CAPÍTULO 14

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POV AMÉRICA:

Estaba sentada en silencio en un sillón apartado de la sala de los Mackenday, los demás también estaban aquí, distribuidos en por toda la estancia con copas en la manos, después del anuncio que dio Maxon en el Report, ellos no podían estar más emocionados, la tercera etapa había empezado y con el mejor pie, el rey quería un acuerdo, por eso su invitación para Noris, el problema fue que no solo lo invitó a él.

-Para haber sobrevivido el primer asalto no luces muy contenta- me dijo Georgia sentándose a mi lado- hubieses preferido la otra opción

-No seas tonta- le respondí forzando una sonrisa que no me la creí ni yo- claro que estoy contenta

-Pues no parece- se sentó a mi lado y me ofreció la copa de champagne que vacié apenas la puso en mi mano- ya dime qué es lo que te pasa- evité su mirada, fijando la vista en la alfombra, la verdad es que ni yo misma sabía el porqué estaba así.

-No creí que volvería a verlo- le susurré, ella dejó su copa y cogió mi mano- le prometí que jamás volvería a verlo

-Pero... porqué- preguntó confundida

-Él dijo que esperaba nunca más volver a verme, la noche de la elección- le comenté, recordando ese espantoso día y los acontecimientos que desencadenaron aquello- y yo le prometí que lo cumpliría- cerré los ojos y reprimí las ganas de llorar, NO, NO AMÉRICA, YA LLORASTE DEMÁS

-Eso lo dijo en un momento de cólera, al igual que tú, hace más de un año- dijo- además las circunstancias son muy distintas, no es un escenario que hayan planeado, no tú al menos- su mano dejó la mía para rodearme los hombros con su brazo, apenas y ya se le notaba la pancita de embarazada- Sé que es muy probable que tengas sentimientos encontrados al verlo, pero tienes que recordar el porqué vas a ir a palacio- "Como si pudiera olvidarlo"- ademas, Noris estará contigo- el tono en su voz, nos hizo soltar una risita de niñas a las dos- así que tú y el señor hielo

-No sé exactamente que es lo que...

-Es mejor así- dijo ella- no le des un nombre si aun no estás segura, lo que tenga que ser será, es la primera vez en mucho tiempo que veo a Noris realmente feliz- lo busqué con la vista y mis azules se encontraron con sus grises, sonrío y me saludo con la mano; estaba junto con August y Harrys, que dejando sus copas de lado habían pasado a beber de las botellas de cerveza

-Yo también estoy feliz- le dije, y ella asintió complaciente- desde cuándo te volviste tan sabía

-Desde que tu bebes y yo no- contesto seria,- solo recuerda que eres nuestra mejor arma, el AS bajo la manga que ni nosotros sabíamos que teníamos

-Eso no es cierto

-Pero claro que lo es- dijo ella- sin ti, aún seguiríamos robando libros y tirando piedras a la ventanas de palacio, sin conseguir nada realmente. Te volviste nuestra aliada aún sin conocernos de nada, nos diste ayuda con Italia, y eras nuestra informante sin siquiera saberlo, eso fue culpa del señor Singer- aclaró- y nosotros confiamos en ti, es por eso que cuando August y yo fuimos a ver a Maxon pedimos también hablar contigo, por eso queríamos condicionar a Maxon y su elección, te preferíamos incluso ante nuestra enviada. Irradias confianza Mer, eres fuego que simboliza lucha, nosotros lo vimos, todo Illéa lo vio creo, con lo de tu amiga.

-Estás exagerando, solo soy una cinco que participo en la selección

-Ese es el asunto- dijo- tu ya no eres una cinco, ni mucho menos una chica que solo formó parte de la selección, eres una dos, América Singer la estrella musical, formaste parte de la Élite, y ahora eres el símbolo e imagen de una revolución, nuestra  estrella del norte, no olvides nunca eso, eres el As que Noris mantuvo escondido, cuando quisimos reclutarte no teníamos idea de como hacer contacto, Marinella dijo que se encargaría de ello, y con August elaboramos hasta una presentación para convencerte, porque claro no teníamos ni la menor idea de la carta de tu padre, creímos que nunca lo escribió- siguió y hasta solo una risa- y resulta que Noris tenía esa carta, la tuvo todo el tiempo y no dijo nada; a veces odio a los perfiladores y todos los misterios que se guardan- asentí, hasta este momento no había caído en la cuenta de todo lo que representaba, ni de todo lo que había dejado de ser, mucho de todo en lo que me había convertido; me aterraba que Georgia dijera que era el rostro de una revolucción, "la estrella del norte", como el poema de mi padre; pero a la vez me llenaba el pecho de orgullo saber que estaba contribuyendo a un cambio tan grande e importante- Pero bueno, ya fue charla demás- se puso de pie y me jalo- Oye Merid, pon algo de música- la muchacha castaña que estaba cerca del estéreo obedeció, una melodía armoniosa y movible empezó a sonar por los parlantes- a bailar pelirroja.

******

Estábamos dentro de la limusina negra que nos trasladaba a palacio, por más que intentaba no podía aplacar mis nervios, agradecí tener pañuelos en mi bolso para secarme el sudor de las manos.

-¿Estás bien?- dijo Noris poniendo su mano en mi rodilla, calmando el movimiento inquieto de mis piernas, esbocé una sonrisa que él correspondió y asentí

-Sí- suspiré- solo estoy algo emocionada

-Te ves muy hermosa esta noche- recorrió sin descaro alguno todo mi cuerpo, por un momento fue como estar desnuda, a pesar de saber que llevaba puesto un hermoso vestido largo de color beage, sobre la falda había tul de estrellas de ocho puntas y en la parte de arriba iba ceñida al cuerpo protegida por tela blanca satindada; un hermoso conjunto acompañado por un buen recogido de pelo con algunos mechones sueltos; Noris llevaba un traje de gala de tres piezas de un azul oscuro, y la insignia de estrella cayendo del bolsillo.

-Tu estás muy guapo- dije y ambos volvimos a caer en un silencio incómodo, no podía creer que estaba a minutos de volver a verlo, por más que intentaba calmarme mi corazón parecía querer salir del pecho. 

-Le falta algo a tu look- dijo y sacó del bolsillo interno del traje una pequeña cajita aterciopelada, me la tendió y la abrí, había un anillo de oro de una estrella de ocho puntas.

-Es hermoso- susurré al ponérmelo, él me enseñó su mano derecha, en su dedo meñique llevaba también el anillo de una estrella, bañado en oro negro

-Estamos igual- se acercó más a mi y tomando mi rostro entre sus manos me besó- eres la estrella del norte- susurró sobre mis labios

-Y tu el rostro de una revolución- le respondí, ambos sonreímos ante los apelativos que los medios ya nos habían impuesto. El auto paro frente a los jardines del gran palacio de Ángeles y el nudo que se había desecho en mi estómago volvió a formarse, "Iba a volver a verlo, de verdad, estaba a punto de verlo" solo deseo tener la fortaleza de enfrentarlo en su nueva vida, me imagine este momento tantas veces y seguía sin estar preparada para ello, estaba a solo segundos de encontrarme de nuevo con Maxon.

-¿Lista?- preguntó, comprendiendo mi nerviosismo, esta vez su mirada dura y dulce a la vez, no logró calamarme.

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LA REBELDEWhere stories live. Discover now