My angel|| YoonMin

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Normalmente, el que alguien hiciera que Jimin se sintira mal por quien era en verdad, era muy comun, pero aun asi, el pequeño chico de cabellos llamativos no sabia como superar aquel dolor que hacia que su corazón se hiciera pequeño, tratando de ocultarse de los golpes psicológicos que esos desprecios y palabras le causaban a Jimin.

—Puedo acompañarte a casa — Uno de los compañeros de Jimin, TaeMin, quien era mucho mayor que el, aun lo consolaba — En verdad, si tu lo pides puedo hacerlo.

—Hyung...— El menor aun tenia la voz ronca por el llanto que apenas había logrado detener— Yo puedo irme solo, soy un adulto ahora...— El decir aquellas palabras le dolían a Jimin

—Para mi, aun eres un pequeño— TaeMin, lo miraba con dulzura 

—Pero, para los demás no lo soy. Para los demás, solo soy...—TaeMin no le permitió terminar aquella frase 

—No digas lo que creo que vas a decir...—El pequeño de mijillas regordetas solo miraba a su mayor apenado— Las personas suelen decir cosas que duelen, porque les aussta lo que es diferente a lo que ellos conocen. Pero, ese es un gran defecto que tenemos las personas, solo vemos lo que creemos que es malo, y por culpa de esos prejuicios... No podemos ver lo bello de las demás personas, y cuando digo que eres el chico mas especial que he visto en mi vida, lo digo de verdad. No solo eres bello por fuera— El mayor miro al frente mientras sonreia— Eres bello por dentro, tienes los sentimientos mas bellos, eres de esas personas que siempre estarán ahí para ti, eso, es algo que admiro de ti. A pesar de todo lo que pasas, de los insultos y la poca apreciación que te tienen algunas personas, aun sigues ahí, de pie, dispuesto a ayudar y escuchar a quien lo necesita— TaeMin lo miro y tomo la mano del pequeño— Me gustaria ser la mitad de valiente de lo que eres tu, me gustaría ser la mitad de fuerte de lo que eres tu.

Jimin sentía como sus mejillas se calentaban, nunca le habían dicho cosas tan lindas como las que su Hyung le acababa de decir, por un momento se sintió especial y querido por alguien, alguien que no fueran sus padres, alguien que no tuviera el compromiso y el deber de quererlo. Era un sentimiento que se sentía cálido, el tacto de sus manos con las de su mayor era agradable, se sentía seguro, una sonrisa se dibujo en sus labios.

—Nunca me habían dicho algo tan lindo...— Jimin soltó una risita 

—¿Nunca?— El joven de cabellos rubios estaba puramente sorprendido por la confesión del menor

—Nunca, es la primera vez que alguien me dice algo así— Jimin soltó las manos del mayor— Gracias por levantarme los animos, en verdad, gracias...

—Tu siempre has estado para los demás, creo que es hora de que alguien este para ti— El joven rubio miro al de cabellos escandalosos— ¿No lo crees?

—No estoy muy seguro de eso, siempre que ayudo a alguien, nunca lo hago esperando algo a cambió— Afirmo el menor

—Pues, ahora, tendras algo por ser quien eres, simplemente por eso— Ambos sonrieron 

Después de unas horas, llego el momento que todos los camareros esperaban, la hora de cerrar, después de cerrar, Jimin se despidió de todos y emprendió su camino a su casa, de seguro sus padres lo esperaban, siempre era así, no importaba la hora sus padres siempre lo esperaban despiertos.

Jimin caminaba con los audiculares puesto y con la rosa en sus manos, aun se preguntaba si en verdad tenia a un admirador o admiradora secreta, o si tal vez alguien jugaba con sus sentimientos, pero, fuera cual fuera la respuesta, las rosas eran siempre igual de hermosas.

Mientras caminaba, sentía que alguien lo miraba, se paro y miro a su alrededor, pero ni un alma caminaría por aquel lugar a altas horas de la noche, se encogió de hombros y siguió con su camino, aun sentía que alguien lo seguía pero seguía ignorando aquella sensación, después de unos minutos llego a su casa, camino hasta la entrada, abrió la puerta y antes de entrar miro a sus espaldas, aun nada, nada ni nadie lo seguía pero el estaba seguro de que algo o alguien lo observaba desde la oscuridad.

La simple idea de que alguien lo estuviera siguiendo y que ahora supiera en donde vivía le erizo la piel, entro a casa y cerro la puerta, al entrar a su casa un aroma dulce y delicioso le dio la bienvenida.

—¡MOCHI!—Un pequeño de unos 6 años corría al encuentro del mas alto 

—Ey, deberías de estar en la cama— Jimin cargo en los brazos al pequeño

—Mamá se siente mal, papá esta en el trabajo, así que no tengo a nadie que me arrope—Hablo el pequeño 

—Sube, yo lo hare— El menor deposito un beso en la mejilla de Jimin 

Jimin bajo al niño y este salio corriendo escaleras arriba, siguió el rico aroma hasta la cocina, donde miro a su madre sentada en una silla, se miraba tan cansada.

—Mamá, ya estoy en casa — Anunció el entrando a la cocina 

—Hijo...—Le sonrío ella 

—Mi hermano me dijo que te sentías mal...—El caminó hasta ella—¿Donde esta papá?... JiHyun me dijo que estaba en el trabajo, pero ya no son horas de que el este en el trabajo...

—JiHyun ya te dio la respuesta, tu padre esta trabajando, surgió algo, yo le insistí para que se fuera — La mujer sonreía a duras penas — No te preocupes...

—Ven, te llevare a la cama

Jimin, llevo a su madre a su habitación, cuando el salio de la habitación ella dormía. Fue a la habitación de su hermano menor, lo arropo, espero a que se quedara dormido, apago las luces y salio de aquella habitación, bajo por sus cosas y por un poco de comida, aunque no tenia mucho apetito.

Volvió a su habitación, entro y dejo la puerta abierta para así poder escuchar si alguien lo llamaba o llegaba su padre, saco sus cosas y comenzó a hacer tareas y trabajos pendientes.

Mientras hacia sus deberes, no podía dejar de taradear aquella canción que había escuchado aquella tarde, en aquella bella presentación de piano. Después de un rato había terminado su comida así como sus deberes, se puso su pijama, reviso una ultima vez a su hermano y madre, y se fue a la cama, cayó rendido, que no se dio cuenta cuando el pequeño JiHyun había decidido dormir con su hermano mayor esa noche.