Hacía apenas dos días que el santo de Acuario había llegado al Santuario. Sabía que, al igual que él, había sido nombrado con siete años de edad y que, como de costumbre, había estado entrenando en el exterior. Se decía, también, que era maestro de dos aspirantes y que esa era la razón por la que no vivía en el Santuario.
No solía importarle mucho la llegada de nuevos caballeros, era algo muy común que llegaran de distintas partes del mundo cada día. Sin embargo, éste sí llamó su atención. No sólo porque fuera un santo de oro y, por ende, su compañero directo, guardián, al igual que él, de una de las doce casas zodiacales, sino también porque Camus de Acuario representaba un misterio para la mayoría de ellos. Él, sin ir más lejos, jamás había tenido oportunidad de conocerlo.
Aquel caballero sólo iba al Santuario una o dos veces al año por llamado del Patriarca y nunca se quedaba. Incluso antes de haber sido nombrado maestro éste ya mostraba resistencia a quedarse en Grecia. Todo lo que sabía sobre él era su nombre. Su nombre y.. Bueno..
Todos los rumores que se deslizaban sobre él.
El mismísimo Patriarca hablaba del santo de Acuario como de sus más inteligentes caballeros y era de público conocimiento que de las pocas veces en que éste había concurrido a verlo, muchas habían sido explicitamente por saber su opinión sobre determinado asunto. Había oído vagamente que era bello, más que su belleza se veía opacada por su actitud. Pues al parecer, el onceavo caballero pese a ser tan joven como él, era sumamente serio. Se sabía que como maestro era implacable, exigente y.. No mucho más.
Nadie podía decir mucho sobre él y es que prácticamente nada se sabía. Si los rumores eran ciertos, no obstante, ya tendría tiempo para conocerlo. Pues, al parecer, el joven Acuario esta vez tenía órdenes de regresar al Santuario y de pasar el mayor tiempo posible en él.
- Shura - llamó la atención de su compañero que, bastante aburrido a decir por su expresión, observaba cómo dos santos de plata se enfrentaban en combate. - ¿Has hablado con tu nuevo vecino?
Le había estado dando vueltas al asunto de presentarse hacía rato sin saber por qué. Normalmente hubiese ido, dicho 'hola, soy Milo' y ya, pero la verdad es que antes de hacerlo había preferido tener segundas opiniones. ¿Por qué? Pues no lo sabía. Tal vez fuera el aura de misterio que ese caballero se había ganado o el hecho de que más de uno lo describiera como un amargado. La cuestión es que había querido hacerlo y de todos aquellos a quienes preguntó obtuvo la misma respuesta.
- ¿Camus? Sí, algo - respondió el español.
- ¿Y..? - insistió.
- ¿Y, qué?
- ¡Pues que me digas algo sobre él!
- Ah - lo miró pensativo, como si quisiera elegir muy bien qué palabras utilizar antes de abrir la boca. - Mmm, pues.. Es algo frío.
- Entonces es cierto.
- ¿Qué cosa?
- Que es un amargado.
- Yo no dije eso - abrió grande los ojos el capricorniano.
- También Mu me dijo que le resultó frío.
- ¿Y desdé cuándo ser frío es sinónimo de ser amargado?
- Tienes razón, no es su culpa - se corrigió. - Demasiado tiempo pasó en Siberia.
- ¡Milo!
- Ya, ya.. - afirmó por lo bajo. - Sólo bromeo. Amargado o no, en algún momento deberé presentarme.
- ¡Que yo no dije que lo fuera! - insistió el español siendo totalmente ignorado.
Poniéndose en pie, el griego buscó el cosmos del nuevo habitante. No era difícil de hallar a decir verdad, pues por cómico que resultara, era un cosmos bastante frío. Con una sonrisa en los labios, fue entonces a su búsqueda.
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Revolución (MiloxCamus)
FanfictionEsta es la historia de cómo Milo se ve completamente sorprendido por el santo de Acuario que, hasta entonces, tenía órdenes de vivir en Siberia, muy lejos del Santuario de Athena. Sin tener ninguna experiencia previa con la que comparar, Milo tendr...