YAEL
Con Chantal llevamos unos minutos hablando sobre su día, la escucho con atención y la miró sin perderme ningún detalle mientras me platica, al terminar, ambos quedamos mirando el mar en silencio. No puedo evitar pensar en si decirle que me gusta o no. De por sí, ella ya lo sabe, lo sé, pero es muy distinto a que yo me le declare, ¿quiero tener algo con ella? Claro que sí. Pero no sé, no soy cobarde, si es cierto que me da miedito que me rechace, no sé si decirlo por que....
Por qué....
No tengo ni puta idea de por qué no le digo.
Siempre me como la cabeza más de lo necesario, me pienso mucho las cosas, pero a la vez en momentos simplemente lo dejo ser. Soy un desastre. Suspiro en frustración y me paso la mano por la cara, —Chantal...—ella me mira, no estoy nervioso, pero sí confundido, debatiéndome en que hacer o decir.
—Sí?
Vamos Yael, dile.
Abro la boca para soltarlo de una buena vez, pero me interrumpe, —Ya sé que te gusto —mueve sus pies de atrás para adelante y me sonríe como si yo no estuviera por morir de un paro cardiaco.
—Se que lo sabes, —suspiró de nuevo y miro mis pies como si fueran lo más interesante del mundo, —Chantal, no me gusta andar con rodeos, y sé que a ti tampoco, —al decir todo esto alzó la mirada y la miró fijamente, seré sutil, — Me gustas mucho y quiero saber si yo te gusto.
Ah, bueh, un premio a Mr. Sutileza
Ay, por favor, también soy humano, déjame ser.
¿El ridículo?, si, te dejo ser siempre.
JA JA JA, que gracia causas.
Miro a mi pelinegra que no sabe que es mi pelinegra y noto la duda en su mirada, —No debes responder si no quieres, pero tenía que preguntar, me gustas más de lo que creía, y sé que no hablamos mucho y también sé que es muy probable que no te guste, así que no te sientas presionada a decirme algo lindo porque me ves así todo vulnerable y besable, —ella suelta una risa y me río junto a ella, — Enserio lo digo.
—Bien señor, super besable y vulnerable, —la diversión en su voz es clara y estoy dudando de que esta chica sea la Chantal de hace unos días. —Si me gustas.
—Ah perfecto, seremos grandes a....— me callo al segundo y la miró perplejo, —¿Perdón que dijiste?
Niega con la cabeza y sonríe y yo de verdad siento que veo un ángel. —Dije que tu también me gustas Bombero, —yo estoy mudo, —Me gustas desde que sueles decir....
—¿Chantal, me ayudas? —término por ella y ambos sonreímos, no puedo creer que esto esté pasando. Es muy raro, es surreal.
Un celular empieza a sonar, es el de Chantal, ella lo revisa, pero no contesta, hace una mueca de amargura, me da un beso en la mejilla, se levanta y sacude sus manos, —Tengo que irme, luego te escribo. —sonríe y empieza a caminar y yo estoy más pasmado que mecha de fin de año.
—Wow.
No tengo idea de cómo sentirme, estoy contento y mucho, pero fue raro y como soy yo, pienso en eso por unos cuantos minutos, porque ya saben cómo es uno, no se cree cuando algo así le pasa, e intenta hacerse menos o en mi caso bajarse de las nubes llenas de ilusiones que se formaron en mi al haberla escuchado decir: Tu también me gustas bombero.
—Dijo que yo también le gusto ¡Seeeeeee! —suelto emocionado al aceptar que la chica que me gusta, también gusta de mí. En mi emoción, agarro mi celular, veo la hora y me percato que son las nueve recién, no ha pasado mucho tiempo. Busco el contacto de mi mejor amigo y le marco.
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Chantal, ¿me ayudas?
Teen Fiction-Chantal. - dice en forma de saludo. Él es muy lindo. -Bombero. - le devuelvo el saludo y sonrio levemente. Está intentando poner un cartel en la arena, tiene problemas para hacerlo, como siempre, es algo torpe. Me mira nuevamente y se lo que dirá. ...