38. Buscando la libertad (Parte 1)

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P.O.V. Kiara

De nuevo había desmayado. Hacer tantos esfuerzos no me colaboraba mucho. Me tallé los ojos y los abrí lentamente, estaba bastante oscuro; me sentía algo débil.

Me senté al borde de la banca donde me habían dejado, pero había algo haciendo presión en mis muñecas, traía unas cadenas.

Volteé para todos lados, sólo vi una ventana con barrotes y una puerta con un candado.

Todo regresó a mi memoría: había sido arrastrada por Zev desde Pridelands hasta las lejanías.

Un pánico invadió mi ser, necesitaba salir de ahí; corrí hacia la puerta pero no alcanzaba, las cadenas me detenían, solo alcanzaba asomarme por la rendija de la puerta.

-¡AYUDA! ¡SÁQUENME DE AQUÍ!- grité, pero el eco resonaba en el lugar

-Es inútil- dijo una voz femenina al otro lado del cuarto, en las sombras- no van a oírte

Me exalté, creí que estaba sola- ¿Hola?

-¿Quién eres?- preguntó una voz masculina, procedente de ese lugar

-¿Quiénes son ustedes? ¡Caminen hacia la luz!- exclamé, ocultando el miedo que me daba averiguar de quiénes se trataba

Los pasos de ambos resonaron al acercarse a mí, ellos no traían cadenas. Al salir de las sombras, pude verlos con claridad: era un hombre adulto, de tez morena y ojos entre azules y verdes, su cabello le llegaba a los hombros y tenía rastas, además de una barba de candado, era bastante alto.

La mujer, era de estatura mediana, quizá de la misma edad que el hombre, de cabellos largos, rizados y necios, y con unos ojos verdosos muy hermosos, incluso brillaban.

Era increíble, sus ojos se parecían mucho a los de...

-¿Quién eres tú?- me preguntó la mujer. Sorprendentemente, su voz transmitía tranquilidad, como el dulce arrullo de una madre.

-Y-yo...- titubeé un poco, el aspecto de la mujer se me hacía un poco familiar; miré al hombre, el cual con su porte intimidaba, sin embargo, había algo en su rostro, como si ya lo hubiese visto antes...

-¿Por qué estas vestida así?- preguntó el hombre con una voz firme, que incluso me puso aun más nerviosa

-Eh... es una larga historia- titubeé; ¿debía darles mi nombre a un par de extraños?

-Querida, ¿cómo te llamas?- me preguntó de nuevo la mujer

-Y-yo... mi nombre es... mi nombre es Kiara- ¿es en serio Kiara? ¿Les dijiste tu nombre?

Ambos abrieron por completo sus ojos- ¿de casualidad no eres princesa?- me preguntó él

Su pregunta me extrañó- s-si, ¿Por qué?

Ambos se miraron incrédulos, después me miraron con una pequeña sonrisa en sus rostros- quizá ya no nos recuerdes- dijo ella- eras muy pequeña cuando te dejamos de ver

-Si que te pareces a tu madre- dijo él riendo

-Pero sus ojos son idénticos a los de su padre!- le dijo ella

Estaba bastante confundida, ¿me conocían? Y en serio notaba algo severamente familiar en sus rostros.

-¿Quiénes son ustedes?- pregunté, esta vez sin temor

Ambos me vieron, aún con alegría en sus ojos- Yo soy Maia- dijo la mujer

Maia... quedé impactada al oír su nombre...

El Rey León: Un nuevo amanecer Donde viven las historias. Descúbrelo ahora