Ahora no sé qué hacer, mi rutina ha dejado de gustarme y siento que sólo estoy perdiendo el tiempo con ella. Suelo entrar a tu chat, veo que estás en línea y escribo un saludo normal y corriente, pero inmediatamente lo borro. Apago la pantalla y volteo al otro lado, me hago un ovillo y pienso, pienso cómo sería si te llegase a ver otra vez. La opresión en el pecho no tarda en aparecer e instintivamente llevo una mano a esa área, la apretujo hacia esta y cierro los ojos. Vuelvo a sumergirme en los pensamientos, mi cuerpo tiembla y pareciera que hay alguien tocando mi espalda con suavidad. Logra hacerme sentir en calma y dejo de temblar, pero cuando abro los ojos...simplemente me vuelvo a sentir sola y esa presencia desaparece así como llegó.
Ana