Ella

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Es como el ave que salió de entre los cadáveres putrefactos, niña.
Cuando el cielo se abrió y parió a la cabra que tomó el nombre de Lucifer.

Niña, la niña que tramó enterrar la espada en su pecho un millón de veces, ésa niña.
La princesa de la muerte que decidió vivir al fin.

La que remonta el vuelo sobre la ola de ventisca tormentosa que quebró los ventanales del vecindario.
Ésa que ya no tiene miedo que seguir quebrándolo todo, la que lo quema todo y lo quema dando su mejor grito de guerra.

Ésa niña que vivió con miedo de sí misma, la niña que con el golpe de su puño al aire, hace que el mar se vuelva furibundo.

Se vistió de guerrera y corrió sin freno a la batalla, a enfrentar sus demonios y les puso nombre.

Ésa niña se sacó el vendaje de los ojos,
Se vistió de sangre de sus enemigos,
Subió a la colina más alta e hizo temblar los montes sólo con su intención.

Ésa niña ya no es niña.
Ella se volvió poder y fuerza.
La niña que trasmutó, con la magia de la piedra filosofal de su corazón.
Quién es comienzo, final y renovación.

La niña, la mujer, la luna y el sol.

Que se levanta al final en su trono de azules y dorados como una reina, que jamás debió ser pisoteada.
La niña que se levanta no es la que había muerto.

La luna que sale, no es la misma que se perdió, pero a su vez sí.
Porque ésa magia siempre estuvo allí, ésa sacerdotisa siempre estuvo allí, ésa niña siempre estará allí.

Ella, ella murió.
Ella, ella se quemó.
Y ella, renació.

Huyendo De Los Recuerdos «Anti Poesía» (Terapia TLP)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora