Capítulo 8.

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—¿Me estás escuchando?— Jiang Cheng lo miraba indignado.

Wei Ying salió de sus pensamiento y miró el rostro de su hermano.—Sí, te escuché...— obvio no, pero tal vez si lo decía con seguridad podría salvarse de la reprimenda de su hermano.

—¿Entonces si estás de acuerdo en que tú primero hijo se llame Manzanita?

—¡Qué mierda! ¡¿Cuándo dijiste eso?!

—No lo dije— dijo resignado Jiang Cheng— ¿Podrías ponerme atención? Esto es importante. Llevas suspirando y soñando despierto toda la mañana. Sin mencionar que no dejas de ver esa estúpida flor.— señaló la peonía fresca que reposaba en la mano del omega de coleta alta.

—Lo siento, estoy feliz, no puedo evitarlo.

WanYin vio como los ojos de su hermano volvían a brillar. Parecía recordar algo. La verdad se podía imaginar qué, o más bien quién traía así a su hermano.

—Como sea, escucha. En dos días parto con Lan Huan a una reunión con los otros líderes.—Por fin había logrado captar la atención de su hermano.

—¿Qué? ¿Por que se juntarían los clanes? Y en todo caso ¿Por que irá Lan XiChen y tú? ¿No sería el viejo QiRen quien tendría que ir?

La mirada de Jiang Cheng se veía algo pensativa y su entrecejo se profundizaba más.

—Lan QiRen no irá, ahora se encuentra fuera del territorio rastreando a los intrusos. Y creo que este es el motivo por el cual se juntarán los clanes— ambos sabían que debía ser serio para que todos los clanes se reunieran tan de repente. —Wuxian creo no somos los únicos que tienen problemas con ellos— esa era una verdadera mala noticia. Conforme pasó el tiempo pudieron asegurar que se trataba de varios individuos. Y si estos tenían el valor de entrar en territorios ajenos no podía significar nada bueno. —Olvidemos eso por un momento. La doctora YiJie me dijo que te recordara que ya debes ir por tus supresores. Pensó que ibas a ir hace una semana, ya que se supone que en estos días debería caer tu celo. Pero creo que el despistado de mi hermano no lo recordaba.

—Oh cierto, nunca fui por ellos—dijo tocándose la nariz mientras soltaba una pequeña risa.

—¿Esperabas acordarte de ellos una vez que estuvieras en celo?, recuerda que tienes que tenerlos a la mano siempre.

—Sí sí, ya no me regañes... hoy mismo iré por ellos.

Jiang Cheng negó con la cabeza. Quería a su hermano, pero no entendía como su idiotez no tenía límites. De ser otra persona lo odiaría, pero era imposible odiar a Wei Ying.

—No me quedaré tranquilo si me voy y tú no vas con la doctora. Así que yo mismo te dejaré en el consultorio y de ahí me iré con Lan Huan.

Wei Ying se sentía ofendido. Él no sería capaz de... olvídenlo, sí sería muy capaz de olvidar algo como su celo. Incluso si este debía estar a la vuelta de la esquina.

Ambos chicos empezaron a caminar hacia el consultorio de la doctora.

Después de todo lo que estaba ocurriendo entre Lan WangJi y Wei Wuxian, el omega ya no se encontraba tan seguro de querer usar supresores. Sentía que era innecesario usarlos, en especial con un alfa como Lan Zhan a su lado.

Con sólo recordar cómo se habían besado hace dos noches sentía la cara arder. Ahora el alfa lo besaba cada que podía y él ya no tenía la fuerza ni las ganas de oponerse. Pero seguía habiendo una línea muy delgada que no los dejaba avanzar.
Y quería deshacerse de ella. Tal vez empezaba a querer más de lo que pensaba al alfa.

Noche de CaceríaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora