8. Sky

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-Sky, ¿se puede saber qué hacías ahí subido?

El enfado del Hermano Motum era más que obvio. Sus ojos verde esmeralda estaban inyectados en sangre y su cabeza sin pelo se estaba poniendo roja. 

-Lo lamento, Hermano Motum. Le prometo que nunca volverá a pasar. Es que ya sabe como admiro sus poderes y los del resto de los Hermanos, y me parecía una oportunidad espléndida para contemplar sus capacidades. Al fin y al cabo, ¡está usted instruyendo a la famosa Nigromante!

Sky miró a Arianne de arriba a abajo. Era un chico de unos veinticinco años, con el pelo negro y muy largo, le llegaba hasta más de la mitad de la túnica de color rojo escarlata que llevaba puesta. Era muy alto y llevaba unas gafas con la montura dorada que, sumadas a la túnica, le daban un aspecto bastante peculiar. 

-¡Hola! - le dijo Sky a Arianne. Ella le devolvió el saludo y Motum intervino.

-Nigromante, este es Sky Langbert. Empezó a trabajar como heptriano hará ya ocho años, y siempre se ha encontrado fascinado por todo lo que rodea a la Antiquísima Orden. Tan fascinado, que no duda en colarse en el jardín mientras estoy realizando una tarea tan importante como mostrarte como funcionan mis poderes.

Motum miró de reojo a Sky, reprendiéndole con esos ojos más verdes que cualquier planta de la selva del Amazonas, y Sky se ruborizó en cuestión de segundos. En su cara apareció un gesto de profundo y sincero arrepentimiento.

-Lo lamento de verdad, Hermano Motum -se disculpó Sky-. No volveré a molestar a ningún hermano ni a la Nigromante durante su instrucción, de verdad. Y aceptaré sin rechistar cualquier castigo que usted crea conveniente.

-Ya sabes que los Hermanos no somos partidarios de castigar a los heptrianos. Prométeme que eso que has dicho es verdad y déjanos a Arianne y a mí continuar con la clase.

-¡Se lo prometo, Hermano Motum! Gracias por su compresión.

Sky se alejó de ellos y salió por el cuadro por el que Dean y Arianne habían entrado esa mañana, pero antes de cerrarse del todo, Sky asomó la cabeza y se dirigió a Arianne.

-Nigromante, ¿sería posible visitarla en sus aposentos cuando acabe con la instrucción? Me encantaría conocer más de usted.

-Sky, -contestó Motum- la Nigromante tiene asuntos más importantes que atender que la curiosidad de un simple heptr...

-¡No! - intervino Arianne - No se preocupe hermano Motum. Aunque la manera en que nos hemos conocido Sky y yo ha sido un tanto extraña, no me importa en absoluto hablar luego un rato con él.

Motum puso cara de condescendencia y contestó con una mirada que decía "lo que usted desee".

-¡Muchas gracias de verdad, después de la cena iré a visitarla! - exclamó Sky, y acto seguido despareció por el cuadro.

Arianne se instruyó en el acto del Resurgimiento con Motum durante dos horas más. Motum la enseñó que las palabras necesarias para llevar a cabo el Resurgimiento eran: "Bumalik Ka Na Ulit Lilipad", qué significaban "Vuelve, revive, vuela" en un idioma muy antiguo, ya olvidado.

Motum arrancó unas magnolias de un arbusto cercano. Pidió a Arianne que las incendiara con piromancia y, cuando estuvieron carbonizadas, sopló las cenizas en todas direcciones. 

-Aplica el Resurgimiento y devuélvenos a esas magnolias - pidió Motum -.

¿Cómo pretendía el Hermano que hiciera eso? Ahora mismo esas flores eran polvo de ceniza esparcido por todo el jardín secreto. Arianne probó a decir las palabras que Motum le había enseñado, pero no funcionó. Supuso que primero debería reunir toda la ceniza posible, y tuvo una idea. Utilizando los poderes que ya había aprendido de Motum, creó cuatro palmeras pequeñas en las esquinas del jardín, y las obligó a doblarse, de manera que su tronco formara un ángulo recto. Acto seguido, comenzó a dar vueltas a sus brazos en el aire muy rápido, y las copas de las palmeras se pusieron a girar a la misma velocidad. Cuatro corrientes de aire fueron provocadas así, y Arianne contempló con regocijo como pequeñas nubes de ceniza se acercaban a la fuente, al centro del jardín. Cuando la mayoría estuvieron amontonadas dejó de girar los brazos y se acercó a la fuente. Se arrodilló y dijo en voz baja "Bumalik Ka Na Ulit Lilipad". Cuando miró a las cenizas, un pétalo blanco había aparecido sobre ellas.

