Epílogo.

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Un día común, en las vidas comunes de los chicos.

Cameron se había ido de vacaciones con su íntimo amigo Juanpa Zurita, junto con su novia la modelo.

Con un suspiro Cameron se alejó de la pareja, se estaban comiendo otra vez y el se sentía como la tercera rueda.

Hawaii era un lugar bonito, fue a explorar un poco, hasta que ocurrió un accidente.

— ¡IMBÉCIL!—gritaron detrás de él, solamente giro para ver al pobre que sufriría.

Sintió terror cuando se dio cuenta que él, sería el idiota que sufriría.

— ¿Qué ocurre?—pregunto, queriendo parecer relajado.

La chica que grito se levantó, dejando sus bubis al aire. Cameron miró sorprendido y rápidamente alejó la mirada, respetando a la chica.

— ¿Ves lo que haces? ¡Me tiraste arena en la cara!—comenzo a hacerla de pedo, sin darse cuenta de su problema—. Da la cara como el hombre que se supone que eres.

— La daría si sus amigas no estuvieran de fuera—menciono Cameron, señalando su problema.

La chica miró hacia abajo y grito asustada, cubriéndose con los brazos.

Cameron la miró, era muy bonita y se veía tan indefensa e insegura.

Se quitó su camiseta y con miedo se la paso a la chica, que finalmente vio al chico que no solo le tiro arena, si no, que había sido el primero en verle las bubis.

El gran y sexy Cameron Dallas.

«Mierda» Pensó la chica.

— Lamento mucho lo que sucedió, señorita—dice Cameron educadamente, cuando la chica se puso su camisa—. ¿Cómo puedo recompensarlo?

La chica quedó completamente congelada cuando hicieron contacto visual, estaba nerviosa y no contesto.

Su amiga a un lado de ella le dio un golpe en las costillas, pero no dijo nada, tan solo parpadeó.

— Con una cita, tal vez—respondio la pelirroja por su amiga—. Se llama Sarah, por cierto.

— Soy Cameron—responde con una sonrisa—. Entonces Sarah, ¿A la siete en el restaurante de la calle 3?

La chica lo veía atontada, así que su amiga le dio otro golpe.

— Si, ahí está bien—respondio con una sonrisa—. Nos vemos Cameron.

— Adiós señoritas.

Cameron dio la vuelta y con una sonrisa regreso a dónde estaba con Juanpa.

Tal vez le faltaba su playera, pero tenía una cita con una chica preciosa.

[…]

Al otro lado del mundo, estaban los Jacks, en la nueva casa que el rubio había comprado.

— Vamos a la piscina, pollo—dice Gilinsky, sacándose la camiseta.

𝐀𝐇𝐎𝐑𝐀 𝐒𝐎𝐘 𝐃𝐄 𝐌𝐀𝐆𝐂𝐎𝐍 ━ Old Magcon.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora