-Zeref-

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¿Porque no había rayos y centellas en el castillo del mago más poderoso del mundo?

Porque por el momento ese no era el escenario perfecto, ya que todo eso había sido reemplazado por un día soleado, pájaros silbando y el mundo brillaba, literalmente.

Y es verdad, literalmente así estaba el mundo. Ya que el mago oscuro, el cual ahora no estaba con planes de conquistar el mundo, ahora estaba tan feliz que podía crear a un pony, o lo primero que se le vinera en mente, y subirse en el, otra vez, literalmente.

Y tanto era eso que ni siquiera la maldición de Ankhseram aparecía, ya que si se hacía presente, el pelinegro nunca lo perdonaría. Así que por el momento, aquella magia oscura no sería capaz de aparecer.

-A veces das un poco de miedo Zeref-nii

-Claro que no Natsu

Y la verdad, si daba un poco de miedo, ya que el pequeño estaba en los brazos del pelinegro, este intentaba salir de los brazos de su hermano, ya que no se podía soltar de ellos por el fuerte abrazo que había sido rodeado. Mientras que su hermano mayor, con cada movimiento que hiciera el menor, este lo abrazaba cada vez más fuerte.

-Me vas ahogar Zeref-nii

El pequeño estaba a punto de ponerse morado, a punto, porque su hermano, despues de tanto tiempo, lo soltó y luego le revolvió su cabellera rosa.

-Lo siento Natsu, solamente estoy feliz

-¿Y porque estas feliz?

-Porque estas aquí Natsu, podremos jugar todos los días

Al pequeño se le iluminaron los ojos y le regreso el abrazo, una vez que se separo, su mirada viajo por el lugar. Arrugo un poco su nariz y sus mejillas las inflo un poco.

-Esto no se ve como la casa

-Es porque estamos en otra casa mientras arreglan la nuestra, nos quedaremos aquí por el momento

-¿Y nuestros padres?

-Se fueron a pasear por ahi y me dejaron a cargo de ti

Lamentablemente, no le podía decir la verdad a ese pequeño. El pequeño al escuchar solo alzo sus pequeños hombros y lo olvido por completo.

-Zeref-nii vamos a jugar

Porque nunca le diría que no a ese pequeño, le sonrió y tomo de su pequeña mano. La apretó, sintiendo como la calidez de ese pequeño era verdadera y como al fin tenía esa calidez.

Salieron de la habitación en la que estaban y empezaron a caminar por largos pasillos. El pequeño miraba embobado todo, en especial cierto lugar.

-El patio es enorme, mas grande que el que teníamos en casa, ¿Podre jugar ahi todo lo que quiera?

-Claro que si Natsu, todo ese patio es nuestro...

-¿Cuando quiera?

-Sí, cuando quieras...

El pequeño soltó un grito de alegría. El pelinegro iba con una gran sonrisa en su rostro. Tanto tiempo sin ese pequeño traería sus consecuencias, aunque bueno, serian consecuencias buenas.

-¿Porque ahora Zeref-nii está muy alto?

-Porque yo si he comido mis frutas y mis verduras

-¿Y por qué?

-Porque yo si se leer y escribir

-¿Y por qué?

-Porque yo no ando de flojo y me gusta hacer cosas

-¿Que tipo de cosas?

-Pues cosas

Y como todo niño pequeño, le gustaba hacer preguntas de todo tipo, cosa que nunca molesto a Zeref, le tenía toda la paciencia del mundo. Así que podría aguantar todo lo que fuera posible.

Así que aguanto más preguntas de su pequeño hermano hasta que llegaron a un lugar, justamente a lado de su propia habitación.

-Bien ya llegamos a tu propia habitación

-¿Tengo mi propia habitación?

-Sí, espero que te guste

El pelinegro abrió la puerta con una sonrisa en su rostro. El pequeño se asomo pero no entraba, su nariz la había vuelto a arrugar y sus mejillas las había vuelto a inflar, el mayor nunca se cansaría de ver esas "caras" de él.

-No tengas miedo Natsu, entra, esta es tu habitación

El pequeño lo volteo a ver, tomo de nuevo la mano de su hermano y abrió por completo la puerta, se veía algo oscuro, por lo que apretó más la mano del pelinegro.

El pelinegro volteo a verlo y sonrió, trono sus dedos y las cortinas se movieron permitiendo que la luz entrara al cuarto. El pelirrosa abrió sus ojos, su habitación era más grande y se encontraban todos los juguetes que el pudo imaginar.

-¿Todos estos juguetes son míos?

-Así es todos estos son solo para ti

-¡Vamos a jugar!

El pequeño se acerco corriendo y empezó a mover y a tirar todo. El otro no pudo ocultar su felicidad y entro de la misma manera. Tomo los juegues que le daba el menor y empezaba a jugar, siendo honestos, el extrañaba esos días divertidos.

Se la pasaron jugando y riendo, cuando tuvo hambre el mayor salió a preparar la comida mientras que el menor jugaba. Una vez que tenía una charola llena de comida, sabía que su pequeño hermano era un glotón, volvía al cuarto con una sonrisa. Vio que la puerta aun seguía abierta entro con cuidado y lo que vio lo aterro.

Su pequeño hermano estaba tirado en el piso, por un momento creyó que se trataba de un juego pero al ver la lenta respiración de su hermano se acerco rápidamente.

-¡Natsu! Respóndeme por favor…

El pequeño abrió sus ojos, se veían cansados pero aun así le mostro una débil risa.

-Zeref-nii, no sé porque pero duele, me duele algo

-Tranquilo Natsu, estarás bien si descansas más

El mayor le sonrió para tranquilizarlo y lo llevo hasta su cama, lo metió con cuidado y cuando estaba a punto de irse sintió como era detenido por una pequeña mano.

-No te vayas, quédate por favor…

-Nunca más me iré Natsu

Se sentó en la cama y sintió como el pequeño se movía hasta estar cerca de él. Utilizo las piernas de su hermano mayor y cerro sus ojos.

-Desearía que alguien me cuidara así no tendría que preocupar a Zeref-nii

Dio un último suspiro y se quedo dormido. Ante las palabras del pequeño, el mayor se había quedado pensativo. Hasta que algo se le ocurrió, si pudo traer a su hermano menor y era el mago oscuro más fuerte de todos entonces podría hacer algo.

-Creare a un demonio que lo cuide, su nombre será Mard Geer…

Mañana seria un nuevo día, probablemente tendría a ese demonio cuanto antes. Solo para que lo cuidara y el pudiera ayudar su pequeño hermano, de otra forma. Mientras tanto disfrutaría de ese pequeño momento con él.

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