Cerezo...
La sombra me provoca frío
El viento me empuja al miedo
Susurra siseando
Sisea canturreando
Las melodías que no conozco.
Quisiera probar tus frutos rojos,
En las copas vacilantes de tu corona,
Desmorono en mis lamentos aullantes
Que no provocan un sólo ruido.
Pero tú, cerezo que no es mío
Allí te mueves en tu danza de ritmos ausentes,
Desplazándote sin moverte
Moviéndote sin desplazarte.
Provocas en mí
Ésa chispa...
Curiosidad por olerte
Desde mi suelo fatigoso,
Oh precioso eres a mis ojos,
Y a penas puedo soñar con tenerte.
Voltea hacia mí,
Belleza reluciente,
Que no hace más que alzarse
En majestuosa lentitud,
En fulgor latente.
Soy ser diminuto...
Insignificante rastrero,
Tú..
Un dios que se adorna de luceros,
Un eterno farol que alberga vida
Entre sus amorosos brazos.
No tengo nada qué darte
Más que mi agradecimiento eterno
Un amor puro y sincero,
Un sueño inacabable de mi corta vida.
Soy poco
Y en lo poco,
Yo te debo mucho,
Porque desde que llegué al mundo,
Sólo es tu voz la que escucho,
Y me ha llenado de esperanza.
Cerezo...
No tengo voz, ni tengo alas,
Soy un cuerpo que se arrastra,
Una masa que traza...
Una línea,
Entre lo que quisiera hacer
Y lo que no puede,
Porque no alcanza.
No quiero rendirme
No quiero más que tu compañía,
Cerezo...
Mi amor eterno te dedico,
Bello Cerezo.
Mientras cierro mis ojos y duermo...
Pensaré en tus hojas de otoño
Primavera, verano e invierno.
Mientras cierro mis ojos,
Contaré los pétalos de tus flores
Desde mis recuerdos,
Probaré tu fruta en mis suposiciones
Imaginaré tus ramas y me abrazaré a ellas.
Oh... Cerezo.
