CELOS Y ALGO MÁS

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Taehyung entró a los camarines del centro deportivo donde se reunía semanalmente con unos amigos a jugar básquet. Desde hacía tres meses Jimin se había sumado a ellos. Taehyung sonrió pensando en Jimin en pantalones cortos, demonios, su amigo aún tenía el poder de excitarlo.

Cuando le contó a su hermana sobre el reencuentro y la renovada amistad con Jimin, ella había gritado casi media hora al teléfono. Susy era muy sobreprotectora con él, y aún no perdonaba a su amigo por haberlo hecho sufrir.

Comenzaron a verse regularmente con Jimin, no solo a jugar básquet, también a veces iban a almorzar o a cenar. Parecía que nunca habían estado separados, retomaron la amistad en el mismo punto que la habían dejado. Todo esto sucedía en contra de su buen juicio, porque aún su amigo lo volvía loco. La atracción que sentía por él era como nada que hubiera sentido por nadie, y eso lo asustaba.

Llevaba años evitando una relación seria o ni Dios lo quisiera enamorarse, pero sabía que sus sentimientos por Jimin eran fuertes y si se enamoraba de él, su amigo era el único que tenía el poder de romperle el corazón en mil pedazos. Otra vez.

Llegaba tarde al básquet así que se cambió de ropa en un vestidor vacío, se alegraba de eso, ya que evitaba hacerlo delante de Jimin porque siempre terminaba con una notoria erección por solo mirar a su amigo.

Al acercarse a la cancha, sus ojos fueron directo a Jimin, su amigo estaba un poco más delgado, con el ejercicio que estaba haciendo había bajado un par de kilos. No era que no se viera guapo antes, pero ahora estaba para comérselo.

Más allá de él vio a Alen y gimió. Uno de sus amigos había llevado a Alen para participar de sus partidos y que siguieran siendo un número par cuando Jimin se les había unido.

Alen era un lindo y atractivo joven que no tenía más de veinticinco años, era alto, muy moreno, con unos sexys ojos azules y muy facilón. Taehyung llevaba varios meses sin salir con nadie y estaba más que caliente cada vez que veía a Jimin. Aquella combinación junto con los coqueteos de Alen lo llevaron a cometer un error monumental.

La semana anterior había salido con Alen y se había acostado con él. El sexo había estado bien, pero ahora ya no lo parecía tanto, el joven quería algo más que un polvo, que era lo que él quería. Había evitado las llamadas telefónicas de Alen toda la semana, pero ahora debía enfrentarlo cara a cara. No quería ser grosero con él, pero de verdad no estaba nada interesado en él.

Era ridículo pero sentía que estaba engañando a Jimin. Se reprendió internamente ante ese pensamiento. Jimin estaba fuera de cualquier plan romántico o sexual que hiciera. Debía de una vez por todas tratar de meter en su dura cabeza que su amigo era heterosexual y estaba felizmente casado.

En el momento que Jimin lo vio, los almendrados ojos de su amigo brillaron y le dio una de esas bellas sonrisas que le paraban el corazón.

Demonios. ¿Qué estaba pasando con él últimamente? Se suponía que era un policía grande, duro y malo. Pero se iba a la mierda todo cuando miraba a Jimin y su corazón se volvía de algodón.

Se tiró al suelo en la orilla de la cancha para amarrar sus zapatillas y Jimin se le acercó rápidamente. Agradeció que lo hiciera, así Alen no se le acercaría.

—¡Hola! idiota. —Le dijo Jimin chocando su mano.

—¡Hola! tonto. ¿Empezaron hace mucho?

—No, solo estamos calentando mientras te esperábamos.

Su mirada pasó más a allá de Jimin y Alen lo miró. La cara del muchacho le decía que no estaba muy feliz.

—Por la mierda... —Gimió en voz baja.

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