-Igneel-

310 22 3
                                    

Los días habían pasado después de aquel terrible accidente. Las personas habían olvidado, gracias a la magia de Seilah y habia sido modificada su memoria así recordando que el desastre, el cual pocos sobrevivieron, se trató de un ataque de un dragón.

¿Que mejor que hecharle la culpa a Acnologia? Era mejor así, que todos siguieran odiando a ese demonio destructivo.

Sin embargo, la tranquilidad al menos para Zeref no había regresado. Estaba desesperado, en esos días que habían pasado el solamente se había encerrado en su cuarto. Volvía a encerrarse entre tantos libros que encontraba, había pasado días sin dormir y su mente volvía a enloquecer.

-Zeref-sama usted debe descansar...

-No Mard-Geerd, debo buscar una mejor solución para Natsu

-Pero Kyouka...

-¡Ver a Natsu amarrado no es la mejor solución! ¡No puedo permitir que Kyouka lo tenga de esa manera!

No quería rendirse, no podía hacerlo, tenía que ser fuerte y encontrar la mejor manera posible para ayudar a Natsu. No quería que el sufriera esas cosas, el quería que la sonrisa de su pequeño hermano regresará. Era su única motivación, quería volver a ver a su hermano menor sonreír.

-Natsu-sama no ha despertado desde ese entonces, entiendo que lo haga por el pero usted...

-Mi cuerpo no sufrirá cambio alguno si no como algo o duermo en días, meses o años, yo estaré bien

-Eso lo se y yo me refería más a su salud mental, no ha estado muy estable desde ese día y podría ocurrir una tragedia

En ese momento Zeref dejó de escribir, ¿Era importante su salud mental? Desde ese entonces no habia caído en la oscuridad, no había tenido pensamientos negativos, no había pasado nada de que lamentarse.

Sin embargo, no podía soportar un día más en ver como su pequeño hermano sufría y lo mantenían amarrado. Era como una bestia encerrada, tiraba de las cadenas provocando daño a su cuerpo. Todo el poder que guardo en su interior, no estaba soportando un cuerpo humano.

Suspiró sacando todo el aire que estaba guardando, cerró el libro y dejó su pluma a un lado.

-Saldré por unas horas, no quiero que me sigan, no se cuanto tardaré así que quiero que estén pendientes de los cambios de Natsu

-Como lo ordene Zeref-sama

Y así Zeref salía de su cuarto. Caminaba por los pasillos de su castillo, lo escuchaba tan silencioso y tranquilo. Desde el suceso con Natsu, todo estaba tranquilo y siendo sinceros, empezaba a extrañar las risas de su hermano menor.

Con un suspiro salió por la parte trasera de su mansión. Había un bosque por el cual perderse. Caminaba sin ningún rumbo, observaba a su alrededor, los pequeños animales se escondían pero eso no le importaba.

Pensaba alguna manera para poder ayudar a su hermano. A su pequeño paseo había encontrado alguna que otra planta que podría ayudar a pequeñas pomadas o jarabes.

En su pequeña mochila metía las pequeñas muestras que había conseguido.

-¿Humanos en el bosque?

Zeref volteó a un lado suyo para ver un par de ojos brillando. Con cuidado, dio unos pasos atrás mientras aquella figura se acercaba a él, era enorme. Lo escuchaba oler el aire. ¿Acaso era una amenaza para un monstruo de ese tamaño?

-¿Un dragón?

Preguntó un poco dudoso pero todo se fue cuando lo vio salir por completo, un dragón de carmesí escamas y uno que otro rasguño en el. Marcas que el dragón mostraba con orgullo, Zeref pudo ver sus ojos, el brillo aún lo mantenía, era un dragón que aún amaba a los humanos. El creía que los dragones como él ya estaban muertos.

TártarosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora