-Se formó un revuelo tremendo cuando fuiste a hablar con él-me dijo Natalia con sonrisa pícara mientras seguíamos dentro de la piscina.
-¿Revuelo?
-Sí, todo el mundo se pegó a la cerca solo para ver qué ocurría- señaló la valla de alambre tejido y arbustos que dividían el interior del exterior- la gente estaba como loca, como si estuviesen presenciando un acontecimiento.
-Claro, es que tiene que ser un logro que la gorda del salón consiga que alguien se interese por ella- contesté en tono molesto.
-Bueno, ni siquiera lo besaste.
-Eso fue lo mejor, no planeo ser el mono de feria de nadie, y mucho menos para darle un espectáculo a esta gente.
El resto de la mañana transcurrió normal. En más de una ocasión conversé con Adriano y resultó ser un muchacho agradable.
A la hora de irse, debíamos dividirnos en dos viajes pues no cabíamos todos en el mismo auto. Yo me quedé para el segundo, y no me resultó sorprendente que él se quedara también.
Vino a sentarse a mi lado lo cual agradecí porque Natalia me abandonó y se fue con el primer grupo de gente.
Adriano sacó su teléfono, y yo no puede evitar notar que tenía una app de juego que me encantaba y no había podido descargar.
-¿Puedo jugar un poco?-pregunte poniendo mi mayor cara de inocencia.
-Claro, puedes hacer lo que quieras.
Yo estaba muy feliz jugando cuando comencé a sentir el aliento de Adriano muy cerca de mi rostro, pensaba que solo quería ver cómo me iba en el juego más de cerca, pero al sentir el contacto tibio de sus labios contra la piel de mi cuello, un escalofrío de sorpresa me recorrió el interior del cuerpo.
Cuando terminó de depositar dicho beso y comenzó a separase, yo giré mi rostro y resulta ser que estábamos más cerca de lo que yo quisiera admitir, así q ocurrió lo inevitable: me besó.
No voy a mentir, al inicio tenía mis dudas sobre si quería ese beso o no, realmente no conocía al chico, pero supongo que no había nada de malo con un solo beso. Y la verdad que ese beso se sentía genial, no era inexperto o desordenado, sino lleno de paciencia y cariño, como si con cada roce disfrutará del sabor de mis labios. Fue un contacto magnífico, delicioso y apasionado. Luego de ese beso siguieron otros más cortos, y yo ya no creía que darle una oportunidad fuese un gran problema.
Cuando llegué a casa no le conté todo a mi madre. Quería estar segura de si este chico valía o no la pena, así que iba a esperar un poco. Esa misma noche Ana me llamó, según ella para salir a hacer algo antes de que comenzaran las vacaciones, pero yo sabía que ella era una mera enviada.
Le pedí permiso a mi mamá para salir luego de dos días, pues debía preparar el equipaje y arreglar muchas cosas antes de irme.
Al fin llegó la hora de salir, ese día pasamos el rato en el parque de la ciudad, conversando todos juntos, hasta que Adriano prácticamente me secuestró para un banco a solas.
Les diría que hablamos, y lo hicimos, pero los besos resultaban más interesantes que las palabras, aunque aclaramos muchas cosas, y quedamos en que cuando yo regresara del extranjero, formalizaríamos una relación.
El resto de la noche se fue rápido entre risas, besos e historias. Al otro día le conté a mi mamá que había un chico interesado en mi y que él también me gustaba, a lo que ella coincidió conmigo de que es mejor dejarlo para cuando regresara de mis vacaciones.
Dos días después me fui del país. Mis vacaciones fueron magníficas. Me tocó contarle todo el asunto a mi papá también, lo cual fue un poco incómodo, pero bueno, era necesario. Pasé mucho tiempo con mi hermana y mis primas, adoraba estar con mi familia, y en serio dolió mucho tener que despedirse nuevamente. Es muy duro todavía en el presente saber que los seres a los que amas viven tan cerca de ti que se pudiera ir en carro si existiera una carretera, pero que por problemas políticos totalmente ajenos a ti y a tu generación solo se pueden ver una vez al año y por muy poco tiempo.
Ya de vuelta a Cuba, Natalia estaba esperándome en casa, se sentía como si nunca me hubiese ido. Ella era una chica muy alegre, y a pesar de que estaba muy triste por no ver más a mi familia en un tiempo, ella se empeñaba en hacerme sonreír.
Otro que no demoró en llamar fue Adriano. Hablamos al teléfono por mucho rato, y al día siguiente arreglamos una cita.
Como ya habíamos acordado, a partir de ese día, tenía novio oficialmente.
ESTÁS LEYENDO
Razones por las cual odio al amor.
Teen FictionSi buscas una historia de amor: no leas este libro. Si buscas un final feliz: no leas este libro. Si buscas cliché: aléjate de este libro lo más pronto posible. Si quieres ver la realidad: anímate a leer. Si quieres ver los sentimientos reales: aním...