Capítulo 13

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Entramos a la disco y al parecer el lugar no estaba nada mal, de hecho se parecía un poco a la discoteca que Joss me llevó un día.

—¡Deberías disimular!—le dije a Tavo, ya que miraba de pie a cabeza a Mel.

—Ya no quiero disimularlo más.

Abrí los ojos de una manera tan exagerada que sentía que se me saldrían.

¡Lo sabía!

Ahora Tavo no lo ocultaba más, ¡se gustan!

Tavo se acercó hasta Mel, empezaron a bailar y sin quitarles la mirada de encima observé cada movimiento de ambos y de repente me encontraba visualizando una guerra desenfrenada de lenguas.

Ese par se besaban de manera necesitada, como si en aquel beso se dijeran todo lo que con palabras no pueden expresar.

Sonreí al verlos, hacían una linda pareja.

—No me enojo si quieres imitarlos—dijo Steven. Reí al escuchar su estupidez.

—No gracias—respondí y me dirigí a la barra.

Me senté en uno de los taburetes y miré al chico que atendía. Estaba de espaldas, mordí mi labio inferior al observar el tremendo trasero que tenía.

Mejor que el mío si estaba.

Lo confieso, amo a los hombres con buen trasero.

Sentí como alguien me miraba y miré hacia mi derecha, era Steven, riendo como un completo idiota, me pilló comiéndome con la mirada el trasero del bartender.

—Solo admiro la belleza corporal—le dije y reí ante mi gran "explicación".

—Sí, claro.

El chico me miró, enseguida sonrió y pidió mi orden, pero Steven habló.

—¡Tequila!—Me miró fijo a los ojos como si me estuviese retando.

—No podrás conmigo—le respondí, aceptando su reto.

Llevábamos varios minutos allí en la barra, sentía los labios muy sensibles por el contacto del limón y de la sal en ellos.

—¿Dónde rayos está Tavo?—Pregunté.

Steven sonrió.

—Salió con Melany, creo que no volverán.

Sinceramente odio cuando se supone que salimos en grupo y se largan como si nada. Melany me escucharía.

—¿Tienes miedo quedarte sola conmigo?—me preguntó.

Reí ante su pregunta.

—¡Claro que no! es más, demos otra ronda.

La música estaba a más no poder, la cabeza me estallaría en cualquier momento, sentía que los pies me dolían y eso se debía a mis tacones.

—Hace mucho frío—le dije y empecé abrazarme a mí misma.

Steven sonrió de una forma tan coqueta.

—¿Lo dices para que te abrace?

—Ya quisieras, ¡dame tu chaqueta! —le exigí.

Sé que bebimos la misma cantidad, y también sé que somos unos irresponsables, ya que Steven conduciría su moto y yo no se lo iba a impedir, ya quería estar en mi cama sin tener que escuchar tanta música retumbar mis oídos.

Llegamos a mi departamento y dejé que Steven se acomodara en uno de los muebles, me quité mis tacones y me retiré su chaqueta.

—¿Deseas beber algo?—le pregunté riendo, estaba algo ebria.

—Claro—me respondió.

Saqué dos cervezas y me dirigí hasta él para darle una.

Mala decisión, bebimos tequila y ahora cervezas.

Esto se pondría mal.

Me senté a su lado y empezamos a reír, lo miré por un segundo y se me ocurrió algo.

—¡Juguemos!

—Sabes, he lidiado con lloronas, histéricas, risueñas, pero jamás con una borracha con traumas infantiles—me dijo el muy cabrón.

—No tengo ningún trauma, es solo que con Joss siempre estamos jugando alguna estupidez.

—Vale, juguemos.

—Jugaremos verdad o desafío.

—Eso se juega con varias personas—me respondió.

—¿Quieres que imaginemos a personas?—le pregunté con una mirada casi asesina.

Será bobo.

—Empiezo yo, ¿verdad o desafío?—me preguntó.

Sin pensármelo dos veces le respondí.

—Verdad.

—¿Es verdad que te gusto?—me preguntó y casi escupo la cerveza que bebía.

No pude evitar reír.

—Me agradas, Steven.

—Eso no fue lo que pregunté—me dijo y bebió de su cerveza.

—Pero te di una respuesta y es lo que cuenta.

—¡Eres una tramposa!—me reclamó.

—Ya deja de chillar como una niña, y dime, ¿verdad o desafío?

—Desafío—me respondió el muy tonto.

No sabe lo que le espera.

Mordí mi labio inferior al imaginar lo que le pediría.

—Sin perversiones—me dijo riendo.

Fingí una cara de ofensa y reí.

—Pediste desafío, así que lo cumples.—Reí.—Los jeans... quítatelos.

—¿Qué?—me preguntó riendo.

—¡Ahora!—Le dije mientras le señalaba sus pantalones.

No es mi culpa, él pidió desafío así que debía cumplir.

《Si claro, mugre zorra》—Espetó mi conciencia.

Steven me miró y empezó a deshacerse de sus pantalones quedando solo en bóxers.

Demonios...

Y así seguimos jugando hasta quedarnos en ropa interior, no pude más con la tensión del momento y uní nuestros labios en un caliente beso. Caímos sobre el sofá y sentí como los músculos de mi cuerpo se relajaban, empecé a sentir algo de sueño.

Reí sobre sus carnosos labios y él acarició mi cabello.

—Charlotte, eres muy bella ¿lo sabías?

—Supongo...—respondí en un hilo de voz, y sin hacerle más caso me acomodé sobre su pecho y empecé a sumergirme en un cálido sueño. Dormir sobre él era tan cómodo...

Espero no arrepentirme de nada.

Pero pensándolo bien... no hicimos nada malo, supongo.

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