-Kyouka-

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Zeref no regreso a su hogar hasta después de unos días. Se le notaba cansado, su cabello desordenado y con el animo por los suelos. Toda la gente lo recibió con alegría, él sólo tuvo que fingir una sonrisa. Al cerrarse las puertas de su mansión, fue el momento en el que al fin pudo sacar todo el aire que había estado guardando en su interior.

Se resbaló lentamente hasta llegar al piso. Realmente no tenía ánimo alguno. Realmente no quería llegar a casa y volver a pensar en todo lo que había pasado en ese poco tiempo.

Suspiró con pesadez y escondió su rostro entre sus rodillas. Realmente quisiera que todo eso fuera una horrible pesadilla pero por más marcas que tenía en sus brazos y muñecas, le decía todo lo contrario.

-Me alegra que ya este aquí Zeref-sama

-¿Sucedió algo en mi ausencia, Mard Geer?

-Dias anteriores estuvo tranquilo pero hoy el joven Natsu al fin despertó, quería verlo...

Zeref alzó su rostro al escuchar que Natsu estaba despierto. Sin ser lento ni mucho menos perezoso se levantó. Camino hasta llegar a las escaleras que daban a la parte de abajo de su castillo.

Hace unos días había evitado bajar por ahí mismo, aún tenía grabado en su mente los gritos de Natsu pidiendo ser liberado, aunque en lo más profundo de su corazón, sabía que ese no era Natsu, era el Etherias que estaba dentro suyo. Y ahora sólo podía escuchar el silencio profundo. Tragó duro y bajo.

Había varias puertas pero el sólo se dirigió a la última, a la de su hermano. Aceleró más su paso a aquel cuarto iluminado. Al entrar se dio cuenta que ahí estaba el demonio que hace poco había creado. Estaba recargada en la pared con los ojos cerrados.

Sinceramente no sabía que era ese demonio, parecía una mujer pero las garras de sus manos lo negaba profundamente, por las prisas tuvo que ser creado para contener a su hermano y valla que realmente estaba siendo de ayuda.

-¿Ha dicho algo más, Kyouka?

-Abrió los ojos pero no se ha movido

Vio a su hermano amarrado con unos tentáculos. Hubieran sido cadenas pero Natsu las rompía con facilidad y a Zeref no le gustaba la manera en la que probablemente fuera controlado. Fue gracias a la idea de Kyouka en utilizar aquellos tentáculos. Unos tentáculos que sólo ella podía manejar y su fuerza prácticamente era de ella.

-¿Natsu?

Se acercó con cuidado hasta que vio a su hermano alzar su rostro. Tenía unos cuantos raspones en su rostro. Sus ojos estaban de un color rojo pero estos no brillaban de vida como usualmente era.

-¿Hermano? ¿Dónde estás?

-Estoy aquí frente a ti, estarás bien Natsu

-Duele...

A Zeref se le rompió el corazón al verlo con aquella mueca de dolor. Quería tocar su rostro y limpiarle las lágrimas que salían de ahí pero su cuerpo se congeló. No podía dejarlo salir, aún no.

-Tu no eres Natsu

Comentó con un tono grave en su voz. Escucho a su pequeño hermano soltar una carcajada y verlo sonreír con malicia.

-Realmente sabes diferenciar...

-Se como es mi hermano menor ¿Que quieres Etherious?

-Lo que todo demonio que has creado, lo que cada uno de nosotros tiene grabado en mente, tu muerte...

Zeref cerró su puño con fuerza. Miro aquel demonio con enojo, sin embargo a pesar de todo no podía hacerle daño, aún era el cuerpo y alma de su querido hermano.

-A todos nos has hecho así, nos has programado para asesinarte, esa es mi meta en este mundo

-Lo se y veo que ahora me estoy arrepintiendo de eso

-Lo peor es que si tu mueres, todos nosotros moriremos, incluso este niño

No tenía porque repetirselo, aquel dragón que conoció, Igneel, se lo había dicho y ahora ese demonio, el demonio más fuerte se lo estaba repitiendo. Zeref no supo de que lado saco la determinación pero lo encaró, su rostro lleno de ira y sus ojos rojos mirándole de mala manera.

-No dejaré que mueras Natsu, yo te regresare a la normalidad, serás un humano y volverás a correr por los sueños que siempre me contabas

-Eso no...

-Yo le hablo a mi hermano, el que está encerrado en aquella celda que lo tienes prisionero, muy pronto te liberare de todas estas ataduras, lo prometo

Zeref vio las lágrimas salir de los ojos de Natsu, sus ojos volvían a ser de color jade y volvían a tener ese brillo infantil. Veía que toda marca negra que cruzaba por su cuerpo, aquellas pequeñas escamas e incluso las garras, las alas y los cuernos en su cabeza se iban poco a poco.

Fue la señal que esperaba Zeref para acercarse a Natsu y acariciar con cariño sus rosados cabellos. Consolarlo y una clara señal de que su hermano mayor estaba ahí para él.

-¿Lo prometes?

-Lo prometo, ahora duerme Natsu...

Y el niño cayó dormido en sus brazos. Zeref lo abrazo con cuidado y se levantó junto con él. Kyouka había permanecido todo ese tiempo a su lado, fue ella quien decidió quitar aquellas ataduras y permitirle a su amo llevarse a su hermano.

Los tres caminaban en silencio. Zeref miraba enfrente, sus brazos apretaban más a Natsu. Kyouka sólo los miraba de reojo.

-¿Me permitiría decirle algo?

-Claro Kyouka

-Tal vez no fui el primer demonio en ser creado pero puedo entender el porque este niño es importante para usted

Zeref se detuvo. ¿Aquel demonio estaba entendiendo las emociones humanas? Ningún demonio creado después de su hermano tenían permitido entender las emociones.

-Su Etherias es más concentrado en su interior, su poder mágico como su fuerza se esta viendo forzosamente desbordada, si no encuentra la solución, es muy probable que vuelva a perder a su hermano y está vez será para siempre

-¿Tienes alguna idea en mente?

-He leído que un Necromancer puede ayudar a que su alma pueda habitar en un cuerpo que ya pereció, podría ser buena idea en lo que todos encontramos una buena solución

Vio a Kyouka adelantarse. Zeref tenía muchas cosas en mente y probablemente esa era una buena solución.

-¿Porque me quieren ayudar cuando les di la misión de que me mataran?

Una duda que Zeref empezaba a tener desde que los creó. Cada uno fue programado con esa misión. Kyouka se detuvo, volvió a mirar a sus espaldas.

-Porque de alguna u otra manera, no queremos que ese niño manche sus manos de sangre, nos programo para asesinarlo pero también para proteger a su hermano

Una vez más volvió a caminar hasta perderse en las escaleras. Zeref suspiro con pesadez. Acomodo mejor el cuerpo de su hermano entre sus brazos y pego sus frentes. Las lágrimas volvían a salir de su rostro, la tristeza y la desesperación lo estaba matando.

-Perdóname Natsu, te estoy haciendo pasar un infierno en vida pero cumpliré mi promesa, cumpliré la promesa de nuestros padres y te mantendré con vida

Y así volvió a subir las escaleras. Con la mente fría y con una meta fija en mente. Salvar a su hermano de su probable destrucción, hacer que su hermano vuelva a disfrutar de ser un humano.

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