Una explosión de alegría estallaba hasta en el más minúsculo de los resquicios de Venezia. No resultaba tan complicado dejar atrás lo relativo a la muerte del tío Raúl... Era un filme... El celuloide, sobre el cual se plasmó, permanecía allí, esperándome. Los recuerdos: grabados a fuego lento, en mi memoria... Ahora vivía otra película, la del carnaval veneciano... Lo entiendes, ¿verdad? Sé que suena egoísta. No le expliqué a los mayores, especialmente a mi madre y Gonzalo, cuáles fueron los sucesos reales. No los molesté al verlos inmersos en la organización del funeral. Quizá no fue acertado dejar que el tiempo pasara... ¿Sabes? Vuelvo a decírmelo una y otra vez. Debí ser más responsable.
—Llevaba caminando media hora detrás de la familia cuando, de improviso, tropecé. Me caí al suelo y grité: ¡jolín! El chico mayor giró y se me acercó... Me ayudó a levantar. Tendría alrededor de trece años...
—¿Eres española? Nosotros también —me dijo, entusiasmado—. ¿Estás sola?
—Mis padres están cerca pero me aburro con ellos —mentí—. Quiero que me pase algo interesante. Como a Harry Potter. ¿Y tú?
—¿Por eso nos sigues? —se rió y luego preguntó, tocándose la roja cabellera—: ¿Para que nosotros seamos los Weasley?
—¡También! —expresé, largando una carcajada—. No tengo hermanos y me aburría paseando sola por aquí. Vosotros sois muy divertidos. Llevo rato viéndolos.
—¡Bah, mis hermanos no, son un coñazo! —se quejó—. ¿Qué te parece si me escapo contigo?
—¿Y si se enfadan? —quise saber.
—Pues lo mismo que tú —expresó, riéndose—. Les digo que me perdí. No me creo que te dejen andar sola tan pequeña.
—¡Me has pillado! —reconocí.
—Ya, pero lo de perderse es creíble. Hay mucha gente por aquí.
—¡Genial!
—¡Adelante, entonces! Vamos a buscar aventuras... Creo que sé por dónde empezar... Por cierto, me llamo Diego...
—¡Sí, sí, sí! —exclamé, dando palmas—. ¿A dónde vamos? ¿Qué es lo más divertido? ¡Ah, me olvidaba! Mi nombre es Florencia.
—Muy bien, Florencia, dame la mano —me ordenó—. No le tienes miedo a los fantasmas, ¿verdad?
—Nooooo, vivo al lado de una mansión con muchos fantasmas dentro —le dije—. En Madrid.
Al traer a la memoria estas imágenes, revivía los acontecimientos: les daba cuerpo, dejaban de ser espectrales. Las fosas nasales se me inundaban con los aromas. Perfumes, incienso, humedad. La piel se me ponía de gallina: se anticipaba a los descubrimientos que haría en esta tierra extraña. El agua de la laguna de Venezia me salpicaba...Podía, inclusive, sentir la mano del chico apretando la mía. Ahora. Sentada debajo de la araucaria con Christian y Pire...
Diego y yo nos perdíamos en encrucijadas y calles entrecortadas. Algunas, atravesadas por canales. Zigzagueábamos. Eludíamos a personas que parecían a punto de atropellarnos. Se notaba que esta empresa la tenía muy meditada. Le faltaba un pequeño empujón. Yo se lo di. Daba la sensación de que el muchacho había estudiado con minuciosidad nuestro lugar de destino, pese a lo errático que pareciera nuestro recorrido.
—Es ahí —me indicó, impresionado—. Ca'Dario...
NOTA
¡¡Que paséis genial!!
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LA MAGIA DE LA IMAGINACIÓN (novela terminada).
Teen FictionTal vez tú desearías estar en mi lugar: soy una chica que, ante una situación difícil, difícil de verdad, puedo teletransportarme. La primera vez fue después de ser testigo de un asesinato. Y la más curiosa me sucedió esa noche, después de hacer el...