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No sabía cuánto tiempo había pasado desde que Min Yoongi me había enviado a su habitación para atender a la persona que había interrumpido nuestra conversación, mi confesión, sin embargo, estaba comenzando a impacientarme. 

¿Y si está hablando con un cazador y nosotros estamos aquí como idiotas esperando nuestra muerte con los brazos abiertos? Joder Jimin, debimos beberlo. 

En todos los años desde que había sido poseído, jamás había escuchado tan ansioso al demonio que me dominaba en estas fechas. Sin embargo, lo entendía de cierta manera. No podía negar que yo también me sentía un poco ansioso por estar aquí solo, ni agudizando mis sentidos podía escuchar lo que el mayor hablaba con la persona que había llegado. Un sentimiento negativo comenzó a oprimir mi pecho y pude sentir cómo una molestia comenzaba a llenarlo. 

Bien, sino te harás cargo, lo haré yo. 

Lo había escuchado perfectamente, sabía que mis ojos estaban inyectados en sagre gracias a que él había tomado el control de mi cuerpo, él era quien mandaba ahora. Yo no podía hacer mucho. 

Él siempre cuidó de mí desde que tengo la primer memoria de cuando me habló. Y yo dejaría que lo hiciera en todo momento. 

Pude sentir la manera en que mis músculos se tensaron en el momento que escuché pasos subir por la escalera. Mi respiración se cortó en el momento en que él reaccionó más rápido y acorraló a quien sea que venía, contra la pared. 

―J-Jimin ―¡es Yoongi hyung! 

Oh, está solo. 

Mis ojos se abrieron, mi agarre contra su cuello se soltó de inmediato. Hice un mohín con mis labios al tiempo que me sentía pésimo por haber dejado que él tuviera el control y se equivocara. 

―Lo-lo siento, hyung... yo... nosotros... ―me alejé de él, lo suficiente para dejarle espacio de poder escapar, gritar o hacer cualquier cosa que las personas hacían en situaciones similares ―. Lo sentimos...

Esperaba que él me gritara por haberlo atacado, por no haber confiado en él o no haber acatado la orden de un mayor, nunca me esperé que él me mirase como un felino, con las pupilas dilatadas. Curioso ―. Tus ojos ya no son rojos. 

Cuando dijo eso, mis orbes se dirigieron hacia él, confundido, me tomó cerca de dos minutos entender a qué se refería ―. Ah, eso... Eso ocurre cuando él es quien toma el control. Lamento si te asusté, nosotros... bueno, él solo quería protegerme. Es un poco... impaciente. 

―Ya ―respondió él, tranquilo. ¿Honestamente? Me dabaun poco de tortícolis que sea así de pasivo y tranquilo ante las cosas que recientemente estaba conociendo ―. Bueno, lamento demorarme, era mi vecino, tiene un bebé y me pidió verlo porque está un poco enfermo. 

Tan pronto escuché aquello, me sentí terrible. ¿Cómo es que llegamos a desconfiar de él de esa manera cuando alguien lo necesitaba? Él era médico, siempre tendría que ayudar a las personas que le buscasen, incluso si estaba en ropa interior y solo una camisa de cuello de tortuga para esconder una mordida en su cuello. Mí mordida. 

» Entonces, ¿en qué estábamos? ―preguntó él mientras tomaba mi mano y me encaminaba al final del pasillo. 

Mis mejillas rápidamente se inyectaron en sangre cuando recordé qué era lo que estábamos haciendo cuando fuimos interrumpidos. Es por eso que, no dije nada mientras nos sentaba en su cómoda cama y me miraba de manera intensa. Yo no pensaba dar ningún paso, pues esto era nuevo para mí y en cierta manera ninguno de los dos quería joderla. Estaba demasiado nervioso como para decir algo. 

Crescendo | ʸᵒᵒⁿᵐⁱⁿDonde viven las historias. Descúbrelo ahora