Eran ya las 10 de la noche cuando Colette decidió irse a su casa, había estado toda la tarde rebuscando en los archivos de los antiguos casos contra Horst, algo sumamente agotador a pesar de que era necesario para la investigación, los chicos también habían estado ocupadísimos, Jack había estado terminando el papeleo restante de su último caso, Luke y Katerina por su parte, se habían encargado de encontrar y llamar a la clínica de rehabilitación donde se había desintoxicado Amélie, consiguieron saber que habían entrado los dos hermanos al mismo tiempo, financiados por alguien muy rico, que les había pagado un costoso tratamiento, pero que mientras que Amélie al terminar se marchó a París, su hermano, Thierry, se había quedado y había vuelto a engancharse. Cuando quedó claro que no podrían hacer nada más por el caso hasta el día siguiente, cada uno se fue por su lado. Colette condujo hasta su casa, un pequeño apartamento situado justo encima de un restaurante vietnamita, en el concurrido Passage Verdeau. No podía negar que vivir en un sitio tan idílico y multicultural como su ciudad natal tenía sus ventajas, y es que había un restaurante de comida exótica prácticamente en cada calle.
- Mmmm - murmuró mientras aspiraba el aroma a fideos.
Decidió que definitivamente no tenía ganas de cocinar y entró en el pequeño restaurante.
- ¡Hola Lanh! ¿Estás muy liada? - dijo Colette a una menuda mujer asiática que prácticamente volaba de un lado a otro llevando todas las comandas.
- Ah chérie, eres tú, hacía tiempo que no te pasabas por aquí, ¿qué tal estás? - dijo sin detenerse ni un momento.
- Estoy bien, me han asignado un nuevo caso así que he estado muy liada, pero bueno aquí me tienes de nuevo, ¿puedes hacerme un hueco? - preguntó.
- Sí, te atiendo enseguida mientras tanto échale un vistazo a la carta aunque supongo que querrás lo mismo de siempre, por cierto no te he dicho nada, pero estás preciosa con ese nuevo look - añadió Lanh con una sonrisa.
Colette se sentó en uno de los comodísimos sillones decorados con un bordado de farolillos de todos los colores. Y mientras Lanh seguía atendiendo mesas, hojeó la carta, aunque Lanh tenía razón, solo quería tomar Bún bò huế. Aquella sopa de fideos vietnamita, era su favorita desde el día que había llegado al apartamento, cuando había decidido que cocinar tras una mudanza tan agotadora debería ser delito y había bajado al restaurante. Allí había conocido a su futura amiga, que le había recomendado aquella delicia. Cuando vio al fin que Lanh estaba menos ocupada, se levantó y oyó a lo lejos el tintineo de las campanitas de la entrada.
- Soy poco original así que ponme lo mismo de siempre - le dijo Colette a su amiga.
- Que sean dos - dijo una voz a su espalda.
Ambas se giraron extrañadas y ante sus ojos vio a un hombre de familiar pelo castaño claro, ojos color miel y sonrisa pícara.
- ¡Jack! ¿Qué haces aquí? - preguntó sorprendida.
- Pues a ver, si no me equivoco esto es un restaurante y tengo hambre - respondió él con burla.
- A ver, aparte de lo obvio - puso los ojos en blanco.
- Uf Cocó, no sé tú pero yo prefiero hablar con el estómago lleno, - río él - así porque no dejamos trabajar a Lanh mientras que tú y yo hablamos -.
La menuda encargada que se había vuelto la gran olvidada de la conversación se apresuró a salir pitando hacia la cocina.
Jack se acercó a Colette y le indicó el sillón donde antes había reflexionado tranquilamente. Él se sentó en el otro y la miró con ojos burlones.
- ¿Cómo es que conoces a Lanh? - preguntó Colette.
- Ya estaba tardando en llegar el interrogatorio... Hace unos meses, un amigo me recomendó las sopas de aquí y vine y comprobé que tenía razón. ¡Son los mejores fideos vietnamitas que he probado desde que estuve en Hanói! Y ahora es cuando preguntas: ¿Has estado en Vietnam, Jack? Que fuerte, no tenía ni idea - rió Jack.
- No pensaba preguntarlo la verdad, - mintió Colette - pero ya que lo dices prefiero preguntarte porque estás aquí -.
- Pues bueno, te lo creas o no he venido a hacerte compañía, porque aunque Katerina y Luke no se den cuenta, yo sé cómo fue la última vez que tratamos con Noone - dijo con preocupación.
Colette no dijo nada pero estaba esforzándose por no sonrojarse.
- Ahora más que nunca debemos ser un equipo, sobre todo tú y yo, los chicos no saben a lo que se enfrentan, pero ya lo sabrán - concluyó él.
En ese momento llegó Lanh con ambas sopas en una bolsa.
- He intuido que os las tomaríais juntos pero puedo ponerlas en bolsas distintas si queréis -.
- No Lanh, así está bien, muchísimas gracias - dijo mientras cogía la bolsa y pagaba.
Al salir del restaurante indicó la entrada a las escaleras y al llegar abrió la puerta de su pisito, que no era gran cosa pero era suyo.
Dejó pasar a Jack y por primera vez en el día, con él a su lado, se sintió tranquila.•
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Me pasaría el día gritando que son la pareja perfecta y muriendo de ternura por lo mono que es Jack preocupándose por ella jajajaja. Perdón por tardar tanto ya sabéis que les pongo todo mi esfuerzo y hasta que no están perfectos no me gusta publicarlos, así que para compensar capítulo larguito. Por cierto, pronto subiré algo que no es un capítulo pero que igualmente me gustaría que leyérais. Además, os recomiendo muy en serio que si tenéis un rato libre os volváis a leer la novela, probablemente hayan cambiado muchas cosas desde la primera vez. Que ganas del siguiente...
Besos :3
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La Última Bala
Mystery / ThrillerColette, una inspectora de homicidios del distrito 13 de París, deberá enfrentarse a un asesinato que pone a prueba todas sus habilidades, junto a su inseparable compañero Jack, del que está secretamente enamorada. ¿Conseguirá resolver el asesinato...