-¡Muy bien! - vitoreó Motum - ¡Di las palabras más alto, dilas!

Arianne cogió aire y gritó al cielo "BUMALIK KA NA ULIT LILIPAD". Cuando bajó la mirada, seis magnolias perfectas reposaban en el borde de la fuente. No había ni un rastro de ceniza. 

Motum felicitó a Arianne, dio la clase por terminada y se despidió de ella. Arianne recogió las seis magnolias y las unió en un ramo atándolas con una ramita de fresno, un árbol con una corteza muy flexible. Salió por el cuadro y se dirigía a sus aposentos cuando, al girar una esquina, se chocó con Sky. Ambos terminaron en el suelo y a Sky se le cayó un tarrito con lo que parecían unas perlas negras del tamaño de uvas. Lo cogió apresuradamente, como queriendo esconderlo sin que Arianne viera lo que era, y la ayudó a ponerse en pie.

-¡Nigromante! - dijo Sky -. Justo ahora me dirigía hacia tu habitación. Permite que te acompañe.

-Será un placer - dijo Arianne, escéptica e intrigada por el contenido del tarro -. Espero que no te importe que me de un baño antes de charlar, la clase de Motum ha sido agotadora.

-Sin ningún problema Nigromante.

Cuando llegaron al cuarto de Arianne, esta invitó a Sky a sentarse mientras ella se aseaba. Cuando hubo acabado, salió del baño y se encontró a Sky mirando en un cajón.

-¿Sky? ¿Buscas algo?

-¡OH! - gritó Sky, asustado y sonrojado -. No esperaba que tardase tan poco, Nigromante. Disculpa, tan solo estaba admirando esta pulsera.

Levantó una sencilla pulsera que su madre la había comprado como souvenir en un viaje a Bulgaria hacía dos años. Arianne se encontró extrañada por cuánto fascinaba a Sky una pulsera que no habría costado más de dos libras, pero no le dio mayor importancia. 

-Bien Sky, ¿decías que querías saber cosas acerca de mí?

Y esa pregunta fue la que hizo que Arianne se pasase dos horas y media contándole cosas de su vida a ese extraño chico. No sabía por qué, pero le transmitía una confianza muy peculiar y se sentía a gusto con él. Lo curioso fue que las preguntas que Sky tenía preparadas para la Nigromante eran un tanto extrañas. Ella se esperaba que le preguntase sobre aspectos como sus sentimientos en ese momento en que su vida había cambiado tan de repente, sus dificultades en las clases con los Hermanos o su vida en Násium. Pero Sky preguntó cosas como cuál era su comida favorita, cuál sería su regalo de cumpleaños ideal o con qué miembro de su familia se quedaría si se viera obligada a matar al resto. Fue una conversación un tanto siniestra, pero Arianne contestó a todo como si conociera a Sky de toda la vida. 

Pasada la medianoche, Sky terminó con su entrevista y se marchó, no sin antes dar las gracias a Arianne por dedicarle un rato de su tiempo. "Por fin", pensó Arianne. No era que estuviera harta, era que Dean le había pedido que se reuniera con él por la noche en el jardín. Se lo dijo justo antes de comenzar las clases con Motum, cuando él y ella estaban en dicho jardín. Arianne salió de su cuarto y caminó por los pasillos de Násium sigilosamente cuando vio una luz que salía de debajo de una puerta. Se acercó por curiosidad y vio un cartel al lado de la puerta en el que ponía "Almacén privado de heptrianos". Arianne abrió unos centímetros la puerta y ojeó en el interior de la sala. Solo había una persona: Sky, y estaba guardando en un saco unas sustancias que Arianne no supo identificar. Metió al saco al menos veinte frascos del tamaño de una taza, cerró el saco anudando una cuerda y se dirigió a la puerta. Arianne salió corriendo y volvió a su cuarto. No sabía que estaba haciendo Sky, pero no parecía algo normal. Era casi obvio que estaba robando esas sustancias, sino, ¿por qué iba a llevarse algo de un almacén privado a altas horas de la noche? Decidió que no volvería a salir de sus aposentos esa noche y confió en que Dean no se enfadase demasiado con ella por haberle dejado solo, esperando en el jardín.

La NigromanteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora