Beth-Anne nunca ha destacado por su paciencia y su autocontrol. De hecho, ha destacado por todo lo contrario. Es una chica bastante inestable que lucha por controlarse a sí misma desde que es una niña. Muy pocas cosas hacían que se mantuviera establ...
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Hoy es el cumpleaños número veinte de Lydia Dawson. En realidad fue ayer, pero la cena familiar es hoy. Todas las cenas o comidas familiares que se hagan durante el año incluyen el pack "Dawson-Foster". Vamos, que mi familia y los Dawson contamos como una familia desde absolutamente siempre. Salvo el día de Navidad y Acción de Gracias, todas las comidas familiares son con ellos.
Hoy estarán los abuelos paternos de Alex y Lydia, John y Camille ―su madre―, mis padres, mi abuela Mary, mis hermanas y yo.
Tal y como he quedado con Su, ha pasado a buscarme para irnos juntas al barrio en el que viven tanto mis padres como los Dawson. Mi hermana vive con mis padres, pero había quedado con su actual lío en la casa de éste. Llegamos al cabo de diez minutos en coche y Susanne aparca delante de la casa blanca de los Dawson.
Caminamos hacia la valla del patio trasero y la abrimos. Siempre está abierta. Todos están en la cúpula sentados en la mesa y hablando. La cúpula es una recubrimiento transparente que colocan los Dawson fuera en el jardín para poder hacer comidas o cualquier cosa en el exterior cuando no hace buen tiempo. Mi hermana abre la puerta de la cúpula y entramos.
―Hola ―saludamos ambas a la vez.
Alexander aún no está aquí.
Los saludo a todos con un corto abrazo, menos a Lydia que la espachurro y beso su mejilla un par de veces. Ayer ya la vi, le di mi regalo y la felicité, pero de todas formas no me importa achucharla de vez en cuando. Me siento al lado de mi abuela Mary y beso su mejilla.
―¿Cómo estás, abuela? ―pregunto mientras acerco mi silla a la mesa.
―Genial, niña ―me dice con una sonrisa. Susanne se sienta al otro lado de la abuela.
―¿Qué hay, abuela?
―¿Qué salutación es esa? ―pregunta mi abuela dándole un leve codazo a mi hermana, haciéndonos reír a ambas.
―¿Cómo está usted, abuela?
―Prefiero que me digas eso de "qué hay" antes que tratarme de usted ―dice con cara de asco.
La abuela nos hace un interrogatorio al puro "Estilo Mary" y nosotras le respondemos todo lo que nos pregunta. Es nuestra manera de ponernos al día. Aunque hablamos continuamente por teléfono o yo la voy a ver a su casa, ahora lo hacemos menos porque no tengo tanto tiempo como cuando estudiaba.
La puerta de la cúpula se abre y por ella aparece Alexander que saluda animado a todos.
Lleva puesto un jean negro y una sudadera gris con un logo que algo que desconozco en el centro. Su pelo, como de costumbre, está despeinado. Está guapísimo. Como siempre.
Saluda a todos uno por uno con un abrazo y cuando llega a mí, me abraza por la espalda y lo hace durante unos segundos más que con el resto. Deja un beso en sien antes de pasar hacia mi abuela. Mi mirada se topa con la de Rosanne que me mira con el ceño algo fruncido. A ver si encima se va a poner celosa de que su mejor amigo me de un beso.
