Un instante |Taekook|

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Hola! 

1- Autor: shxwnbxe
2- Tema: Perfect de Ed Sheeran.
3- Juez: YeseniaLiriano
4- Categoría: Inglés.
5- Título: Un instante.

La suave música comienza y el castaño está nervioso a pesar de que no es un evento con muchas personas

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La suave música comienza y el castaño está nervioso a pesar de que no es un evento con muchas personas.

Observa al pelinegro entrar en la sala y caminar hacia él con una bonita sonrisa iluminando su rostro.

Taehyung mentiría si dijera que recuerda con exactitud el momento en que Jeon Jungkook llegó a su vida.

Es difícil, los recuerdos de sus cinco años parecen borrosos, así que no puede regresar al momento exacto en que conoció a un pequeño Jungkook de tres años, por más que quiera.

Sólo sabe que, de un momento a otro, las imágenes del menor comienzan a pintar sus recuerdos con colores más cálidos, parecidos a las tonalidades de pintura acrílica en sus dedos cuando, hace ya algunos años, dedicaban tardes enteras a sus primeras obras de arte.

En ese momento Taehyung jamás hubiera imaginado que había encontrado el amor. El amor para él y sólo para él.

Imágenes de Jungkook inundan su mente en cada recuerdo que tiene. Sus ojos, sus expresiones, su voz. Se han conocido desde hace tanto tiempo sin saber que un día iban a amarse intensamente.

Jungkook está en su cumpleaños número seis, con los ojos de cervatillo que tanto le gustan observando a Taehyung soplar las velas de pastel. 

Sus manos están ahí, regalándole caricias torpes en el cabello a manera de consuelo cuando el mayor, a sus nueve años, desaprobó un examen por primera vez y regresó a casa con el rostro empapado en lágrimas.

La sonrisa que tanto le gusta aparece en cada reunión los fines de semana, cuando se dedicaban a construir fuertes con sábanas y almohadas para jugaban juegos de mesa y más tarde ver algunas películas.

Jungkook siempre ha estado a su lado. Y siempre ha sido alguien fuerte, más fuerte que nadie.

Lo supo aquella vez que, a la corta edad de ocho años, el pelinegro le defendió de los chicos mayores que buscaban molestarlo y quitarle su almuerzo. Eso terminó con un Jungkook obstinado y para nada intimidado sentado en la dirección, esperando a que su madre llegara para hablar con los directivos.

Jungkook no se disculpó esa vez por haber mordido a los niños y su madre no lo obligó a hacerlo luego de que el pequeño le contara la situación. Después de eso, Jungkook tuvo que ser cambiado de colegio.

—¿Por qué hiciste eso Kookie? —recuerda haber preguntado cuando, a hurtadillas, entró a la habitación del más joven al atardecer —Ahora no podré verte tanto tiempo como antes.

Era evidente que pasaran tanto tiempo juntos. Sus casas estaban una al lado de la otra y, cuando no tenían tantos deberes, se reunían en las tardes para jugar. Creían en los sueños del otro. Eran los mejores amigos.

—No me gusta que te traten mal, hyung. Eres mi amigo. 

—Pero Kookie, yo podía soportar eso si puedo verte todos los días.

—Pero yo estaría triste al ver a esos niños molestándote —contestó el pelinegro poniendo un puchero en sus labios —. Prométeme que no vas a dejar que te vuelvan a hacer algo y que si lo hacen vas a decirle a tu madre —pidió extendiendo su meñique al mayor para concretar la promesa.

—Lo prometo, Jungkookie —dijo Taehyung mostrándole su sonrisa cuadrada y entrelazando su meñique con el del menor—. Lo prometo.

Sí, Jeon Jungkook es fuerte y valiente como nadie.

Es imposible olvidar que Jungkook estuvo con él a sus dieciséis años, cuando una chica le rompió el corazón por primera vez y el menor lo dejó quedarse en su casa a dormir para hacerlo sentir mejor.

—Hagamos una pijamada —le dijo —, compremos palomitas y juguemos videojuegos toda la noche, ¿qué te parece?

—¿Podemos invitar a Jimin? —recuerda haber preguntado.

Jimin tiene protagonismo en bastantes recuerdos de Taehyung. Ahora su mejor amigo, su alma gemela. Recuerda la manera en que sus dos amigos se conocieron y en lo bien que se sintió al darse cuenta de que ahora serían un grupo de tres amigos inseparables.

—Sí, podemos invitar a Jimin hyung —recuerda el tono feliz del menor, viendo cómo el ánimo del castaño parecía mejorar.

Taehyung jamás olvidará esa noche, como jamás olvidará la tarde de su cumpleaños número diecisiete, cuando Jeon Jungkook le sostuvo entre sus brazos después de que el mayor decidiera contarle algo que llevaba ya bastante tiempo en su mente.

—Soy bisexual —le había dicho, observando la sorpresa emanar de los ojos de Jungkook.

Esperó lo peor, quizá Jungkook no lo querría volver a ver. Pensó que los años de amistad se irían a la basura y que su reacción sería lo opuesto a la reacción de Jimin. Que le miraría mal y que intentaría cambiarlo.

Recuerda cada pensamiento que tuvo en ese momento y luego la fragancia suave de Jungkook invadiendo su olfato mientras le abrazaba con fuerza.

—Está bien, hyung —Jungkook le había dicho —. No hay nada de malo en eso, sigues siendo tú y te quiero con la misma intensidad con la que lo hacía ayer. Incluso más.

Aunque no lo recuerda con exactitud, está seguro de que lloró esa noche.

Luego estuvo acompañándolo con Jimin a sus dieciocho años en un club, después de recibir su primer corazón roto por un chico, quien fue también su primer novio.

Recuerda haber bebido todo el alcohol que su organismo pudo recibir. Recuerda la música, la cantidad de gente, el calor y lo mucho que bailó aquella noche. Recuerda el rostro sonrojado de Jungkook, la sonrisa de conejito en sus labios, su largo cabello desordenado. Y recuerda, de manera borrosa, los suaves labios de Jungkook contra los suyos.

Bonito y dulce.

Taehyung no recuerda con certeza el momento en que esas palabras comenzaron a inundar su mente cuando pensaba en Jungkook.

Pero sí recuerda haberlo hablado con Jimin.

—Jimin —le dijo un día en el colegio, a la hora del almuerzo —, creo que me gusta Jungkook.

—¿Es así? —preguntó Jimin mientras comía con tranquilidad.

—Sí.

—Entonces debes decirle —había dicho Jimin antes de dar otro mordisco a su emparedado.

—¿Estás loco? —contestó Taehyung sorprendido —Eso sólo arruinaría nuestra amistad —tomó otro sorbo a su bebida.

—Me dijiste que lo habías besado —. Taehyung casi escupió la bebida —Él no te rechazó, deberías intentarlo.

—No me rechazó —señaló Taehyung —pero él estaba ebrio y yo también. Además intenté preguntarle por ello al día siguiente y Jungkook parecía haberlo olvidado —terminó con una mueca en sus labios.

—Está bien Tae —Jimin encogió los hombros —. Será como tú quieras, pero trata de escuchar un poco a tu corazón en el proceso, ¿de acuerdo?

Y Taehyung sabe que lo pensó demasiado. Noche tras noche pensaba en Jungkook y en los sentimientos confusos que comenzaban a surgir en cada pensamiento. Día tras día descubría que no podía estar más enamorado de Jungkook que ahora.

Y decidió confesarlo.

Taehyung recuerda tan bien esa noche que, cuando cierra los ojos, puede verse a sí mismo tomando a Jungkook de las manos mientras bailan descalzos sus canciones favoritas en el césped del patio trasero en la casa del menor.

Movimientos descoordinados que ellos mismos inventan, tratando de seguir el ritmo de la música, sus carcajadas sonando sobre las canciones.

Y Taehyung recuerda haber visto un ángel en Jungkook esa noche.

—Kookie —le llamó el mayor cuando marcaron las doce en el reloj, las estrellas brillando en el cielo y ambos recostados sobre una manta mal acomodada en el césped —, feliz cumpleaños.

—Gracias hyung —la voz suave de Jungkook inundó los oídos de Taehyung, y de pronto sintió que no podía ocultarlo mas.

—Jungkook, yo… —comenzó dubitativo —El asunto es, Kook, que creo-, no, estoy seguro… —los ojos brillantes de Jungkook le observaban con curiosidad —Estoy seguro de que me gustas —confesó avergonzado y apartó la mirada.

No hay respuesta inmediata y Taehyung no se atreve a mirarlo. Pasan algunos segundos y surge un silencio incómodo, así que el castaño trata arreglar lo que él considera "una metida de pata"

—Lo siento, n-no debí decirlo ahora —soltó una risita nerviosa —. Kook, está bien si t-tú no me respondes —de pronto las palabras se enredaban en su boca —, incluso e-está bien si no me quieres hablar más —comenzó a incorporarse —. Creo que debería irme ahora.

Ahora que lo recuerda no puede evitar reírse por su comportamiento. Tenía diecinueve años, por dios, era solo un niño. Ambos eran sólo unos niños.

Pero recuerda la calidez de la mano de Jungkook sobre su brazo cuando el castaño trató de alcanzar sus zapatos y huir de ahí.

Y recuerda a la perfección el bonito rostro sonrojado de Jungkook, con el ceño ligeramente fruncido y un puchero formándose en su boca, dando a notar lo avergonzado que se sentía con la situación.

—Hyung —musitó Jungkook en voz bajita, casi como si estuviera contándole un secreto —, t-tú… tú también me gustas.

Taehyung recuerda cada una de las emociones que sintió en su pecho al escuchar la confesión de Jungkook. Todas cálidas, burbujeantes.

Lindo. Era lo único que podía pensar. Jeon Jungkook es lindo y me corresponde.

Y de pronto Taehyung no pudo esperar más.

Jamás olvidará la sensación de ese beso. Fue suave, lento, incluso algo torpe. Pero fue el mejor beso que había recibido jamás. Disfrutó de la tímida respuesta de Jungkook, y se prometió que, de ahora en más, le daría a Jungkook únicamente momentos felices.

Taehyung tenía veinte años y Jungkook dieciocho cuando comenzaron a salir formalmente.

Recuerda el lugar de su primera cita y todos los buenos momentos. Y jamás va a olvidar la primera vez que le hizo el amor a Jungkook.

—Sólo déjate llevar —le había dicho el castaño —. Yo te cuido, lo prometo.

Y Taehyung cumplió su promesa, cuidó del cuerpo de Jungkook y lo amó de una manera apabullante, con sus besos, sus caricias y sus suspiros.

Tiempo después, cuando Taehyung tenía veintitrés años y Jungkook acababa de cumplir veintidós, decidieron mudarse juntos.

Tenía veinticuatro cuando tuvo la primera discusión fuerte con Jungkook. Se dijeron cosas hirientes que, aunque Taehyung no quiere recordarlas, sabe que están ahí y son tan importantes como todas las palabras cariñosas porque su relación estuvo a punto de quebrarse y eso, poco tiempo después, les ayudó a darse cuenta de lo que era realmente su relación.

—¡Ojalá nunca te hubiera conocido! —le había gritado Jungkook antes de salir enfadado de casa, con gruesas lágrimas recorriendo descontroladamente sus mejillas sonrojadas por el llanto.

Esa noche el pelinegro durmió en casa de Jimin, recibiendo sus consejos y sus abrazos reconfortantes y Taehyung lloró amargamente antes de quedarse dormido.

Y entonces recuerda el bonito rostro de Jungkook apareciéndose en el apartamento algunos días después tras escuchar el tintineo de las llaves abriendo la puerta. La mirada arrepentida que le dio, su nariz roja por las lágrimas que sus bonitos ojos amenazaban derramar.

Recuerda el apretón en su pecho cuando escuchó un sollozo del menor siendo retenido y la sensación abrumadora cuando decidió apresurarse al pelinegro para sostenerlo entre sus brazos.

—Lo siento —decía Jungkook entre sollozos con la cabeza enterrada en su pecho—l-lo siento m-mucho Tae.

—Está bien Jungkookie, yo también lo siento, amor.

Jungkook miró a Taehyung y sostuvo su rostro entre sus manos temblorosas.

—No m-me arrepiento de haberte conocido —dijo Jungkook preocupado —. Lamento haber d-dicho eso. Te amo.

—Yo te amo más, Kook.

Jamás volvieron a discutir de ese modo.

Años después, Taehyung conserva con nitidez el recuerdo de su quinto aniversario. Esa vez, mientras Jungkook dormía entre sus brazos, una idea inundó su mente.

Algunas semanas después, Jungkook cargaba una bonito anillo de compromiso en su dedo anular.

Es justo ahora, cuando Jungkook llega hasta donde él se encuentra, que Taehyung lo sabe. Sabe con certeza que Jungkook es el hombre de su vida, y que es simplemente perfecto.

Todo en Jeon Jungkook es perfecto.

Y luce precioso. Luce igual de radiante que todas las mañanas que ha despertado a su lado. Luce igual de bonito que ayer.

Y no puede hacer más que sonreírle ampliamente hasta que sus mejillas duelen.

—¿Por qué me miras así, eh? —pregunta Jungkook de manera coqueta cuando se coloca justo a su lado.

Taehyung se inclina hacia él y coloca el cabello de Jungkook atrás de su oreja, a la vez que desliza una mano por su mejilla y la acaricia con dulzura.

—Luces perfecto —susurra antes de depositar un beso en su mejilla —. Te amo.

Y cuando la ceremonia comienza, Taehyung sabe que Jeon Jungkook es y siempre será lo mejor que le ha pasado en la vida.

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