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El sonido de un móvil sonando en alguna parte a mi alrededor fue el responsable de que me despertara a la mañana siguiente. Conforme estuve abriendo los ojos es que los recuerdos de la noche pasada comenzaron a golpear en mi cabeza. El sentir unos brazos que estaban sujetándome por la cintura, me lo confirmaron. 

Un nuevo sentimiento llenó mi pecho al ver que la cabeza azabache de Min Yoongi estaba sobre mi pecho, sus pálidos brazos a mi alrededor y solo la colcha de su cama cubriéndonos. 

Ah, pero mira la enorme sonrisa que tienes, mocoso. 

Entonces, cuando me dediqué a solo acariciar la cabeza del mayor, el móvil comenzó a sonar y me molesté. Era la alarma para ir a clases, no podía dejarla pasar. O tal vez...

―Oh, ya despertó ―sonreí cuando la mirada de Yoongi se levantó para encontrarse con mis ojos ―. Lamento eso, es mi alarma. Debo ir a clases. 

Gracias a que me había dedicado a peinar su cabello hacia atrás, dejando su frente descubierta, pude ver la manera perfecta en que sus cejas casi se juntaban por el ceño fruncido. 

―¿De qué hablas? Te dije que no irías, te haré una receta o algo ―murmuró de manera ronca, por lo bajo, mientras se acercaba hacia mí, hacia mis labios. Sonreí sobre los suyos ―. Buenos días, por cierto. 

Luego de haber perdido una hora de besos subidos de tono y caricias, el gruñir de las tripas del mayor fue lo que me hizo entrar en razón. 

―Es hora del desayuno ―murmuré con una risa, la cual para evitar que aumentara, mordí mi labio inferior al ver el ligero rubor en las mejillas del mayor. 

Él tan pronto vio mi gesto, gruñó al mismo tiempo que enterraba su cara en las almohadas que habían a un lado de mí. Su acción terminó por hacerme gracia, por lo que solté mis carcajadas. 

―¡Yah, mocoso insolente! ¡Deja de burlarte de tu hyung! 

Reí al tiempo que me acercaba a él para poder dejar pequeños besos en su espalda y hombros desnudos ―. Iré a hacerle algo, hyung. No se preocupe. 

Justo cuando estaba poniéndome los calzoncillos, dándole la espalda, sentí cómo alguien se colgaba de mí ―. Yo soy el hyung aquí, creo que quien debería hacer el desayuno para ambos soy yo. ¿No son las cosas así? 

Una sonrisa de oreja a oreja apareció en mis labios cuando lo escuché hablar de esa manera, aunque al poco tiempo apareció un mohín en mis labios al recordar la situación en que nos encotrábamos. Por eso no dudé en girarme y ser yo quien colgaba de su cuello. 

―Está débil, hyung ―él hizo una mueca para restarle importancia a la pérdida de sangre que sufrió durante nuestro... encuentro ―. Además, yo no como comida normal, ¿recuerda? No por lo menos durante estos días. 

Su ceño se frunció y una decepción apareció en su mirada felina ―. Entonces, ¿nunca podría hacer el desayuno, la comida o la cena para ambos? 

Mi pecho se infló al escuchar aquellas palabras. Una sonrisa de completo idiota apareció en mis labios. 

―Sí podrá, solo que no durante estos días. Fuera de estos, como peor que un animal ―reí mientras me alejaba para golpear mi vientre desnudo ―. Parezco una vaca cuando terminan estos días. 

Yoongi, quien al parecer le llamó la atención del sonido que hacía mi estómago al ser golpeado, bufó ―. Jamás podrías parecer una vaca, Park Jimin. A lo mucho serías un cachorrito o un mochi, ¡ay, pero qué lindo! 

Crescendo | ʸᵒᵒⁿᵐⁱⁿDonde viven las historias. Descúbrelo ahora