Kim SeokJin es un adorable muchacho de apariencia hermosa que sin siquiera proponérselo ha dejado cautivado al rey, siendo llamado con regularidad a palacio por el monarca con la finalidad de cautivarlo y hacerlo su esposo. sin embargo, el amor no s...
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No pensaba asistir, definitivamente, él no pensaba poner un pie en Palacio, ni siquiera por respeto, ni siquiera por nada.
SeokJin se encontraba muy enfadado, realmente enfadado, con Yoongi por haberle mentido, consigo mismo por haberse dejado llevar y con el rey por haberle invitado a Palacio.
—Hijo, te buscan en la entrada —escuchó decir a su padre, quién le miraba con un brillo extraño.
SeokJin, un poco confundido ante aquello, pues nadie en el reino le iba a buscar nunca, camino hacia la parte delantera de la pastelería.
La mirada del pelinegro se encontraba pegada a sus manos, mientras limpiaba el betún de ellas con un trapo que sacó de su delantal, cuando sus pasos se detuvieron de golpe al ver quién le buscaba.
Vestido de blanco con aquel porte serio, el chófer del rey le esperaba paciente.
—Buenas tardes, joven Kim —dijo al tiempo que hacía una reverencia—. Me envían de Palacio a recogerle. ¿Se encuentra listo?
SeokJin le miró con una ceja elevada, respondiendo sin palabras a la pregunta del hombre.
Era obvio que no se encontraba listo, su atuendo lleno de harina, masa y betún lo comprobaba.
—Es decir —el hombre carraspeó—, puedo esperar a que se encuentre listo.
—Yo no...
—Oh, pero que descortés eres hijo —bociferó su madre—, mira que hacer esperar al caballero. Venga aquí, y tú, ¿Que esperas? —miro de manera asesina al menor, mientras conducía al conductor a una silla dentro del local—, Anda, ve a vestirte, no queremos hacer esperar al rey.
—Pero madre...
—Nada de peros, hijo, ve a vestirte —lo último lo dijo de manera fuerte, enviando un claro mensaje al menor.
SeokJin dió una fuerte respiración antes de girarse y abandonar el lugar.
♔
En cuanto camino a través de ese enorme pasillo lleno de árboles, SeokJin sintió la incomodidad hacerse presente en su persona.
Al llegar a la puerta de aquel lugar, el menor simplemente no sabía que hacer. ¿Que se suponía tenía que hacer? ¿Tocar a la puerta? ¿Esperar a que alguien le viniese a buscar?
La mano de SeokJin se encontraba a punto de golpear la gran puerta, cuando una voz le hizo detenerse.
—¿Pastelito? —un escalofrío le recorrió el cuerpo entero, los vellos de su piel se erizaron y la furia burbujero en su interior.
—¡Tú! —dijo girándose hacia la figura de negro—, mentiroso, aprovechado, manipulador, ¿Por qué lo hiciste?
—¿De qué hablas? —preguntó Yoongi, confuso ante las acusaciones del pelinegro—, ¿Qué haces aquí?
