-Final: Larcade Dragneel-

338 17 4
                                    

--Después de que padre observo cómo es que se iba su única familia por aquella puerta, las llaves del zodiaco se dispersaron por algún lugar del mundo y así la puerta se cerraba sin permitir que nadie más pasara, fue hasta ese momento que todos decidieron marcharse y nunca más volver a ese lugar por el dolor que representaba

Una voz tranquila y segura se escuchaba en la noche tranquila y cálida que se podía sentir en esa parte del reino. La luna estaba en su punto más alto, por más que quisiera alcanzar a todas esas pequeñas estrellas que se alzaban, era imposible que hiciera eso, era imposible que su mano pudiera tocar una, eso solo era un sueño y cuentos de la barbarie. Soltó un pequeño suspiro y una pequeña carcajada que le continúo. Cuando justo la luna lo ilumino, se pudo apreciar de quien se trataba esta única persona que narraba aquellos hechos. Aquellos cabellos dorados como los ojos rojos que lo hacían diferenciar del resto. Aquella vestimenta budista y la tranquilidad en la que se encontraba meditando en lo más alto de una torre hecha de humanos que se había encargado de derrotar. Nadie era rival para él.

--Padre nunca me considero para ser parte de Tártaros, porque yo fui una prueba fallida, aunque siempre lo dice, fui el mejor y el primer Etherias que él creo, de quien se olvido al momento que Natsu Dragneel despertó de aquel sueño eterno de la muerte, mi libro fue lanzado en algún lado de su laboratorio y solo se enfoco en traer la alegría de ese pequeño de cabello rosa que en un punto importante se convertiría en su perdición

Larcade Dragneel era su nombre, un demonio más de todos aquellos libros de Zeref y el único que puede considerar al mismo como su propio padre por aquellos recuerdos que aún guarda de él en esos momentos donde solo eran ellos dos. Su cuerpo había sido creado para que fuera un recipiente para el alma de Natsu Dragneel, más sin embargo, nunca pudo cumplir con dicha función porque su cuerpo no era compatible con aquella alma y solo fue desechado. No le servía a Zeref para su propósito. Odiaba ese cuerpo porque era tan parecido al de su "tío" Natsu, porque fue creado a partir de él pero sin tener aquel propósito destinado. Lo odiaba de tal manera que no podía controlar aquella ira que guarda por su culpa.

--Regreso a los demonios a sus libros, borrando todo tipo de recuerdos y cariño que ellos pudieran tener por su maestro del Tártaros, borro todo de sus memorias para que no afectara la lucha que se vio 400 años después y los libros se abrieron por su mismo hechizo, donde a pesar de que Mard Geer intento hacer todo lo posible por revivir a su maestro aún cuando este se encontraba frente a él, es una pena que nunca se enteraron de esto y solo lucharon y murieron sin saber la verdad

Soltó otra pequeña risita mientras alzaba su libro. Aquellas letras doradas en la portada. Un tanto viejo y desgastado pero era lo normal con tantos años que pasaron.

--¿Cómo se todo? Porque yo lo observe, observe desde la oscuridad, observe como ese maldito de Natsu Dragneel, me robaba todo, mis demonios que iban a estar a mi servicio y el amor de mi propio padre, algo que no soporto de él, porque fue culpa suya que padre, se perdiera para siempre y llegara a estas consecuencias pero eso no importa ahora cuando la guerra está cerca y podre tomar mi venganza contra ese impostor y recuperar mi vida, demostrarle a padre que yo era realmente fuerte

La guerra de Álvarez contra Fairy Tail. Una historia que todos conocen pero que esta, esta fue la manera y la determinación que tenía Larcade Dragneel para poder enfrentarse en ese momento a todos ellos. Solo iba por una persona, solo iba por él, Natsu Dragneel. Le mostraría el verdadero poder del "Dragneel Blanco" el poder definitivo y lo que les diferenciaba.

Fin.

TártarosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora