. —Solo me estaba metiendo contigo—. Sonrió con tristeza. Cambio su posición, bajando la mano donde descansaba su rostro hasta su pierna. El bajito no dijo nada.

—Soy... un vampiro—. Su voz se escuchaba ahogada y más baja de lo normal.

—Eso ya lo sé.

—A pesar de que lo sabes, no lo entiendes correctamente, ¿no es cierto?—. ChanYeol no se atrevía a mirar al pequeño. —Las medicinas no funcionan en mí—. Continuó. —Me recupero de heridas si bebo sangre. Soy un monstruo que vive de sangre fresca—. dijo jugando nervioso con sus grandes manos. —Soy profundamente diferente de los humanos.

KyungSoo lo observó mientras decía todo aquello con profundo pesar.

—A pesar de eso, ¿Aún... me amas, KyungSoo?—. Se atrevió a preguntar.

El pequeño guardo silencio por unos instantes, que hicieron que el vampiro dudara sobre lo que saldría de sus labios. Sintiéndose nervioso y ansioso, lo observó de reojo, no soportando más el silencio entre ambos.

—Los humanos son iguales—. dijo finalmente, cortando el incómodo silencio. —¿No fuiste tú el que dijo que los humanos vivimos de la carne que obtienen de los animales que matan?

—Tienes razón—. Al fin se atrevió a levantar la vista hasta el pequeño pelinegro.

—Pero estoy criando a Noritama porque Noritama es especial—. El vampiro lo observaba atento. Su voz comenzó a quebrarse —Quiero convertirme en ese tipo de existencia especial—. Conectaron sus miradas por primera vez, mirándose fijo y perdiéndose en el otro. —No importa incluso si eres un monstruo...

Sabor A Belladona / CHANSOO // AdaptaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora